Cecilia Giménez era una tranquila residente del calmo poblado español de Borja, hasta que decidió restaurar el "Ecce Homo", un retrato de Jesús en mal estado ubicado en uno de los muros del Santuario de la Misericordia, una pequeña iglesia de una hospedería del siglo XVI, propiedad del Hospital Sancti Spíritus.
La anciana, de 81 años, terminó arruinando el cuadro, al menos a los ojos de la iglesia, que según ella le había permitido restaurarlo. Pero para internet, la obra resultó una genialidad, y la imagen del Ecce Homo y la de Cecilia dieron la vuelta al mundo, al punto de convertir al santuario en una atracción turística de Zaragoza.
Ahora, los abogados de Giménez estudian pedir derechos de autor por el uso de la imagen resultante, informó el diario español La Vanguardia, en busca de lograr una remuneración de, por ejemplo, el euro que pagan cada uno de los turistas que visita el Santuario de la Misericordia.
La fundación sin ánimo de lucro responsable del santuario, por su parte, se prepara para un posible litigio legal.
Sin intención. Ante el revuelo por la intervención artística, la propia Giménez confesó sentirse muy mal por lo sucedido. "Esto ahora me viene de golpe y lo siento. Lo siento, porque no he querido hacer nada mal", decía una y otra vez.
"La gente me dice que está mal y yo lo reconozco y lo comprendo, no está bien. Siempre me ha quedado muy bonito y como esta vez no lo he podido acabar pues no está bien", admitió.
"No podía imaginar tanto revuelo. ¿Qué es lo que he hecho? Es un cuadro que no tiene mayor importancia, que está hecho en una pared de salitre que cuando lo tocas cae", relavitizó.