La impasse producida después de las PASO acaba de llegar a su fin. En primer lugar porque, por la propia lógica de la dinámica política, todos los partidos ya están revisando y adecuando sus estrategias. Y, en segundo lugar, porque la desgraciada ausencia de Santiago Maldonado se ha metido de lleno en la contienda electoral.
El Gobierno enfrenta dos escenarios bien distintos. En la Ciudad –donde domina con comodidad– apostará a aumentar la cercanía y visibilidad en todos los barrios, en especial los que le resultaron adversos. “Vamos a llegar caminando a cada lugar para hablar con la gente de los problemas vecinales sin ir a la política dura. Se le prestará atención casi exclusivamente a la agenda del vecino”–aseguran desde el PRO–. Allí coinciden en la necesidad de movilizar a los votantes que en las PASO no fueron a las urnas.
Las encuestas señalan que, en su mayoría, son votantes de Cambiemos. Si se recupera la sintonía con ellos, su participación en la elección del 22 de octubre podría aportarle al oficialismo capitalino entre dos y cinco puntos.
La Ciudad de Buenos Aires será expuesta como ejemplo de gestión en el interior del país. Habrá funcionarios del equipo de Horacio Rodríguez Larreta y el propio Diego Santilli que se enfocarán en aceitar la estrategia en las provincias en las que la cosecha de votos fue pobre: Tierra del Fuego, Salta y otras zonas del Norte serán prioridad.
Distrito clave. En la provincia de Buenos Aires, en cambio, el escenario es bien distinto. La paridad con Unidad Ciudadana obligará a los funcionarios y estrategas del Gobierno a no relajarse ni un segundo. María Eugenia Vidal, que tendrá un papel central, volverá a encabezar las recorridas. Esto se complementará con una mayor desagregación y división en los roles. “Elisa Carrió está cansada y es difícil moverla, pero es una gladiadora y sabemos que contamos con ella. Pero será llevada a algunas recorridas puntuales en la Provincia. Lilita funciona bien en los distritos del interior, en los sectores ligados al campo, en todo el corredor Norte pero no así en el Conurbano profundo”.
El festejo de la victoria que encabezó Cristina Fernández de Kirchner el miércoles pasado en el estadio del club Atenas de La Plata, tuvo aires de déja vous. Ahí se vieron sus obsesiones de siempre, su creencia de que es el centro de las conspiraciones universales, y sus contradicciones. Nada nuevo bajo el sol. Luego de haber dividido al peronismo, ahora clama por su unidad.
El caso Maldonado ha irrumpido en la campaña. De esto tuvo un anticipo Vidal el viernes cuando con su equipo caminaba entre Santos Lugares y Sáenz Peña, en el municipio de Tres de Febrero. En un momento, apareció un hombre que, desde una camioneta, les preguntó con tono de provocación si sabían dónde estaba Maldonado. “Es raro lo que pasó ya que no suelen filtrarse los lugares de timbreos o de las actividades de contacto directo con el vecino, justamente para que sean espontáneas. Es posible que un vecino descontento haya expresado su disgusto por el tema. Pero nos grabó con un celular y al día siguiente el episodio circulaba por varios medios. Que cada uno saque sus conclusiones” –relató un hombre que conoce al dedillo las recorridas y esa zona en particular.
Por otra parte, se sabe que en La Matanza profunda hay descontento porque a algunos grupos de cooperativas, que recibían y manejaban un dinero como ayuda social, el gobierno de la Provincia le sacó el manejo y lo redistribuyó. Ello generó enojo (Rafael Castillo, Laferrere, etc.), por lo que muchos están planeando salir a la calle. Fuentes calificadas aseguran haber escuchado a la propia intendenta, Verónica Magario, advertir sobre posibles hechos de violencia.
Tensiones. La desaparición de Santiago Maldonado es una tragedia cuya dimensión política el Gobierno no mensuró adecuadamente. La sinuosa investigación judicial y las poco claras declaraciones de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, han creado una confusión que, hasta aquí, lo único que han logrado es generar incertidumbre, sospechas y el temor fatal de que el caso nunca se esclarezca.
Y hasta tanto eso no ocurra va a ser imposible convencer de lo contrario a los que están genuinamente convencidos de que estamos frente a un caso de “desaparición forzada” de una persona.
La estrategia gubernamental es dejar las actuaciones en manos de la Justicia acompañando y colaborando en todo lo que sea necesario, tanto en la búsqueda como en la difusión de información.
La politización del caso y su utilización en la campaña es una penosa constatación de la realidad. Una muestra de ello fue el instructivo que Ctera hizo circular por las escuelas el jueves pasado. Algunas de sus consignas estaban claramente dirigidas contra el gobierno de Mauricio Macri.
Una de ellas –la de asemejarlo a la dictadura– constituye un peligroso disparate. Otro ejemplo de politización ocurrió en el multitudinario acto del viernes pasado en Plaza de Mayo. Las pujas internas entre los sectores partidarios que participaban impidió la elaboración de un documento consensuado. Por eso sólo se leyó la carta de Sergio Maldonado.
Un párrafo aparte merecen los hechos violentos que ocurrieron en la zona de la Plaza de Mayo y el Microcentro porteño. Nadie puede permanecer indiferente frente a estos episodios de una irracionalidad anacrónica y de una significación profunda y peligrosamente antidemocrática.
Producción periodística: Santiago Serra.