Carlos Gardel es una gran tentación para quien se interese por la historia. Personaje riquísimo, personaje exitoso que arrancó con mil dificultades una carrera que lo llevó a triunfar en la Argentina, en Latinoamérica, en Estados Unidos y en Europa, tanto en el disco como en el cine. Y que a 85 años de su muerte, siga vigente su obra y su personaje, es algo extraordinario. Por estos y algunos motivos más, Felipe Pigna le dedicó dos años y medio de investigación para completar su libro “Gardel”, que se publicó este noviembre de 2020.
Se trata de una exhaustiva revisión de la vida y la obra del Morocho del Abasto, del Zorzal criollo, el Mudo, o cómo cada uno elija llamarlo. Un símbolo de Buenos Aires que es perfectamente reconocible en todo el mundo. El historiador se separa un poco de lo que llama “el procerato” para investigar a un ídolo popular, que también es el suyo, y al que cada tanto se anima a llamar familiarmente como ‘Carlitos’. “Fueron dos años y medio de investigación para este libro, de trabajo muy lindo, muy intenso, meterme con un personaje distinto para mí, fuera del ‘procerato’ y fuera de la política clásica. Fue muy interesante, fue leer mucho, hay muchísimos libros sobre Gardel y muy buenos también. Fue muy interesante meterme en el tema, hablar con gente, viajar, estuve en Toulouse, en Barcelona, en París siguiendo los pasos de Gardel, así que fue una investigación muy intensa. Me ayudó mucho la pandemia a terminarlo en estos últimos meses, a terminar el ‘bordado’ digamos, que viene después de la escritura porque el libro estaba prácticamente listo para marzo de este 2020. Entonces aproveché para seguir, la editorial me dijo que lo iba a postergar, eso me dio más tiempo y me permitió darme gustos también”, explica.
- Sus libros suelen agregar contexto en dosis justas a la narración principal…
- Para mí, cada libro tiene como un subtexto, que son los pie de página, que me gustan mucho, alguna vez alguien me dijo que tenía que hacer un libro con los pie de página. Puede ser, porque son muchísimos en cada libro. Me encanta darle la opción al lector de que, si tiene ganas, ampliar lo que estamos hablando y poder aportar algún dato histórico o una curiosidad, me parece que es algo lindo y a mí me divierte mucho hacerlo así que sí, hay mucha aclaración, como lo de “Barracas al sud” que explico en este libro, que era la forma de llamar a Avellaneda en aquel momento y así varias cosas que voy acotando.
- Después de tanto tiempo metido en la vida de Carlos Gardel, ¿sigue disfrutando de su obra?
- Sí, claro, porque no cansa. Lo escuché mucho durante la escritura, por supuesto. Pero no es un tipo que agote, no es alguien que uno pueda decir: ‘ya no lo quiero ver más’. Muy por el contrario, creo que uno se va 'aquerenciando' con el personaje, que es un personaje totalmente querible. Es muy difícil encontrar alguien que te hable mal de Gardel.
- Se dice que a Gardel hay que escucharlo en discos de pasta, ¿cómo elige escucharlo?
-En los tres formatos, tengo algunos discos de pasta que los escucho en un Winco que reproduce discos de 78 RPM, tengo discos de vinilo de los años ‘70 y ‘80, ediciones muy buenas, remasterizadas, y por supuesto, también en formato digital, y también en CD, que se hizo una muy buena edición de Altaya que es excelente, se hizo la obra completa, que es una cosa maravillosa. Hoy es prácticamente inhallable, pero conseguí muchos de esos CD, está toda la obra, casi todo lo que grabó. Según la gente que sabe, falta muy poco en esa colección. Pero ahí entramos en el mundo del preciosismo, “aquella edición”, “aquella grabación” que no tiene nadie. Que es también muy del mundo Gardel. Y que está muy bien. Hay gente que ha dedicado su vida a esto de las numeraciones, de las grabaciones, de dónde grabó, de cómo grabó.
