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Elecciones 2019

La dimensión desconocida

consenso federal 20190818
Consenso Federal. Una buena elección y puede aspirar a más. | CEDOC.

Conjeturar sobre el porvenir inmediato de la República Argentina casi obliga a referirse al mito de la Caja de Pandora. La reacción de los mercados ante las proporciones de la victoria Fernández-Fernández; las torpes declaraciones posteriores del Presidente Macri y la intransigencia de ambas partes, que continuaron en campaña electoral en lugar de asumir que la realidad invita al diálogo, indican que cualquier cosa puede pasar.

Puede incluso que alguna Musa inspire a los principales dirigentes políticos y que el diálogo comience durante la campaña electoral. Musas aparte, es la razón la que indica que dialogar conviene a todos. A los Fernández, porque deben conservar los votos que arrebataron al oficialismo y, sobre todo, porque si la crisis económico-financiera se precipita, de llegar al gobierno serían responsables de resolver vaya uno a saber qué clase de estropicio. Algo así en la base, aunque muy distinto en protagonistas y circunstancias políticas, como la hiperinflación de 1989 y la transición Alfonsín-Menem. O algo parecido al 2001… Tal como está hoy el mundo, todo puede pasar.

El diálogo también conviene al gobierno, porque si se calma el mercado puede aspirar a recuperar parte de los votos perdidos y hasta soñar con una segunda vuelta. Algo muy difícil, pero en ese clima y aún perdiendo el gobierno, Cambiemos podría continuar su camino. En cambio, si debe transferirlo en medio de una debacle, estallaría la por ahora latente crisis interna.

En este contexto, la Alianza de centro-izquierda Consenso Federal, que encabeza Roberto Lavagna, hizo una elección entre buena y discreta; 8,23% de los votos.  Pero puede aspirar a más, ya que por su composición y desde su mismo nombre, expresa la  necesidad de algún tipo de diálogo republicano, al margen de las disputas políticas. Lavagna tiene además el prestigioso antecedente político-profesional de haber sido parte decisiva en la salida de la debacle de 2001. Así, las posibilidades de que Consenso crezca en la primera vuelta de las presidenciales parecen buenas, sobre todo si se agudizan las disputas entre los dos principales candidatos: si Macri sigue haciendo campaña responsabilizando de la debacle financiera a quienes votaron a Fernández y éste responde con el estilo y herramientas de La Cámpora. Lavagna inició pues campaña declarando que aspira a superar a Macri en la primera vuelta. La pregunta es pues, por ahora, si habrá diálogo durante la campaña electoral.

Pero las cosas pasan tan rápido en este país, que en la tarde del miércoles 14, mientras se redactaban estas especulaciones, la tele daba cuenta de las medidas económicas dispuestas por el gobierno en el intento de tranquilizar a los sectores que más sufren; de la autocrítica de Macri por sus primeras declaraciones; de su asunción de culpas y de un tweet dando cuenta de algunos buenos resultados de una llamada a Alberto Fernández.
Confieso que tuve el reflejo profesional de rehacer la nota, ya que ciertas conjeturas pasaban a ser datos de la realidad. Pero me dije que dejarlo así, compartiendo la anécdota con los lectores, sería la prueba de que hoy por hoy todo puede pasar en Argentina. Las elecciones estarán cada día más cerca, las encuestas volverán a hablar y crecerá el nerviosismo. También puede que aunque el diálogo se profundice, los mercados no se calmen.

Queda por saber qué haría Cristina Fernández ante un eventual diálogo republicano, ya que cualquiera fuese su forma y alcance, saldría perjudicada. Ocurre que tanto para competir como para gobernar, todos deben apoyarse en ese oscilante “centro” ciudadano, del que ella está apartada. Así, con La Cámpora y lo mucho o poco que le quede, Cristina podría declarar la guerra y complicar o desbaratar todo. También podría negociar la paz, a cambio de algo ventajoso en sus asuntos con la Justicia.

Como en la dimensión desconocida, en Argentina todo es posible.

 

*Periodista y escritor.