No sé si es el mejor escritor. Ni siquiera creo que sea mi favorito. Pero hay algo inexplicable, o no tanto, que me hace quererlo más que a ningún otro. Este 12 de febrero se cumplen 37 años de la muerte de Julio Cortázar, y seguramente hubiera odiado que se lo recuerde en esta fecha maldita, tan apegado a la vida. Pero me animo a recordarlo en público, porque lo recuerdo casi siempre.
¿Por dónde empezar a evocarlo? ¿Sus frases? Están casi todas en internet, listas para enmarcar con una foto o un dibujito. “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”, “Después de los cuarenta años, la verdadera cara la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente para atrás” o “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”, y así sueltas tampoco son representativas de lo grande que es.
¿Las fotos? Tan alto y tan fotogénico, con barba o con esa cara de nene sorprendido, en París o en Buenos Aires, con su cigarrillo o tocando la trompeta, pero en todas, en todas con una mirada de buena gente. Tampoco son suficientes para traer a este 2021 a un gigante como Julio Cortázar.
Por eso, recordemos los libros, su obra, que capaz nos van a decir que envejeció un poco, que ya no es tan revolucionaria como lo fue en la década del 60, cuando los jóvenes pusieron todo patas para arriba, y el también, que ya no era tan joven, pero siempre fue el favorito de los que recién se acercaban a la literatura y soñaban con escribir la “Rayuela” de los nuevos tiempos.
Entonces, hagamos un recorrido caprichoso por su obra, con los 10 estadíos para llegar de la Tierra al Cielo de la Rayuela. Para tenerlo siempre presente, y disfrutarlo como la primera vez que lo leímos.
El número 1 es Bestiario, primera recopilación de sus cuentos (ya había publicado una obra de teatro y un libro de poemas con un seudónimo), que incluye la célebre “Casa tomada”, que Jorge Luis Borges le había publicado en la revista Los anales de Buenos Aires, y que tiene a “Circe” con la misma calidad.
En el 2, otro infaltable en su obra: Historias de cronopios y de famas, inclasificable libro, absolutamente surrealista de fragmentos y relatos pequeños, divertidos, satíricos, donde los personajes son cronopios, famas o esperanzas, una rara clasificación para los asociales, los formales que defienden el orden y los que están un poco de cada lado.
Casillero número tres para Los premios, su primera novela publicada (había escrito otras, Divertimento y El examen, que se publicaron tras su muerte). En cierta manera, es precursora de Rayuela. Fue muy elogiada por algunos apectos originales, aunque no logra la explosión de originalidad y encanto de su obra cumbre.
Cuarto casillero para Las armas secretas. Si Rayuela es su novela más importante y original, su cuento más extraordinario está en este libro. Se trata de "El perseguidor", una suerte de biografía de Charlie Parker pero contada como si estuviera improvisando sobre una base de jazz. ¿Qué no se entiende bien lo que digo? Lean El perseguidor, por favor.
Número cinco: Todos los fuegos el fuego, es otro de los grandes libros de cuentos de Cortázar. Contiene, entre otros , los increíbles "La autopista del sur", que relata un infernal embotellamiento que dura días y "El otro cielo", de algún modo autobiográfico, con esa sensación extraña de vivir entre Buenos Aires y París, tan iguales y tan distintas.
“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”
Saltamos al casillero seis y nos encontramos con Salvo el crepúsculo, bello libro de poemas cortazarianos, el último libro que publicó en vida, se puede leer como si fuera un testamento poético de las cosas que amó.
En el estadío séptimo están los dos libros quizá más políticos e ideologicos, donde el autor deja la creación literaria para hablar de dos países que ama y que sufre al mismo tiempo: la Argentina y la Nicaragua de la Revolución Sandinista, cuando todo era esperanza y no la desilusión en que se convirtió. "Argentina, años de alambradas culturales" y "Nicaragua, tan violentamente dulce" son dos recopilaciones de artículos, textos, ponencias y opiniones sobre esos países tan cercanos a su corazón.
Descubrieron un libro de Julio Cortázar en la película Las alas del deseo
En el octavo casillero, pongo tres libros, que se parecen entre sí por ser, de alguna manera, herederos de Rayuela, desordenados, fragmentarios, como si fueran un collage. Se trata de "La vuelta al día en ochenta mundos", "Ultimo round "y "62 modelo para armar", que surgió directamente de un capítulo de Rayuela.
Casillero Nueve, "Los autonautas de la cosmopista". Diario de un loco viaje en la autopista París. Marsella, que Cortázar realizó con su última pareja, Carol Dunlop durante 33 días. Un delirio muy divertido y romántico que se permitieron vivir, explorando cada lugar de la autopista del sur. Se dice que ambos sabían que el otro estaba muy enfermaoy se dijo que tenían leucemia, pero años después, se supo que ambos murieron de HIV, cuando todavía no se sabía mucho de la enfermedad. Se la había contagiado el escritor en 1981 durante una transfusión de sangre.
Décimo casillero, a un paso del cielo. Rayuela tiene varios capítulos que pueden leerse completamente aislados del resto. Uno de la tristísima carta de la Maga al bebé Rocamadour, el capítulo 32. Pero mi favorito es el capítulo 68 que está escrito en un lenguaje inventado por Julio Cortázar, el gíglico y es una de los fragmentos más bellos de toda su obra.
El Cielo es Rayuela. La novela publicada en 1963 puso al mundo literario a sus pies. Obra absolutamente revolucionaria, aún hoy no fue superada su originalidad y su locura, llena de amor, de tristeza y de nostalgia, pero también de humor y situaciones risueñas. Una de las obras imprescindibles no sólo de la literatura argentina y latinoamericana, sino del mundo y de todos los tiempos. Como el Quijote, como el Martín Fierro, como Cien años de soledad o el Ulises de Joyce, todas las personas del mundo, alguna vez en la vida, tienen que leer Rayuela.