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-Hay varias versiones de sus temas, eso tiene que ver con la dedicación de Gardel a su obra…
- El grababa varias veces cada tema, a medida que se iban produciendo avances en las condiciones técnicas. Era un tipo muy millenial, muy de la novedad. Apareció el micrófono y él quería ese micrófono, o un parlante. Reversionar lo que él consideraba sus hits más importantes, por ejemplo, hay versiones de “El carretero” en sus primeras grabaciones, después hay una versión en Barcelona, las de París. Que eran las canciones que más le pedían.
- ¿Qué otras innovaciones técnicas encaró?
- Es extraordinario también el dúplex que hizo desde Nueva York. Se trata de uno de los primeros dúplex de radio que se hacen, él cantando desde los estudios de la NBC y de aquí, desde Radio Rivadavia y Radio Splendid, sus guitarristas acompañándolos y sonaban al unísono. Una maravilla, para lo que se ensayó durante un par de meses entre Nueva York y Buenos Aires, esas cosas le encantaban a Gardel la innovación técnica, lo distinto. Eso es lo que lo hizo diferente, claramente. Era un tipo que no podía estar quieto, incorporando otros ritmos, el foxtrot, ritmos latinoamericanos, los idiomas, cantó en guaraní, cantó una canzoneta napolitana, fados, cantó en francés, en inglés tiene un par de temas, no muy bien pronunciados. El gerente de la Paramount se lo criticaba, le preguntaba a Alfredo Le Pera “¿en qué idioma cantó su amigo?”
-Un artista en movimiento constante…
- Era una búsqueda permanente, el tipo estaba todo el tiempo brindándose a su público y haciendo lo mejor que se podía técnicamente, vocalmente, un tipo que le encantaba comer y que por lo tanto, se mataba haciendo una rutina de gimnasia todos los días. Estuviera donde estuviese, cada mañana salía a correr, nevara lloviera o lo que sea, más la gimnasia que lo mantenía en forma, así que también eso… la cuestión de la imagen, el cuidado de su vestuario.
- ¿Cómo era Carlos Gardel en su cotidianidad?
- Era una persona muy generosa, muy dada a los amigos, con actitudes como “Llevale plata a fulano pero no le digas que se la mando yo”, gestos de una generosidad auténtica, ¿no? Pensemos que se trata de una persona que hizo una fortuna, y cobraba como ningún artista, cachets en Francia en el más alto nivel y no se quedó con plata, por un lado, por esa generosidad inveterada, y por el otro, bueno… por su pasión burrera. Ambas fueron las fuentes por las que Gardel no termina siendo una persona de gran fortuna. Tuvo un buen pasar, pero a veces, con algún apriete económico.
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- ¿Qué es lo que más valoró a la hora de contar la historia de Gardel?
- Me metí mucho con su carrera artística, con su innovación. No es que sea nuevo, pero sí lo fue para mí era nuevo ver el nivel profesional de meterse tanto a innovar, el respeto que le tiene al tango, por lo que tarda en incorporarlo a su repertorio, tarda casi dos años en cantarlo, prácticamente desde 1917 a 1920, va grabando un tango por año hasta que definitivamente se da cuenta de qué es lo que quiere. Que lo va convirtiendo en repertorio mayoritario. Eso habla muy bien de él, de cómo él va sobre seguro, sintiéndose capaz de eso, la capacidad de interpretación. El se define como intérprete. Como alguien que interpreta y no que canta, que interpreta o hace sentir lo que está cantando.
- ¿Qué cosas lo sorprendieron en esta investigación?
