En el Suplemento Cultura de Diario PERFIL ofrecemos cada semana "Narcolepsia - Coordenadas para una aproximación a la poesía", y el elegido de este domingo 28 de marzo es "La poesía latinoamericana", del chileno Roberto Bolaño:
Algo horrible, caballeros. La vacuidad y el espanto.
Paisaje de hormigas
En el vacío. Pero en el fondo, útiles.
Leamos y contemplemos su diario discurrir:
Allí están los poetas de México y Argentina, de
Perú y Colombia, de Chile, Brasil
Y Bolivia
Empeñados en sus parcelas de poder,
En pie de guerra (permanentemente), dispuestos a defender
Sus castillos de la acometida de la Nada
O de los jóvenes. Dispuestos a pactar, a ignorar,
A ejercer la violencia (verbal), a hacer desaparecer
De las antologías a los elementos subversivos:
Algunos viejos cucú.
Una actividad que es el fiel reflejo de nuestro continente.
Pobres y débiles, son nuestros poetas
Quienes mejor escenifican esa contingencia.
Pobres y débiles, ni europeos
Ni norteamericanos,
Patéticamente orgullosos y patéticamente cultos
(Aunque más nos valdría aprender matemáticas o mecánica,
¡Más nos valdría arar y sembrar! ¡Más nos valdría
Hacer de putos y putas!),
Pavos rellenos de pedos dispuestos a hablar de la muerte
En cualquier universidad, en cualquier barra de bar.
Así somos, vanidosos y lamentables,
Como América Latina, estrictamente jerárquicos, todos
En la fila, todos con nuestras obras completas
Y un curso de inglés o francés,
Haciendo cola en las puertas
De lo Desconocido:
Un Premio o una patada
En nuestros culos de cemento.
Posiblemente, y más allá de lo que muchos lectores conocen a Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 1953 - Barcelona, 2003) a partir de su obra narrativa, como Los detectives salvajes (el movimiento infrarrealista, fundado en México junto a Mario Santiago, a partir del vagabundeo por Distrito Federal, y cuyo objetivo era volarle la tapa de los sesos a la cultura oficial), una gran parte de sus mejores poemas se encuentra en el apartado “Manifiestos y Posiciones” de La Universidad Desconocida.
"En memoria de Jane Fraser", de Geoffrey Hill
En poemas como “Horda” (1991) o “La poesía latinoamericana” (1992), Bolaño hace claro su mensaje que además multiplica y actualiza el presente lírico de nuestro idioma: “los poetas de la lengua española, cuyo nombre es / Horda, los mejores, las ratas apestosas, duchas / En el duro arte de sobrevivir a cambio de excrementos, / De ejercicios públicos de terror, los Neruda / Y los Octavio Paz de bolsillo, los cerdos fríos, ábside / O rasguño en el Gran Edificio del Poder. / Horda que detenta el sueño del adolescente y la escritura”.
El paso ganado de Bolaño, y que por tanto supera al malditismo oficial, es la celebración que realiza del Tercer Mundo, multiplicador de la pobreza y del fracaso: “Demos gracias por nuestra pobreza, dijo el tipo vestido con harapos. / Lo vi con este ojo: vagaba por un pueblo de casas chatas, / hechas de cemento y ladrillos, entre México y Estados Unidos. / Demos gracias por nuestra violencia, dijo, aunque sea estéril / como un fantasma, aunque a nada nos conduzca, / tampoco estos caminos conducen a ninguna parte”.
Roberto Bolaño siempre fue devoto de la poesía y de la vida de los poetas. Llegó a la literatura de la mano de los poetas, como Baudelaire, Lautréamont y Rimbaud, como él mismo se encargaba de recordar cuando en las entrevistas se le preguntaba por sus orígenes literarios.