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atardeceres

Diarios de Beautiful Mont 3

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Una de las cosas extraordinarias de Beautiful Mont son los atardeceres sobre la playa. Desde que llegamos no nos perdimos ninguno, ni siquiera cuando estaba lloviendo. Uno lo observamos caminando mientras íbamos con dirección hacia el faro. Lloviznaba de manera constante pero muy poco. El mar estaba subiendo sobre una playa que suele ser muy ancha. Había huevos de pescados en la arena y Gustavo, Santiago y yo íbamos hablando de la historia de las edificaciones  que hay sobre la costa. Una casita hecha con las paredes adornadas con caracoles. Otra toda de color verde, que lucha contra las embestidas de la sal, el aire húmedo, la arena. De pronto una capa oscura de nubes se cernió sobre el horizonte como en el comienzo de la película Día de la independencia, cuando los extraterrestres arrojan la sombra de su poderosa flota sobre Estados Unidos. Detrás de ese horizonte estaba cayendo el sol. Entre la panza de las nubes y la línea del horizonte una línea de sol pegaba y contrastaba contra unas rocas que estaban en un costado de la playa. Cuando cae el sol en Beautiful Mont  el aire cesa, no hay viento. Da la sensación de que las cosas se detienen. Vivimos pensando en la forma de quedar en la historia, pero a la historia no le importan los mortales. El atardecer te habla de algo más inmediato: de cómo vivís el presente, con todos tus sentidos. De producir y drenar experiencia. Es decir, saber que lo que estás viviendo y que está siendo captado por tus sentidos va a morir con vos. Otro atardecer maravilloso, sin lluvia, se dio al segundo día: cielo celeste intenso, caída del sol como una moneda dorada que depositamos en un videojuego para que funcione. Y una película sobre la tela del cielo hecha de dramatismo e implacable potencia. Otra vez el cese del viento cuando el sol se esconde y la oscuridad que empieza a emerger mientras en una punta de la playa, a lo lejos, sobre las calles del centro se encienden las luces de los edificios como se enciende una resistencia eléctrica para calentar el agua. (To be continued)