CULTURA
Les visitants

Visitas inesperadas

Desde el próximo viernes queda abierta en el CCK la muestra Les visitants, una mirada personal del argentino Guillermo Kuitca, de la colección de la prestigiosa Fondation Cartier pour l’Art Contemporain de París.

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Nexos. Podrán verse obras de veintitrés prestigiosos artistas internacionales, como David Lynch (foto), Agnès Varda, Patti Smith, Wolfgang Tillmans y Nobuyoshi Araki. | fondation cartier pour l'art contemporain

Guillermo Kuitca camina por los pasillos de la maqueta de la muestra que tiene en su mente. Les visitants todavía está más en su cabeza que en las dos inmensas salas del CCK donde se inaugurará el 27 de octubre. Sin embargo, el cuerpo (y alma) de esta exhibición, ese corazón de sentidos que late desde Les habitants, la que ideó para el 30 aniversario de la Fondation Cartier pour l’Art Contemporain en 2014, está casi listo en La Gran Lámpara del centro cultural. La instalación Living Room de Kuitca, David Lynch, Patti Smith y Artavazd Pelechian son los fabulosos invitados especiales de una lista tan extraordinaria como inédita para estas latitudes.

También caminamos por el sexto y el séptimo piso, por rampas, entre cajas de madera, la oficina improvisada, unas paredes en construcción, grandes obras colgadas, pequeñas fotocopias que cuidan el lugar de sus originales. En medio de ruidos de máquinas, invoca las obras que estarán en breve. Ellas vienen como hadas a su imaginación y se hacen presentes en los sitios asignados.

“Seamos peripatéticos”, le digo a Kuitca y asoma la primera sonrisa de tantas que nos intercambiaremos a lo largo de la charla que nos dejó contentos. A pesar de estar ocupadísimo, se toma todo el tiempo en las explicaciones. Tengo la sensación de que me las dice, al tiempo que las confirma. Es muy impresionante conversar con las ideas de Guillermo Kuitca. Tener la posibilidad de ver de qué modo articula un pensamiento artístico para ejercer el oficio de curador, cómo piensa el espacio, cuál es su doble función como artista, el único de Argentina en una muestra que tiene más de quinientas obras de veintitrés artistas y todas elegidas por él para este lugar.

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“El nombre de la muestra es una palabra inventada: visitants no existe en francés. La elegí porque tiene la sonoridad que empareja con Les habitants, como se llamó la anterior muestra en Francia para el aniversario de la Fondation Cartier. A su vez, este nombre lo tomé del cortometraje de Pelechian de 1970 que se pudo ver en ese momento y se volverá a ver acá en Buenos Aires”, explica Kuitca. Tramar un falso cognado, esas palabras que suenan parecido en diferentes lenguas pero tienen significados distintos, es habilitar el juego de opuestos, las semejanzas y contradicciones ab initio de la curaduría.

“Si bien siempre me pregunto qué estoy haciendo, no lo hice ni en la muestra de los treinta años ni en ésta desde un lugar diferente a mi trabajo como artista. Ahí estoy solo frente a la obra. Acá también frente a muchas pensando cómo se relacionan entre ellas y conmigo. Lo digo desde el momento del pensamiento. Después trabajo con mucha gente que lleva a cabo eso. Otra cosa en la que coincide es que me puedo equivocar; acepto la posibilidad del error. Eso está en la artística y en la curatorial. En esta última, con un poco más de consecuencias porque si armás todo y después decís, OK, chicos, no va, ¡te van a querer matar!”.

Pareciera que esto no fuera a ocurrir. La selección es impecable en varios sentidos: artistas superprestigiosos con obras, poco o nada vistas, como los desnudos de David Lynch y la serie de fotografías de Nobuyoshi Araki de mujeres en la práctica de kinbaku, el arte de atar para causar placer. Las poderosas imágenes de Hiroshi Sugimoto que contrastan por su peso (específico y metafórico) con la fragilidad de los contactos de Francesca Woodman. A su vez, la realización depurada de Sugimoto se enfrenta con el grano muy torturado del documental de Pelechian, proyectado con la máxima tecnología. “Me interesa quién se relaciona con quién. No hago sentencias, no me gustan los statments tan transitados en la curaduría. Prefiero pensar en tamaños: las fotos mínimas de Patti Smith en la sala más grande. Que Juergen Teller y sus imágenes desajustadas, el pelo suelto y rosa de Kate Moss, por ejemplo, sigan al preciosismo de los peinados del africano J.D. ‘Okhai Ojeikere y la elegancia de Seydou Keïta. Prefiero que se vaya armando una cadena muy libremente entre proyecciones y videoinstalaciones de Tony Oursler, Agnès Varda, Artavazd Pelechian, Raymond Depardon y Claudine Nougaret, Jean-Michel Alberola, Rinko Kawauchi, Daido Moriyama, Nan Goldin, Douglas Gordon. Quiero pensar en los rojos de la monumental escultura de Adriana Varejão y en los de las pinturas de Lynch”. Estamos frente al repertorio de fotos que sacaba, desde su departamento en la playa de Río de Janeiro, Alair Gomes en los años 70 y 80. Casi al unísono decimos lo que estamos pensando: ¡en la playa de Ipanema no se puede sino fisgonear! Mientras se toma cerveza, claro.

A su modo, Kuitca acepta que ha hecho un trabajo de investigación en el archivo de la Fondation Cartier, que fue construyendo hipótesis –“prefiero decirles intuiciones”– y que esta exposición es el resultado de ese trabajo de un año y medio. En lo que no va a ceder es: “No estoy pensando nada teórico ni revisitando, ni reviendo, ni re nada de la colección. Quiero dejar accesos múltiples y no una lectura cerrada. Evitar los textos de sala que son muy molestos. Los espectadores tendrán la información necesaria en un texto de mano. Me interesa, sobre todo, el vínculo del visitante con Les visitants. Esa experiencia íntima entre el espectador y la obra”.

“¡Qué incómodo es ser anfitrión! ¡No lo soy ni ahí!”, se dice a sí mismo. Mientras tanto, juntos ensayamos el chiste: la Mirtha Legrand de las artes visuales hoy con su muestraza. “¡Qué delirio!”. La sonrisa se torna en carcajadas.


Les visitants

Una mirada de Guillermo Kuitca a la colección de la Fondation Cartier pour l’Art Contemporain. Del 27 de octubre hasta mayo de 2018. En el CCK, Sarmiento 151.