CULTURA
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Festival Basado en Hechos Reales: la importancia del fracaso al escribir

Pedro Mairal, Josefina Licitra y Juan Pablo Varsky desglosaron los aspectos de las derrotas en un mundo exitista. Lo esencial del conflicto para contar una historia.

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"Hermosos perdedores", el panel donde participaron Josefina Licitra, Pedro Mairal y Juan Pablo Varsky, moderado por Julieta Roffo. | AG

En un presente en el que las redes sociales son el lugar elegido para mostrar —o fingir— el éxito cotidiano, el fracaso no parece admitirse. No obstante, en el ámbito de la literatura, el fracaso es casi siempre el puntapié para contar una historia, para construir un relato que tenga algo para decir. Pedro Mairal, Josefina Licitra y Juan Pablo Varsky intercambiaron perspectivas sobre lo inevitable del fracaso en el panel "Hermosos perdedores", moderado por la periodista Julieta Roffo, durante la segunda jornada del festival de no ficción Basado en Hechos Reales.

"La literatura se me vuelve interesante cuando es la espalda de Instagram: tu fracaso, la parte horrible del viaje, lo que te daría mucha vergüenza mostrar. Creo que eso es muy literario y genera mucha empatía, justamente porque es mostrar una parte vulnerable”, reflexionó Pedro Mairal, autor de La Uruguaya, uno de los títulos donde sus personajes fallan, a veces más de una vez. "La parte más sonsa, lo que realmente te da vergüenza que la gente se entere, eso hay que escribir. Eso genera empatía”, sumó.

Josefina Licitra, periodista y escritora, resaltó que el eje del fracaso es que "está muy mal visto, incluso por nosotros mismos". La idea del beneficio que pueda traer un fracaso como consecuencia, opinó, es casi como "paliativa": "Ya que fracasas, pensás para qué te puede haber servido, porque seguramente algún rédito lateral hay".

Fracasar, para Licitra, "es bajar de la cima de la que probablemente te habías subido solo, y bajar de una manera un tanto violenta". "Esa horizontalidad de no mirar las cosas desde arriba es necesaria si querés escribir", apuntó. Incluso, la escritora contó un fracaso personal de sus comienzos, cuando estudiaba periodismo en TEA. El desafío que les dio un profesor fue describir un encendedor que puso sobre una mesa: ella hizo un texto casi literario, convencida que sería el mejor, y subestimó al resto de sus compañeros, que quisieron describirlo tal como era. "Esto es caca", dijo el docente cuando leyó su escrito frente a la clase. "Ese día entendí de qué se trataba el periodismo, los hechos. No se puede hacer hablar a un encendedor", contó entre risas. 

Festival Basado en Hechos Reales: tres escritores, tres visiones para contar la historia

Para el periodista deportivo Juan Pablo Varsky, "el principal mensaje del fracaso tiene que ver con el aprendizaje". Si bien opinó que “el golpe es doloroso, es a la vez liberador", porque permite empatizar más con los demás. Para Varsky, hay una diferencia entre el fracaso que afecta a la popularidad, y el que afecta al prestigio. "Una cosa es cuando uno siente que en el fracaso está en juego el prestigio, ahí uno lo defiende más y se resiste, pero cuando tiene que ver con la popularidad, es otra cosa, te reís", dijo al señalar que en ese caso no tiene tal importancia.

¿Cuál es el atractivo, entonces, de contar historias donde algo no salió bien, donde el personaje fracasa? ¿Hay una gratificación al ver el fracaso de otro? "El atractivo es el problema, la posibilidad de su resolución. La importancia del pero, “estaba todo bien, pero”, son los peros los que articulan el relato", afirmó Licitra. Si está todo bien, no hay conflicto, y sin conflicto "no hay trama y no tenés historia". "No existe la posibilidad de contar la felicidad, no es que uno se regodee en el fracaso de los demás, pero la estructura que se arma en torno a un problema permite constituir un relato que avance", consideró la editora de la revista Orsai.

“Hay cierta redención en que las cosas le salgan mal a un personaje. Hay una purificación en el fracaso" Pedro Mairal

Varsky, analista del mundo del fútbol, asegura que el deporte es muy cruel con el fracaso. "El fútbol es tremendo con el fracaso. Te dice, 'ah, no crees en los fracasos, a ver, vení', se ríe de eso". A tono personal y profesional, explicó: "A mi me llama la atención esto de reírnos del fracaso del otro cuando todos sabemos que nosotros tenemos miles. Sin hacer una épica del fracaso, son cosas que nos pasan a todos".

Mairal, por su parte, hizo un paralelismo con el relato de las películas, donde los comienzos felices anticipan un futuro desastre, y coincidió con Licitra en que no hay historia posible si lo que se quiere contar es la felicidad. "En el comienzo con la familia feliz, uno espera que se termine esa armonía. Si seguís con esa armonía generas mucha impaciencia en el espectador, en la literatura también", dijo.

Para él, además, incluso "hay un goce y un morbo legítimo" en el espectador y en el lector al ver cómo todo se viene abajo en una historia. “Hay cierta redención en que las cosas salgan mal, en la golpiza, en el revolcarse en el barro. Hay una purificación en el fracaso", afirmó. Ese “goce legítimo", Mairal lo lleva más allá y lo traslada a la vida cotidiana: "Me fascina que me cuenten el desastre. Me siento más humano cuando veo el fracaso de otros, me siento menos idiota, o por lo menos un idiota compartido".

A.G./ C. P.