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Carrera global de obstáculos con jurado dividido

La vacuna contra el Covid-19 es uno de los bienes más preciado por todo el mundo. ¿Cuáles son las principales dificultades que presenta?

Cuatro vacunas contra el coronavirus pasarían a tercera fase, en China
Cuatro vacunas contra el coronavirus pasarían a tercera fase, en China | cedoc

La actual crisis global de la salud pública presenta rasgos inéditos en la historia de la posguerra. Por primera vez una pandemia afecta, por ahora, más a los países ricos que a los pobres. Tan sólo cinco de aquellos sufren dos tercios del total mundial de fatalidades y uno de ellos, Estados Unidos, el 40% de las pérdidas globales originadas por la pandemia (estimadas en u$s 200.000 millones por semana).

Hasta ahora, el mercado no incentivaba la inversión en I+D en vacunas por cuanto la demanda provenía sobre todo de aquella parte de la humanidad con menor poder adquisitivo. Esto ha cambiado por el momento, pero no lo suficiente como para obviar la aparente necesidad de los subsidios gubernamentales. Esto, a pesar de que son precisamente los pacientes de mayor edad, quienes ofrecen un mercado relativamente más rentable para la industria farmacéutica en los países ricos, los más afectados por la pandemia.

En efecto, las "fallas de mercado" hacen que no escaseen recursos generosamente subsidiados por los estados de los países ricos para desarrollar una vacuna (junto a terapias y tests), incluyendo proyectos redundantes como reaseguro. Cada día cuenta, y mucho, especialmente en un contexto donde la recuperación de la economía mundial tomará no menos de una década.

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Cada día cuenta, y mucho, especialmente en un contexto donde la recuperación de la economía mundial tomará no menos de una década

Es también inédito que, a tono con la declinación del multilateralismo y la incipiente prevalencia del just-in-case por sobre el just-in-time, en las estrategias nacionales de desarrollo de la vacuna las rivalidades nacionales estén cobrando tanto protagonismo como la salud misma.

Se juega una carrera global de obstáculos contrarreloj por desarrollar, producir y distribuir una vacuna anti-covid-19. Y se lo hace con jurado dividido: no puede descartarse que algún país que acceda entre los primeros a la meta sea impugnado, tornando así el presunto éxito en objeto de disputa geopolítica.

¿Cuáles son los mayores obstáculos previsibles en esta carrera? En primer lugar, el conocimiento científico disponible no permite predecir el nivel de inmunidad que llegarán a conferir las vacunas en desarrollo en sus diversas versiones. Esto obliga a la duplicación de esfuerzos (hedging of bets). También pueden anticiparse discordias por rivalidades nacionales en torno de los estándares científicos y técnicos a aplicarse.

En lo económico, los desacuerdos en ciernes entre los numerosos países que endosan la propuesta de la OMS para que los conocimientos, la propiedad intelectual y la información vinculados a la futura vacuna sean compartidos globalmente (incluyendo la Argentina y países de la UE) y los que no lo hacen (especialmente EE.UU. e Inglaterra), llevan a vaticinar costosas fricciones respecto de las "flexibilidades" previstas por el acuerdo ADPIC de la OMC en relación a la salud pública. Estas "flexibilidades" permitirán eventualmente recurrir a licencias obligatorias por parte de aquellos países impedidos de acceder a la vacuna -- como ha ocurrido con los antiretrovirales para el VIH en Brasil, Indonesia y Sud Africa.

El acceso por parte de los beneficiarios finales no la decidirá primariamente la ciencia médica, sino el juego de fuerzas político-económicas

Una vacuna desarrollada en China podría tropezar con trabas para su validación y distribución en Estados Unidos y viceversa, sujetándose a los demás países que carezcan de alternativas a fuertes influencias para tomar partido.

Si bien se trata de una competencia de base científica, el acceso por parte de los beneficiarios finales no la decidirá primariamente la ciencia médica, sino el juego de fuerzas político-económicas.

La moraleja de este estado de cosas es bien explicada por el antiquísimo adagio: "Espera lo mejor, pero prepárate para lo peor".

*Profesor de Políiticas de Innovación Tecnológica (UBA). Ha sido asesor senior del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y Jefe de Investigaciones de la ONUDI, Viena.