CULTURA
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Las temporalidades del arte

Instalada en los siete pisos del museo Macro de Rosario que miran al río, la muestra “Rosario Remix. Nuevos y otros artistas del grupo Litoral”, curada por Marcelo Pombo (Buenos Aires, 1959), permite reconocer a nuevos y a viejos creadores, dando una nueva función al canon, poniéndolo a prueba, siempre en disputa. Hasta el 12 de noviembre.

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Composiciones. Se exhiben trabajos de Rubén Lescano, Nelly Giménez Vallana, Mele Bruniard y Miguel Angel Budini, entre otros. | bartolini

Si estamos de acuerdo con la cita de Boris Groys sobre que no todo el arte que se produce en el presente es arte contemporáneo, si pensamos en que la temporalidad, la relación del arte con el tiempo, es una buena manera de distinguir las producciones artísticas, las presentes, las pasadas y las futuras, al ver Rosario remix, la muestra que curó Marcelo Pombo en el Museo Castagnino de Rosario (Sede Macro) podemos seguir tirando un poco de esta misma idea.

Toda ella está en los siete pisos de esa institución, que se erige en unos antiguos silos, mientras el río Paraná corre augusto, el sagrado río, como en la oda de Lavardén: “Baja con majestad, reconociendo/de tus playas los bosques y los antros./Extiéndete anchuroso, y tus vertientes,/dando socorro a sedientos campos/den idea cabal de tu grandeza”.

Enumerados en orden, cada piso/sala tiene la siguiente conformación: videos de Rubén “Palomo” Lescano; una obra del escultor cordobés Miguel Angel Budini, que pertenece a la colección del Museo Castagnino+Macro; la producción de la Escuela de Diseño de Indumentaria de Rosario; los tejidos de María Cristina Ríos Iñíguez; las esculturas de Nelly Giménez Vallana; obras de Claudia del Río y el arte de Mele Bruniard.

Sin embargo, decirlos en orden es casi no decir nada. O apenas enunciar las múltiples estrategias que Pombo lleva adelante en su resignificación de, por ejemplo, el trabajo de investigación y curaduría. La elección de los artistas ya es un gesto. Por un lado, prefiere borrar la categoría para darle una nueva entidad. Hacer tambalear las fronteras entre arte y artesanía, taladrar el campo cultural artístico, yuxtaponer, al menos, dos sistemas de consagración, revisar la idea de profesionalización del artista, licuar al centro y a la periferia. Por el otro, cada uno de los casos le sirve para probar una hipótesis que viene poniendo a prueba desde 2008 con una exposición patrimonial, llamada Nuevos artistas del grupo Litoral, y con la creación del Museo de Arte Regional. La pregunta, como tesis, ¿es posible abrazar nuestro pasado artístico como un recurso para producir arte contemporáneo? se responde con creces.

Por eso, Pombo mete mano en el diseño, se atreve con las obras, las emplaza, las interviene, las conduce. Sería ver muy poco si esto sólo evidenciara que es una muestra suya. Sería no ver esa relación con el tiempo que se menciona al comienzo. Ni tampoco considerar el “remix” del nombre.

Por lo menos, hay dos claves: el arte del pasado que se produjo en el suspenso del futuro. Que quedó ahí, como si fuese Blancanieves dormida, con el bocado de manzana envenenada, esperando al príncipe que la despierte. Además está el remix que manipula, combina, hasta llegar al pastiche. No tanto en su uso en la pintura, las imitaciones de obras pictóricas tan bien hechas que podían pasar por auténticas, sino en la técnica literaria o su uso en la ópera. Obras que estaban formadas en su mayor parte por porciones de obras de otros compositores, aunque también podían incluir composiciones originales. Las primeras se adaptaban de manera más o menos libre, generalmente como arias en óperas pasticcio, sustituyendo el texto original por otro nuevo.

Marcelo Pombo cree en el museo. Está convencido, entre tantas otras cosas, de que esa organización es el lugar de visibilidad. Es la manera de ordenar y clasificar las producciones artísticas. Hace años que de allí entra y sale; saca y pone. Tanto, que su propio trabajo artístico y pedagógico está muy ligado a esas operaciones de relectura de la historia del arte. Considera, asimismo, que el canon no tiene otra función que ser revisado, sacudido, reordenado. La historia, entonces, es porosa y maleable. El artista, por su parte, es quien puede hacerlo y darse para sí una posición muy ventajosa en ese quehacer. Esa condición pareja, a la misma altura de sus ojos, en términos de autoridad, le permite accionar sin dictaminar, sentenciar o legitimar. Nada más lejos de su horizonte que la nueva instalación de lo mismo que sacude. Por el contrario, para él esa convicción no es una nueva cárcel. Es la creencia en el arte y en el trabajo del artista.


Rosario remix

Hasta el 12 de noviembre

Sede Macro

Avda. Brigadier Estanislao López 2250

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Rosario