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Papa, Kusch y periferia

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Desatanudos. En la sala vaticana del reportaje a Francisco. | vaticano

Prácticamente recién llegado de Roma en los dos días hábiles que tuve en Buenos Aires, continuaron en mi mente resonando los ecos del reportaje al Papa que publicamos el domingo pasado. El viernes en radio Perfil entrevisté a la intendente del partido de Moreno (casi una provincia con 500 mil habitantes) Mariel Fernández porque ese día se lanzó el Partido de los Comunes en su distrito, siendo ella la primera intendente de las agrupaciones sociales y parte del Movimiento Evita que conduce Emilio Pérsico y aspira a gobernar a fin de 2023 más intendencias del Conurbano. Partido de los Comunes en lugar de Partido del Pueblo o Partido de los Trabajadores me llevó por asociación a la respuesta del Papa sobre los sindicatos cuando se refirió a que la representación de los excluidos está más en las movimientos sociales ya que los trabajadores sindicalizados hoy son parte de la clase media.

Si Heidegger hubiera escrito Ser y tiempo en español su Dasein: en lugar de ser-ahí habría sido estar-ahí 

Partido de los Comunes en la tercera década del siglo XXI también me remitió a Lula fundando en los años 70 en Brasil el Partido de los Trabajadores que tras treinta años permitió que un obrero llegara a la presidencia de ese país. ¿Medio siglo después, será esta Argentina con ya varias décadas de 40% de pobres un país donde el sector ahora mayoritario de nuestra población progresivamente pase a constituir una fuerza política? Para el Papa los pobres tienen saberes para aportar a la sociedad. Lula hace ya décadas mostró cómo la subjetividad de un obrero no muy letrado podía enriquecer el acervo cognitivo de Brasil.

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De alguna manera ese saber otro de la periferia sobre el centro, la distinta lucidez que puede aportar el borde, es lo que el propio Papa Francisco llevó al Vaticano hecho consciencia en su discurso al asumir el 13 de marzo de 2013 cuando dijo: “Fueron a buscar un Papa al fin del mundo”.

Varias veces durante el reportaje Francisco se refirió a periferia y en más de una oportunidad recurrió al filósofo y antropólogo argentino Rodolfo Kusch fallecido en 1979 y autor de una obra monumental. Para Kusch “no hay otra universalidad que la de estar ‘caído en el suelo’, sin suelo no hay arraigo y sin arraigo no hay sentido ni, por lo tanto, cultura”.

Autor de libros canónicos como Seducción de la barbarie: análisis herético de un continente mestizo; o Indios, porteños y dioses; también La negación del pensamiento popular; Kusch construye una nueva sabiduría alejada del universalismo. Poco antes de su muerte escribe Investigación filosófica de la sabiduría del pueblo argentino como lugar hermenéutico para una teoría de la filosofía de la religión. 

En uno de los prólogos de La seducción de la barbarie se lee: “no dejarse seducir por la barbarie y obviamente no ilusionarse con la civilización científica” abogando por una “América madura que brota desde la barbarie y no contra la barbarie”, para concluir “hablar de la seducción de la barbarie y de su sutil inversión ficticia, la seducción de la civilización, es empezar a confesar una reconciliación, una integridad. Es afirmar un destino y empezar, entonces, a crear. Es reconocer que estamos ya para el futuro.”

Cuando llegó la última dictadura militar en 1976 Rodolfo Kusch perdió sus cargos académicos y pasó los últimos años de su vida en la Quebrada de Humahuaca, en Maimará, donde sus restos descansan junto a una placa en su honor del “gobierno del pueblo de Jujuy”. Después de haber realizado centenas de estudio de campo por toda América (fue presidente honorario del Instituto de Filosofía Indígena de Bolivia), sus últimos años se dedicó a escribir en una pequeña sala donde tapió las ventanas para no distraerse con los ruidos exteriores.

Diez años después de su muerte, ya en democracia, Rodolfo Kusch fue homenajeado en la Cámara de Diputados donde se dijo que es: “uno de los pensadores más importantes no sólo de la Argentina sino de América, considerado por algunos un “maldito” más, de esos que pueblan nuestra historia y cultura, y por ello silenciado y negado por los cenáculos de la cultura oficial”.

En el segundo prólogo de Seducción de la barbarie: análisis herético de un continente mestizo, en lo que pareciera una descripción de cierta ingenuidad del racionalismo extremo de un saber pretendidamente universal y único, se dice: “Eramos osados sin ser heroicos; éramos prudentes sin ser sabios; éramos inteligentes sin ser lúcidos”. Interesante llamado de atención a los técnicos del PRO en sus planificación de las transformaciones sociales que producirían de llegar al gobierno el próximo 10 de diciembre. También al cientificismo de la izquierda marxista incluso de movimientos sociales como  el Polo Obrero. 

Lo que fueron los sindicatos en el siglo XX, ¿serán los movimientos sociales en el siglo XXI? 

Centro y periferia son en política y economía significantes de desarrollo y subdesarrollo. La pandemia puso en jaque el modelo de globalización vigente generando una nueva oportunidad para la periférica Argentina y el mensaje de la filosofía de Kusch podría leerse en clave de aceptación de nuestro sincretismo para convertirlo en fuerza. Otra de las varias grietas que hay que superar aceptando la complejidad del, en concepto de Kusch, “estar-siendo”. Él sostuvo que si Martin Heidegger hubiera escrito su celebre Ser y tiempo en español el dasein “ser - ahí” en alemán (sein/ser-da/ahí) hubiera sido “estar-ahí”. Para Kusch siempre se “está-siendo”.

Todo el mensaje del reportaje al Papa tiene como denominador común la superación de las contradicciones, la síntesis integradora, la fusión de saberes en pugna, la dinámica de la verdad arrojada también al tiempo: ¿lo que fueron los sindicatos de mediados del siglo XX serán los movimientos sociales de mediados del siglo XXI?