- En cuanto a novedades, no me preocupé por eso, sí le di más importancia que en otros libros a la cuestión de lo que fue el traslado de sus restos. Que es algo muy novelesco, muy de Gabriel García Márquez, el traslado por la selva colombiana, que tiene una sospecha de manipulación política en cuanto a que acá en Buenos Aires se había producido el asesinato en el Senado de la Nación de Enzo Bordabehere y casi lo matan a Lisandro de la Torre en el año 1935 un mes después de la muerte de Gardel. El presidente Agustín P. Justo y Natalio Botana, director del diario Crítica se reúnen, el hombre más poderoso de los medios de entonces, y empiezan a pensar cómo correr de las tapas de los diarios el escándalo del asesinato en el senado.
- ¿Y qué decidieron?
- Ahí se les ocurre la repatriación de Carlos Gardel, para lo cual era importante que se demorara un tiempo. Es posible, no lo puedo garantizar, es posible que se eligiera la ruta más larga del traslado porque perfectamente se podría haber hecho la ruta de los puertos colombianos a Chile y de ahí teníamos el tren transandino, hubiera sido más rápido, pero se eligió un camino muy lento, por Panamá, a Nueva York, donde se produce un velorio impresionante en el barrio latino donde lo velan durante una semana ante miles de personas, los diarios lo comparan con el de Valentino, luego su paso por Rio de Janeiro, y finalmente la llegada a Montevideo donde también es velado y recibido por una multitud en el puerto y la apoteosis en el Luna Park, que fue algo impresionante.
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- Todo Buenos Aires despidiendo al ídolo…
-Hay fotos donde la gente, literalmente, está colgada del techo del Luna Park porque no entraba nadie más. Afuera, había miles de personas, desmayos, la asistencia pública (el SAME de la época) atendiendo en la puerta. Para despedirlo, se cantó tango toda la noche o se bailó. El féretro, la capilla ardiente se montó en el lugar donde estaba el ring y hubo decenas de orquestas de tango, tocando sus temas, algo muy impresionante, del que lamentablemente no tenemos un registro fílmico, porque sería maravilloso haber registrado eso que está muy bien contado.
- ¿No hay filmaciones de semejante movilización?
- Sí tenemos filmado en entierro por Eduardo Morera, el mismo que hizo los célebres cortos, los primeros videoclips, como dice Charly García. Ahí también está la cuestión del tipo pionero en esto de los primeros cortos musicales con actuación como en “Viejo Smoking” donde hay un paso de comedia o en el que participa Enrique Santos Discépolo y le habla de “Yira, yira”.
- Lo recordamos y lo seguimos homenajeando a 85 años de su muerte. Pero ya en su época era muy importante, no es que su muerte ‘lo engrandeció’, digamos…
- Es muy notable que haya trabajado en Francia y en Estados Unidos. En la Paramount de Francia era más o menos común porque en Saint Moriz, que era un anexo a Joinville donde estaban los estudios, era muy común que se filmaran películas para otros países, incluso se filmaban películas para la India, los franceses tenían claro la producción de películas para otros mercados. Pero también ahí ya empezaban a interesarse para que él empiece a grabar en francés y la posibilidad de filmar en francés, lo mismo le va a pasar en Estados Unidos, donde si bien las películas tenían un destino para el mercado latino, y Latinoamérica, los directivos de la Paramount y de la NBC, la emisora radial querían que tuviera un programa en inglés, grabara y filmara en inglés, que era un poco la propuesta para la vuelta de la gira. Por eso él se lleva a la gira a un profesor de inglés y se quiere poner al día. Al principio, tiene cierta resistencia con el idioma, porque decía que no podía cantar lo que no sentía, que era un idioma que no lo terminaba de sentir. Después se da cuenta de que era una enorme oportunidad. Era pasar a un mercado internacional sin límites, no solamente para el mercado latino. Entonces empieza a prepararse y a estudiar inglés con un profesor en esta gira que es tremendamente intensa, donde da 60 conciertos.
