CULTURA

La década perdida

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Creo que, actualmente, en pocas profesiones existe un condicionamiento ideológico mayor que en la de artista. Se supone que deberíamos ser los ilustradores de un guión que ya está escrito, en el que el mercado es “malo” y lo ideal sería trabajar subvencionados por el Estado y recibir becas de fundaciones y afines. Incluso, como el arte en este tiempo se dedica a “pensarse a sí mismo”, se supone que toda esta temática aparezca de alguna forma en la obra, a modo de crítica. Este condicionamiento a un guión único –que campea por todo el mundo– vuelve más difícil para los argentinos el mero pensar nuestra situación particular. Hay pocas ventas y nulas posibilidades de sincerar lo que sucede. Pero un hecho es que las galerías cierran. Desde luego que el cepo y el clima alrededor terminan de abrochar una camisa de fuerza a un paciente que, convengamos, no se resiste demasiado. Resumiendo, si comparamos los precios y la inserción en el mercado internacional de los artistas argentinos en relación al de diez años atrás, en el arte no podemos hablar de una “década ganada”.

*Artista.