Su oficio, al igual que el del cineasta, es inventar historias, pero el presidente del jurado del Festival de Cine de San Sebastián, el escritor norteamericano Paul Auster, traza una clara línea divisoria entre ambos géneros y asegura que no quiere ver sus novelas en la gran pantalla.
" No quiero convertir mis libros en películas, porque son demasiado complejos para ser películas. Para hacerles justicia ni siquiera sé si es posible hacer una película con ellos. Tendrían que durar ocho horas. Una película es como un relato breve", explicó el escritor en entrevista con DPA en el certamen vasco, donde hoy presenta La vida interior de Martin Frost , su segunda película en solitario como director.
Hasta la fecha tan sólo un libro suyo, Music of Chance , ha sido traducido en imágenes. Auster (Newark, 1947) comentó que tal vez haga una excepción con In the Country of the Last Things , porque de todos sus libros "es el más visual". En este proyecto que dirigiría el argentino Alejandro Chomsky, el autor ha colaborado en el guión y su hija Sophie, cantante, sería la protagonista.
El escritor neoyorquino contó que llegó al cine de forma accidental. Wayne Wang leyó un cuento suyo y lo quiso llevar al cine. Como nunca había rodado en Nueva York le pidió ayuda, así que colaboraron en Smoke .
Tras grabar a algunas personas que solían aparecer en la pequeña tienda de tabaco utilizada como set, los productores les ofrecieron hacer otro largometraje con ese material y cuando se disponían a rodar, Wang cayó enfermo, así que él tuvo que asumir el mando de Blue in the Face.
Wayne Wang forma parte por cierto de la competición oficial en San Sebastián con A Thousand Years of Good Prayers y, tal vez para despejar dudas sobre la imparcialidad de su labor, Auster dejó caer en la entrevista que no le ha visto en años.
El escritor entiende que su cine es una extensión de su literatura. Sus películas tienen un tono de fábula que no tienen sus libros. " El cine es un medio fantástico que se presta a historias mucho más impactantes, duras, que no podrían haber sido libros", aseguró el director de Lulu on the Bridge . " El cine me da la oportunidad de expresarme visualmente", añadió el autor, quien en La vida interior de Martin Frost cuenta una fábula sobre un escritor (David Thewlis) que se retira a la casa de unos amigos para descansar y allí aparece misteriosamente una mujer (Irene Jacob), la personificación de su musa, de la que se enamora perdidamente.
" Para mí lo que hay que entender de esta película es que es la historia de un hombre que escribe una historia sobre un hombre que escribe una historia. Hay tres niveles, pero lo que la hace ambigua es que el escritor se presenta como personaje de la historia. No se sabe si lo está imaginando o viviendo", explicó el director, también guionista y productor.
" Todo empieza como una farsa y lo que luego sucede es totalmente imposible", añade Auster, que expone en pantalla el proceso creativo que se inspira en la vida misma. En La vida interior de Martin Frost reserva un pequeño papel para su hija Sophie, quien además promociona sus dotes como cantante. Tras formar parte del jurado en Cannes y Venecia, Auster aceptó encantado presidir el de San Sebastián porque acababa de escribir una novela, Men in the Dark , y cuando acaba un libro siempre se siente muy vacío y deprimido. Asegura que venir aquí al frente del gremio que otorgará la Concha de Oro le ha venido bien, pues está tan ocupado que no tiene tiempo de pensar.
Además, confiesa el autor, la comida en San Sebastián, la ciudad con más estrellas Michelin de España, es " sublime". El escritor, ganador el año pasado del Premio Príncipe de Asturias de las Letras por unir lo mejor de la literatura estadounidense y europea, también tiende puentes con su cine, más próximo al estilo intimista del viejo contiente. No obstante, habrá que esperar bastante para volver a ver otro cuento suyo en imágenes. " En un mundo ideal, me encantaría hacer otra película, pero no tengo una idea para hacer otra película. Lo que sí tengo es una idea para otro libro".