Frente a la discusión sobre los reales niveles de pobreza que abrió esta semana el Observatorio Social de la UCA, la guerra de cifras es inconducente. Mucho mejor es pensar uno de los tres mecanismos centrales por los cuales los niveles de la carencia de ingresos no pueden perforar el 30% de la población, aún en ciclos de crecimiento económico récord y tasas de desempleo de un dígito. Los otros dos mecanismos a tener en cuenta ante la persistencia de altos niveles de pobreza son la consolidación del patrón de inequidad distributiva similar al de los 90 y la ausencia de políticas sociales adecuadas, en especial un esquema de transferencia de ingresos capaz de impactar sobre el universo de ciudadanos indigentes.
La ausencia de un “plan de contingencia”, de “intervención social”, explica buena parte de la derrota bonaerense del oficialismo, en especial su pobre performance relativa en el segundo cordón del Conurbano. Observemos para el análisis de persistencia de la pobreza el impacto de la informalidad laboral sobre los niveles de pobreza de la población. La alta tasa de informalidad laboral es el eje de la persistencia de fuertes niveles de pobreza por ingreso, independientemente de las altas tasas de crecimiento económico que tuvo el país. Al respecto, el cuadro que acompaña esta columna elaborado con datos oficiales mientras se dispuso de datos confiables del INDEC, muestra los efectos socioeconómicos regresivos del trabajo en negro y la consolidación paulatina e inexorable de un núcleo duro de pobreza sostenido ya no en el desempleo abierto sino en la informalidad laboral del perceptor de ingreso principal del hogar, que se convierte en un working poor, es decir quien pasó al menos 27 semanas en la población activa asalariada –los que trabajan o buscan trabajo o reciben planes de asistencia– pero cuyos ingresos están debajo del nivel de pobreza oficial para su hogar.
Para observar la magnitud del problema, si en Estados Unidos, en el segundo semestre de 2006 el 4,7% de los asalariados eran considerados working poors, en nuestro país la cifra de asalariados ubicados bajo la categoría de “trabajador pobre” asciende hoy al 40% de la PEA asalariada, incluyendo los trabajadores en relación de dependencia, plan asistencial y los desocupados de más de 6 meses de inactividad que buscan trabajo. De consolidarse tasas de informalidad en torno al 40% del total de asalariados, este núcleo inelástico afectará directamente a los hogares donde reside el 30% de la población cuya condición de pobreza se perpetuará. Mientras el 40% de los trabajadores “en negro”, cuyo salario es el ingreso principal del grupo familiar residen en hogares del estrato pobre por ingresos, sólo lo hace el 7% de los trabajadores formales; siendo la tasa de pobreza de los trabajadores informales en el primer trimestre de 2006 un 466% más intensa en comparación con la de trabajadores “en blanco”. En el cuadro, pueden distinguirse diferentes ciclos de comportamiento de las variables de informalidad laboral y pobreza por ingresos. Hasta 1980 se registraban niveles de informalidad bajos en torno a los 16 puntos, conjuntamente con impactos moderados sobre la condición de pobreza de los hogares donde residen los trabajadores informales.
A partir de la década de los 80, se observa un crecimiento de las tasas de informalidad laboral en torno a los 25 puntos, aunque ya con diferencias significativas en la condición de pobreza de los trabajadores. La década de los 90 profundizará tanto las tasas de informalidad como las diferencias en el impacto de la pobreza mientras que desde mayo de 2003 observa un descenso de las tasas de informalidad aunque con un récord histórico del impacto diferencial de la condición de pobreza sobre los trabajadores según su condición de formalidad. A pesar de la baja en el trabajo ilegal, la tasa actual se estacionó en el 40%. Esa condición de informalidad, permite observar por ejemplo que según datos de diciembre de 2007 elaborados por SEL Consultores, luego de un crecimiento económico equivalente al 52% del PBI desde el valle de junio de 2002, el 31,5% de los trabajadores informales perteneciese la categoría de working poor, y a pesar de su “plena ocupación”, resida en hogares pobres.
*Director de la consultora Equis.