Nuestro camarógrafo anticipa que hará una "pregunta tonta" y aunque por un momento amenace con retroceder, se arriesga: "¿De qué vivía Hijitus?". Segundos después, escucha con atención una respuesta: "Voy a citar una frase que dice 'me encanta recorrer bazares para apreciar las cosas que no necesito'". Nadie, ni siquiera el mismísimo Manuel García Ferré, su creador; tiene en claro la ocupación de ese personaje. A fin de cuentas, y para nuestros fines, tampoco tiene importancia. Este dibujito ya es historia.
- Cuando usted pensó los personajes de Hijitus y sus compañeros, ¿creyó que llegaría tan lejos?
Cuando uno está creando un personaje o escribiendo una historieta trata de sentirla, de emocionarse, que produzca una reacción. Cada dicho, cada personaje; situaciones en donde muchas veces me acuerdo de cosas que he vivido o que he visto en la vida real y trato de reflejarlas. En la medida que son auténticas y que eso puede transmitir algo es parte del éxito que puede tener o no tener. La vida es pasión y en la medida en que una historieta le pone pasión a los personajes eso se transmite. Vea por ejemplo el caso del gran dibujante argentino, Quino, la emoción que le pone a todos sus personajes. Yo también trato de ponerle una comicidad, él es más filósofo - hace una profundidad de todos sus personajes - y yo trato de mezclarlo con la cultura y el entretenimiento.
- Le preguntaba si creía que iba a llegar tan lejos a propósito de la vigencia de sus personajes. Hijitus es de la década del sesenta.
Creo que son muy humanos, detrás de cada de uno de estos personajes verá que no hay moda, en ningún momento yo los visto a mis personajes con la moda actualizada. Ni con las zapatillas, ni las remeras, ni los sombreros. A cada uno le pongo una característica propia pero sí le pongo un sentimiento; un móvil en función en cada historieta: la bondad, el miedo, el valor, la cobardía, la ambición.
- El personaje de Hijitus es un nene humilde y muy noble
Quizás de ahí venga su supervivencia. Es un personaje muy real que sueña con superpoderes reales en función de la nobleza, en función del SuperHijitus de resolver las injusticias que todos quisiéramos resolver.
- ¿Y cómo pensó a "los malos"?
Me divierten mucho. Indudablemente, cuando hago las historietas descubro que en función de la maldad surge la bondad. Cuanto más malo es el personaje más bueno es Hijitus. Dos negaciones son una afirmación, entonces Cachavacha, como es mala y quiere ser mala, termina siendo torpe. Por eso tiene el búo que sería su conciencia; ella es muy terca, se empecina en una cosa y termina fracasando. Entonces a los malos los hago fracasar en sus propósitos, la maldad tiene patas cortas.
- Sus malos son muy tiernos. Larguirucho está con ellos pero se junta con los buenos.
Es el termino medio y quizás sea uno de los personajes más populares. Quién no tiene en su familia y entre sus amigos un Larguirucho. Es el común de la gente, a veces se va con Hijitus y se va con Neurus, se enoja con Neurus y vuelve con Hijitus pero en el fondo dice muchas verdades. Yo en boca de Larguirucho he puesto muchos refranes que he oído en la calle. Cuando él le dice a Don Neurus "no haga tal cosa porque la ambición tiene patas cortas". Eso hace reír al adulto y muchas veces es el reflejo de lo que ellos mismos están sintiendo.
- ¿Cómo ve a la televisión argentina hoy? ¿Usted nota que hay tanta creación como en sus inicios?
La televisión es un medio maravilloso que ha hecho cambiar la manera de pensar masivamente, es una pantallita metida en todos los hogares que tiene mucha trascendencia en la formación tanto más que en la información porque un adulto ya está formado pero un chico se está formando. Trato de ser imparcial, de respetar todas las religiones, las leyes morales, ser consecuente con el mundo que me dejaron los padres y en el que yo quisiera que vivan mis hijos y mis nietos. La televisión actual, quizás por un exceso de competencia y de rating, a veces comete errores y se va al límite donde no debiera casi estar.
- ¿Qué le parece la televisión para niños?
Hay canales especializados que tienen muy buen material para diferentes edades. Cuando uno dice niño, una cosa es el niño de dos, tres años y otra es el niño seis, siete y otra el de ocho. Las necesidades son muy diferentes. La televisión muy especializada para chicos está en la etapa de que el chico está aprendiendo a sumar, a restar; hay juegos muy entretenidos por cable que le enseñan pero cuando el chico supera esa etapa necesita de aventuras, de otra emotividad que lo incentive. Ahí es donde yo con Hijitus intento captar una amplitud de edades donde haya una trama argumental que interese y un suspenso que siempre es una cuota de interés.
- He leído por ahí que lo comparan con Disney, ¿por qué?
Técnicamente mis orígenes son las mismas técnicas de animación. Lo que hacía célula por célula, fotograma por fotograma dibujado artesanalmente sobre planchas de acetato, filmado cuadro a cuadro. Hoy en día, con la computación, se agilizó eso. En el dibujo animado, Disney formó escuela, los mejores equipos de dibujantes del mundo los contrataba y se los llevaba. Era un gran empresario con una visión de futuro muy grande y un talento de primer orden.
- El martes fue nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, ¿cómo lo recibe?
Da una alegría recibir un premio de esta índole y más pensando que yo no nací en Buenos Aires, soy español - hoy día naturalizado argentino - y encontré en Buenos Aires un lugar donde me podía explayar, donde podía hacer mucha obra, mucho camino por hacer quizás por la educación que recibí de mis padres que 'sin esfuerzo no se consigue nada' lo acepté como una ley, no como una crítica.
(*) Redactor de Perfil.com