CULTURA
90 puestos

Puesteros al ataque

Miembros de la Feria de Libros del Parque Rivadavia denuncian falta de seguridad, agua y mantemiento.

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Los vendedores de libros de Parque Rivadavia en pie de guerra. | Facebook Feria de Libros Parque Rivadavia

En los últimos días, en la Feria de Libros del Parque Rivadavia, ubicada en el barrio de Caballito, aparecieron varios carteles con reclamos dirigidos al gobierno de la ciudad de Buenos Aires, entre los que se destacan la ausencia de personal de seguridad en la zona de los puestos (que fueron violentados e incluso prendidos fuego), la falta de acceso al agua y el descuido de los canteros instalados en la calle peatonal que va de Rosario a la avenida Rivadavia. “La feria se inunda y el gobierno pasa música”, se leía en uno de los carteles, en alusión a una fiesta de música electrónica auspiciada por el gobierno porteño en plena pandemia y que tuvo lugar el pasado 16, de 19 a 23, y en la que participaron tres DJ. Mientras tanto, las actividades culturales de la Feria de Libros del parque están suspendidas por las restricciones impuestas por las medidas sanitarias. 

En otros carteles se enunciaban pedidos concretos: “Seguridad nocturna en la feria” y “Reparación de los toldos dañados”. En la llamada “puesta en valor” de la Feria, el gobierno se hizo cargo de los toldos. Cuando estos se empezaron a romper, los feriantes descubrieron que no tenían garantías y que nadie los reparaba. El mantenimiento de los canteros corre por cuenta de los trabajadores de la feria, y no por el personal del gobierno porteño. En total, la Feria de Libros del Parque Rivadavia tiene noventa puestos y diez se hallan en lista de espera. Es un paseo tradicional de la ciudad, que atrae a personas de todas las edades, en especial en la actualidad, cuando se recomiendan (como hace el gobierno porteño) realizar actividades al aire libre.

“Los reclamos son históricos –dice Fabián Torres, uno de los delegados de los libreros-. A partir de la obra de la calle peatonal en el parque, que fue inconsulta, se complicaron otras zonas. Hay lugares que ahora se inundan cuando caen tres gotas”. Las autoridades prometieron soluciones hace más de un año. “Además, durante la pandemia sucedieron varios hechos de inseguridad, se incendiaron dos puestos, se violentaron catorce y hay robos –enumera Torres-. Esto ocurre de noche”. El subsecretario de Participación Ciudadana en Seguridad, Juan Pablo Arenaza, dispuso dos patrullajes nocturnos, que los libreros consideran insuficientes. “También con la pandemia caímos en la cuenta de que no tenemos acceso al agua potable. Luego de una negociación con los representantes de la Comuna 6, logramos que pusieran una canilla de plástico, atada con alambre a una manguera y que está dentro del parque”. De ahí sacan agua los trabajadores de los puestos. Si por algún motivo el parque está cerrado, se quedan sin acceso al agua. Por último, se pidió una señalización de la zona peatonal, porque por allí comenzaron a circular muchas motos. A mediados de mayo, luego de la cuarentena estricta, los libreros comenzaron a abrir los puestos, primero dos veces por semana, luego de lunes a viernes y, desde hace dos meses, también sábados y domingos.

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Los reclamos de los feriantes se hicieron en repetidas ocasiones ante autoridades de la Comuna 6, que preside Federico Ballán; del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la ciudad, a cargo de Clara Muzzio, y ante el jefe de gabinete, Felipe Miguel. “Por ahora, recibimos solo promesas”, concluye Torres. Los mismos funcionarios publicaron esas promesas en sus redes sociales.