- El español José Plaja le enseñaba inglés, contestaba las cartas, trabajó como extra en las películas y sobrevivió al accidente donde murió Gardel…
- Plaja oficiaba de secretario. Es quien cuenta el dato de las 16 mil cartas por mes que recibía Carlos Gardel, es interesante pensar que él llevaba a cada viaje miles de fotos, porque no había Instagram en aquel momento (risas). Se llevaba una cantidad de fotos para repartir entre las admiradoras, y cada tanto respondía algunas cartas, había aprendido a firmar con la mano izquierda, se convirtió en ambidiestro para poder firmar la cantidad de fotos y de cartas que le llegaban, lo dice en una entrevista y le pide al periodista que no lo comente, y por supuesto, el periodista lo comentó. Plaja también firmaba como Gardel y el cantante bromeaba con que le iba a vaciar la cuenta del banco. Le pedía que firmara porque no podía hacerse cargo de semejante cantidad de cartas y pedidos de fotos.
- ¿Existe en la historia del mundo un artista que haya tenido el éxito de Carlos Gardel?
- Quizá Frank Sinatra, que además tuvo la suerte de vivir mucho más tiempo, ¿no? que arrancó a la fama en el momento en que estaba muriendo Carlitos, más o menos. Pero la verdad, es que con esa vigencia, y lo que implica como ícono, porque Gardel es la cara de una ciudad, es Buenos Aires. Lo ves a Gardel y es toda una simbología. Es difícil esa comparación, pero claramente fue la primera estrella latinoamericana con ese alcance, con un nivel de convocatoria increíble. La llegada a Puerto Rico a las 6 de la mañana con seis mil personas esperándolo en el muelle, otras tantas en Bogotá cuando llega en avión, la locura por verlo, a cada hotel que iba había una multitud esperándolo, todas cosas de un rockstar, que no eran tan comunes en aquel momento.
- ¿Y en su época?
- La única referencia parecida, pero mucho más efímera y no con tanto carisma había sido Valentino. Gardel despertaba el interés de los grandes productores, tenía propuestas para hacer algo en Broadway, con Gloria Swanson, varias cosas que estaban por venir, le venía lo mejor a su carrera, porque la vuelta de la gira ya era con un Gardel internacional, en inglés, en Broadway, y filmando en Hollywood también probablemente, no solo en Nueva York. Y en la edad justa, 44 años que para la época era un tipo adulto, no son los 44 de hoy, pero era una persona joven, muy vital, con la pinta intacta, impecable y mucho por hacer. Y con un plan. Siempre tenía un plan, a partir de determinado momento de su carrera, después de la primera gira por Europa en 1923, siempre supo qué hacer, cómo seguiría su año, y qué quiere. Como le pasó con Al Jolson, que vio una película “El cantor de jazz” e inmediatamente dijo: “Quiero hacer cine sonoro” y ahí vinieron los cortos que filmó Morera, en menos de un año.
- ¿Su obra se mantiene vigente a 85 años de su muerte o es sólo para los fanáticos?
- Yo creo que se lo escucha muy bien y sigue muy vigente. El último hit de Rosalía que la está rompiendo en todo el mundo, es una versión de “Volver”, tipo la de Estrella Morente, que es la que canta Penélope Cruz en la película de Pedro Almodovar. La convirtió en un hit y cerró su show en el Madison Square Garden cantándola, está en youtube, es impresionante. Es lo último que tenemos de Gardel, una chica que hace flamenco trap que tiene un éxito total y lo mantiene vigente. Cada tanto aparece una canción en la banda de sonido de una película, conocido en todo el mundo, es una música conocida y reconocible en todo el mundo, por ahí va la cosa. Ojalá que la gente se interese también por conocer a este personaje por conocer a este tipo tan interesante, tan auténtico, es un poco la intención del libro. La idea del libro es que la gente quiera volver a este personaje riquísimo. Que lo conozcan los jóvenes. Hay un vínculo interesante entre Carlitos y el rock. Todos los rockeros fueron gardelianos, no? hay un tributo muy interesante hacia ese personaje.