Ya que Bolivia fue el nombre geográfico más mencionado por los medios en los últimos días, vale la pena recordar a Raúl Shaw Moreno, quien fue el cantante más conocido de ese país.
Había nacido en Oruro en 1923 y desde adolescente se dedicó a cantar profesionalmente aprovechando su melodiosa voz y su característico falsete. A partir de haber ganado a los 15 años un concurso de canto patrocinado por el Teatro Municipal de su ciudad natal, se presentó en la radio local y luego se mudó a La Paz y allí integró sucesivamente los conjuntos vocales Los Altiplánicos, Los Indios y el trío Panamérica Antaware, con quienes grabó su primer disco. Su golpe de suerte llegó cuando en 1951, durante una gira del Trío Los Panchos, uno de sus integrantes (Hernando Avilés) abandonó el grupo por desacuerdos con Alfredo Gil, director artístico, y luego de una prueba él fue contratado para reemplazarlo. En ese momento, el cantante boliviano, cuyo verdadero nombre era Raúl Shaw Boutier, adoptó el nombre de Raúl Shaw Moreno y como nuevo miembro de Los Panchos, junto a Alfredo Gil y Chucho Navarro, se presentó en audiciones radiales y en teatros y boîtes de varios países de Sudamérica, y aportó su particular estilo al grabar varios boleros.
Luego de trabajar solo unos meses con ellos, se desvincula de Los Panchos en 1952 y viaja a Santiago de Chile, donde forma el grupo Los Peregrinos, que acompañaron al bolerista Lucho Gatica. Finalmente, en 1956 Raúl Shaw Moreno se establece como solista durante los siguientes diecinueve años y Los Peregrinos pasan a ser el coro que lo acompaña en algunas de sus grabaciones.
Contratado por el sello Odeón, graba boleros como La barca, Estoy perdido, El espejo y Contigo en la distancia, y temas románticos de algunos autores argentinos como Mario Clavell, los hermanos Expósito y Eladia Blázquez. Su popularidad fue disminuyendo al finalizar los años 60. Al contraer matrimonio por tercera vez con una argentina, Shaw Moreno se radicó en Buenos Aires, donde murió en 2002 a los 79 años.
Es notable que sus canciones, grabadas hace 60 años, nos hablan de despedidas, ausencias y posibles regresos, y podrían asociarse con la situación política actual que se vive en Bolivia con relación a Evo Morales. Frases como “Nos tenemos que decir adiós”, “Hoy que te vas, yo quisiera decirte mil cosas”, “Estoy perdido y no sé qué camino me trajo hasta aquí” y “Piensa que yo por ti estaré esperando, hasta que tu decidas regresar”, incluidas en aquellos boleros, nos remiten al sentimiento que puede existir entre un político y sus admiradores.