COLUMNISTAS

La contradicción de Cristina

Antes de comenzar, un “insert”. Por si alguno vivió el tormento y el temor del desamparo, la presidenta electa se encargó de poner fin a esto que, como vivencia, siempre es dramática.

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Antes de comenzar, un “insert”. Por si alguno vivió el tormento y el temor del desamparo, la presidenta electa se encargó de poner fin a esto que, como vivencia, siempre es dramática. Así que ya comunicó que, en su gobierno, “Lassie” seguirá. Como se ve, una vez más, es “el cambio que no cambia”.
La semana que pasó tuvo su momento político más intenso durante la sesión en la que se trató el tema de la prórroga de la Ley de Emergencia Económica, ocasión en la que quedó expuesto, nuevamente, el doble discurso que es parte esencial del estilo K.
Veamos.
La así llamada Ley de Emergencia Pública y Reforma del Régimen Cambiario es la número 25.561 y fue sancionada el 6 de enero de 2002. Su origen nos retrotrae a aquellos dramáticos momentos del comienzo del gobierno de Eduardo Duhalde en los que el país zozobraba.
La ley consta de 21 artículos. Nos detendremos en algunos de ellos para ilustrar claramente sobre la dimensión de esta norma. Empecemos –Perogrullo dixit– por el artículo primero que dice así:
“-Declárase, con arreglo a lo dispuesto en el articulo 76 de la Constitución Nacional, la emergencia pública en materia social, económica, administrativa, financiera y cambiaria, delegando al Poder Ejecutivo Nacional las facultades comprendidas en la presente ley, hasta el 10 de diciembre de 2003, con arreglo a las bases que especifican seguidamente:
1. Proceder al reordenamiento del sistema financiero, bancario y del mercado de cambios.
2. Reactivar el funcionamiento de la economía y mejorar el nivel de empleo y de distribución de ingresos, con acento en un programa de desarrollo de las economías regionales.
3. Crear condiciones para el crecimiento económico sustentable y compatible con la reestructuración de la deuda pública.
4. Reglar la reestructuración de las obligaciones, en curso de ejecución, afectadas por el nuevo régimen cambiario instituido en el artículo 2º.
Sigamos ahora con el artículo segundo, que dice: -El Poder Ejecutivo Nacional queda facultado, por las razones de emergencia pública definidas en el artículo 1º, para establecer el sistema que determinará la relación de cambio entre el peso y las divisas extranjeras, y dictar regulaciones cambiarias.

Para la mayoría de la población, el detalle más saliente de esta ley fue la derogación del sistema de convertibilidad, lo que significó el adiós al, hoy tristemente célebre, uno a uno. Desde el punto de vista político, la Ley de Emergencia le otorgó al Poder Ejecutivo facultades extraordinarias para manejarse con cuotas de poder casi ilimitadas con un muy bajo control por parte del Congreso. Néstor Kirchner ama esto y, por lo tanto, la norma se ha venido prorrogando ininterrumpidamente desde que asumió el gobierno.
La lectura de los artículos 9 y 13 permiten entender un poco más el por qué de esta circunstancia.

Artículo 9-Autorízase al Poder Ejecutivo Nacional a renegociar los contratos comprendidos en lo dispuesto en el Artículo 8º de la presente ley. En el caso ene.
Que los contratos que tengan por objeto la prestación de servicios públicos, deberán tomarse en consideración los siguientes criterios: 1) el impacto de las tarifas en la competitividad de la economía y en la distribución de los ingresos; 2) la calidad de los servicios y los planes de inversión, cuando ellos estuviesen previstos contractualmente y la accesibilidad de los servicios; 4) la seguridad de los sistemas comprendidos; y 5) la rentabilidad de las empresas.

Artículo 13-Facúltase al Poder Ejecutivo nacional a regular, transitoriamente, los precios de insumos, bienes y servicios críticos, a fin de proteger los derechos de los usuarios y consumidores, de la eventual distorsión de los mercados o de acciones de naturaleza monopólica u oligopólica.
De cara al futuro, es claro que el nuevo gobierno quiere tener esta norma a mano para manejar la compleja renegociación de los contratos con las empresas concesionarias de servicios públicos y para la discusión del arduo tema del arreglo de la deuda con los países integrantes del Club de París. Esto ultimo es considerado de vital importancia para atraer las inversiones que permitan mantener el espectacular ritmo de crecimiento de la economía argentina.

Es aquí en donde surge una pregunta: Atento a lo explicado en el párrafo anterior ¿Por qué no es el nuevo gobierno el que se encarga de sancionar la prórroga de la ley? En los hechos, además, esto le será más fácil que hoy día ya que, a partir del 10 de diciembre, la supremacía del oficialismo en ambas cámaras legislativas será aún mayor.
Y aquí es en donde comienza a jugar la “contradicción de Cristina”

Nota al pie: Buen título para una novela ¿no?

