Alastair Campbell es el precursor de la presencia en las máquinas partidarias del spin doctor, alguien capaz de tejer un relato en favor de un político. Campbell fue el escritor de historias de Tony Blair y el autor de uno de los relatos mejor urdidos: el de la princesa del pueblo, que posibilitó, ante el cuerpo yacente de Diana Spencer, princesa de Gales, recuperar el crédito perdido, por aquellos días, de la corona británica.
Ahora, Campbell vuelve a escena porque Jeremy Corbyn, el líder de los laboristas, lo ha expulsado del partido tras declarar Campbell que había votado a los liberales demócratas en las recientes elecciones parlamentarias europeas. La actitud de Corbyn con el Brexit ha sido dubitativa y no pocas voces se han levantado en el partido y, una de ellas, la de Campbell, que ha puesto en marcha con esta decisión un movimiento interno expresado en las redes como #ExpelMeToo (“expúlsame también”). En la misma dirección del laborismo se ha pedido un diálogo con los críticos y hasta hubo quien se refirió a esta expulsión como un acto de venganza, reclamando una amnistía para todos los laboristas desencantados con la deriva de Corbyn respecto del Brexit. Campbell solo ha hecho aquello que sabe hacer: armar un relato a partir de una transgresión, en este caso protagonizada por él, y buscar en la plaza pública un eco que la articule para convertirla en un arma política.
Emmanuel Macron, con su equipo de comunicación, se mueve por la misma senda. En París nadie olvida el recibimiento que tuvo en Ezeiza el presidente francés cuando se abrió la puerta del avión: un operario ataviado con un chaleco amarillo. Macron, antes del vuelo, había visto cómo las calles de la capital francesa eran, literalmente, arrasadas por la violencia provocada por los manifestantes, los chalecos amarillos. La anécdota perdura, sencillamente, porque aún se movilizan, y de tanto en tanto reaparecen los desmanes.
¿Por qué no se extingue o se sofocan las movilizaciones?
El eje del descontento está vinculado a la deriva del capitalismo financiarizado, en el contexto una crisis que ha superado la recesión pero no su onda expansiva de recortes en el Estado de bienestar. Los chalecos amarillos son ciudadanos de las clases medias francesas de las grandes urbes francesas que, para mantener su nivel de vida, abandonaron las ciudades y se instalaron en zonas de baja densidad demográfica. Cambiar casa y entorno natural a cambio de moverse en auto todo el tiempo, incluido el fin de semana, para tener vida social. La subida de los combustibles y una nueva política impositiva han puesto en riesgo dramáticamente su situación y tomaron la calle.
Ante esto, Macron, que no se da por vencido, ha asombrado a propios y extraños después del fracaso de los primeros intentos mediante ofertas incluso extremas (supresión de los aumentos y recorte en los impuestos), ya que los indignados no quieren mejoras: piden un cambio del sistema. El presidente, entonces, ha tomado la iniciativa y ha convocado una gran mesa nacional de debate sobre lo que es Francia hoy y aquello que quiere ser. Uno de los motivos para el asombro es la capacidad que tiene el presidente francés para conocer los problemas de las distintas regiones del país, incluso las pequeñas cuestiones locales, ya que, al ser interrogado por los ciudadanos, encontraban en Macron a un semejante involucrado en sus problemáticas domésticas.
En Buenos Aires, esta semana el presidente Macri se agachó en la inauguración del Paseo del Bajo para tocar el suelo: “Este pavimento no es relato, es real”. Es verdad lo que dice el Presidente. No es relato, no es storytelling, es storydoing. Es lo que han hecho Alastair Campbell y Emmanuel Macron. Contar lo que están haciendo y no aquello que harán o la mera exposición de lo abstracto, como hizo Campbell con Diana de Gales. Mejor que decir es hacer.
El problema de Mauricio Macri es que su equipo no ha percibido que el relato falla porque, agachado y señalando el piso, está acercando a la vista de todos el problema: aquello que está debajo del suelo. He aquí la transparencia del relato del Presidente. He aquí el fallo. Confirmar lo que todos saben.
*Periodista y escritor.