El escritor argentino César Aira abrió el miércoles pasado el Festival de Literatura de Berlín con un discurso en el que, entre otras cosas, elogió la inutilidad de la literatura que, dijo, sólo puede justificarse por el placer y la admiración que suscita.
“La literatura no sirve para nada que no sea ofrecer el placer que produce”, dijo Aira para inaugurar un festival lleno de actos en los que se vincula la literatura con problemas políticos del momento como la crisis de los refugiados o el terrorismo islámico.
Según Aira, todo escritor sabe que la única posibilidad que tiene la literatura de subsistir es justamente producir “placer y admiración” por lo que normalmente tiende a escribir bien.
Aira, tras un concierto de un cuarteto de cuerdas y una introducción al programa del festival de su director Ulrich Schreiber que se prolongó durante una hora, pronunció su discurso de 30 minutos en el que habló de sus sueños de infancia, de su amor por los enigmas y de la magia de la lectura.
“De niño yo atesoraba lo que no entendía”, dijo Aira al comienzo de su discurso. Aira lamentó que actualmente, a los niños, según él, se les den demasiadas explicaciones, lo que, en su opinión, puede ser una estrategia social para evitar la reproducción de “soñadores improductivos”.