La historia es así. Cristina Fernández que es Kirchner nunca votó esta ley. Esto ha sido reflejado por todos los medios en estos últimos días. Pero lo que no se recordó fueron los fundamentos por los que se opuso a la ley. El archivo, implacable, nos devuelve, hoy, esto que fue dicho por la presidenta electa en aquellos días que no olvidaremos jamás:

“…Sigo creyendo que no se puede votar de acuerdo al color del partidoque está en la Casa Rosada, porque yo no vine a esta bancada a representar al que está en la Casa Rosada, sino que vengo a representar en esta institución, y en este caso puntual, a los hombres y mujeres radicales, peronistas, frepasistas e independientes que quedaron allá en Santa Cruz, en el sur profundo, en el país profundo, como me gusta decir a mí.
También podría decir, señor presidente, que hace diez días voté a favor de la derogación de los poderes especiales, que no aprobé cuando era diputada, a favor de De la Rúa y Cavallo, pero no porque eran ellos sino porque creo que uno de los temas esenciales de la representación política en la Argentina y del prestigio del Parlamento que hoy tienen las instituciones del pueblo es, precisamente, que no nos sienten representantes de los intereses de los ciudadanos. Sienten que representamos los intereses de un partido, de un sector o de una casta –pónganle el nombre que quieran–. Eso es lo que siente la gente.”
A esto agregaba la entonces senadora por Santa Cruz y hasta el miércoles pasado, por la Provincia de Buenos Aires:

“…Yo no quiero dejar más mi vida y mi patrimonio y el del resto de los argentinos en manos de un funcionario que decida sobre estas cosas, porque ya sabemos cómo ha sido la historia.
También podría decir que no colocar en manos de un funcionario los intereses que nosotros tenemos que representar y por los que tenemos que velar va a hacer también a la legitimidad de las instituciones.”

Así las cosas, la “contradicción de Cristina” es tan evidente y contundente que, de por sí, explica el porqué del apuro para que esta ley se vote antes del 10 de diciembre y sea parte de la “pesada herencia que Néstor Kirchner le dejará a su esposa”.

También es contraria a la verdad la apología de la mejora de la calidad institucional en referencia al actual Senado que hizo en su discurso de despedida de la Cámara.
Veamos.

El Senado sesionó este año en tan sólo 17 ocasiones, según el siguiente cronograma:
Febrero: dos veces
(días 13 y 28).
Marzo: dos veces
(días 14 y 28).
Abril: dos veces
(días 25 y 11).
Mayo: dos veces
(días 2 y 23).
Junio: dos veces
(días 6 y 27).
Julio: una vez
(día 4).
Agosto: dos veces
(días 8 y 22).
Septiembre:
No hubo sesiones.
Octubre:
No hubo sesiones.
Noviembre:
4 sesiones
(días 7,14, 21 y 28).

Considerar que un Senado que sesiona tan poco es sinónimo de una mejora en la calidad institucional se asemeja más a uno de los números mágicos del INDEC con los que el Gobierno quiere hacernos creer que lo que pagamos 4 en realidad vale 2.
Por otra parte, en relación con legisladores que hoy dicen A y ayer decían B, los sigue habiendo. ¿O no eran fervientes defensores del menemismo el senador Reutemann, el senador Pichetto, el vicepresidente Scioli y la mismísima senadora Cristina Fernández?

Finalmente un párrafo para otra gaffe de la presidenta electa. Es la referida a las denuncias de hechos de corrupción, a propósito del repudiable episodio de intento de pago de sobornos denunciado por el diputado Héctor Recalde.
Dijo CFK:
“…Es curioso, ¿no? Ha habido muchísimas cámaras ocultas en la República Argentina de muchos periodistas de investigación. Pero es la primera vzque se filman a importantes empresarios en esta tarea y curiosamente no han sido filmados por periodistas. Siempre hasta ahora los villanos de la película eran los funcionarios públicos, los dirigentes políticos. Por primera vez cuando alguien es filmado desde el no periodismo de investigación nos enteramos de que en la Argentina los que sobornan también a los funcionarios públicos son importantes empresarios.”

Se ve que en la emoción del momento la presidenta electa tuvo un episodio de amnesia parcial transitoria que le impidió recordar la existencia no sólo de cámaras ocultas hechas por periodistas denunciando a empresarios coimeros sino también todo un conjunto de denuncias e investigaciones que comprometieron seriamente a poderosas personas del ámbito empresarial protegidas por el poder. A modo de ayudamemoria para que la Dra. Kirchner se recupere de semejante fallido vaya aquí la mención, desde ya que incompleta, de las investigaciones de los colegas Horacio Verbitsky y Susana Viau sobre el grupo Monetta, de Carlos Russo sobre el caso Skanska, de Santiago Pinetta sobre el caso IBM-Banco Nación y, por supuesto, del inolvidable José Luis Cabezas que perdió la vida por haber fotografiado a Alfredo Yabrán para quien “el poder era impunidad”.

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