El mito está instalado. Y no se discute. Alguien lo tiró, circuló, se repitió, prendió como un abrojo y desde entonces nadie lo cuestiona. Entonces ocurre que cada vez que arrancan las fases eliminatorias de las copas se especula con el gol de visitante. Que vale doble, que no convertir es lapidario, que meter uno es prácticamente lo mismo que clasificarse. El valor que tomó el gol en cancha ajena es desmedido. A un cero a cero de visitante se lo considera casi como una derrota. Si no, que lo digan aquellos hinchas de River que después de la semifinal de la Sudamericana en la Bombonera se quedaron tan consternados como si hubiesen perdido. O los de Boca, que celebran la virginidad de su arco como si fuera algo determinante.
Un repaso por las últimas ediciones de las copas internacionales demuestra que si el equipo visitante empata sin goles el primer partido no debería preocuparse a pesar de no haber convertido. Al contrario. En la mayoría de los casos tiene final feliz. En las últimas cinco ediciones de las copas Libertadores y Sudamericana hubo 16 partidos de ida que terminaron cero a cero. ¿Qué pasó en las revanchas? En esos 16 encuentros, se clasificaron diez equipos que habían sido visitantes en el primero. Diez de 16. Sólo seis equipos que habían jugado como locales siguieron en carrera. Las estadísticas, entonces, rompen con el mito del gol de visitante. En definitiva: ni los hinchas de River deberían alarmarse ni los de Boca amagar con el festejo. Si el jueves el destino se pone en sintonía con los antecedentes, el que dispute la final de la Sudamericana será River.
De estas series que arrancaron sin goles hubo dos que tuvieron como protagonistas a Boca y a River. Las dos ocurrieron el año pasado. Y a los dos les fue mal. Los xeneizes recibieron a Newell’s por la Libertadores. Después del cero a cero en la Bombonera también empataron sin goles en Rosario. Se definió por penales: tuvieron que patear 26, hasta que Newell’s lo liquidó 10 a 9. Seis meses después le tocó el turno al Millonario, contra Lanús, por la Sudamericana. Cero a cero en el Sur y revancha en el Monumental. El equipo de Guillermo Barros Schelotto lo liquidó 3-0.
Además de las estadísticas hay otras cuestiones que el próximo jueves van a salir al campo de juego. El temor es uno. Si en la Bombonera los jugadores nunca se despegaron de la presión de un superclásico definitorio y no pudieron soltarse para intentar por lo menos dos pases seguidos, hay que ver qué podrá ocurrir en el Monumental, en una revancha que va a definir un ganador y un perdedor. Por otra parte, River suele jugar mejor como local y Boca, como visitante. Por eso, lo que ocurra en este partido histórico es impredecible. Si mandan los miedos, se verá otra batalla como la de anteanoche. Si prevalece el rendimiento, el encuentro será más abierto. Y si la que se impone es la estadística, entonces los que festejen serán los de la banda roja. A pesar de los lamentos porque no convirtieron un gol de visitante.
Martinez no se baja
R.P.
Al Burrito Martínez le quedó de la primera semifinal de la Sudamericana un esguince en el tobillo derecho, pero en el cuerpo técnico no descartan que esté en la revancha el próximo jueves. Ayer, en el regreso del plantel de Boca a los entrenamientos, el delantero estuvo en la cancha principal del complejo Pedro Pompilio calzado con ojotas y después pasó por la sala de kinesiología. El Burrito sufrió una fuerte infracción del defensor Leonel Vangioni a poco de comenzado el partido en la Bombonera. Y a la media hora de juego debió ser reemplazado por el chileno José Fuenzalida.
Como en el plantel de Boca no hay nuevos lesionados, los jugadores que el jueves disputaron el superclásico hicieron ayer una breve sesión de ejercicios regenerativos. El resto de los compañeros hizo una entrada en calor y fútbol-tenis.
Con respecto al partido de mañana contra Independiente en el mismo escenario del jueves, el técnico de Boca no ofreció precisiones. Sin embargo, se descuenta que pondrá un equipo con mayoría de suplentes. Recién hoy, cuando se cumpla la jornada de entrenamiento y se dé a conocer la lista de concentrados, se podrá tener una mayor aproximación respecto a los once que mañana recibirán al equipo de Avellaneda, uno de los que le disputan el liderazgo del torneo local a River.
Cavenaghi va a la cancha de Racing
R.P.
Con la revancha de la semifinal de la Sudamericana con Boca y las tres fechas que le quedan del torneo local, el técnico Marcelo Gallardo debe hacer malabares. Para visitar mañana a Racing, que es el único escolta del Millonario, el Muñeco desafectó a seis titulares y concentró a Fernando Cavenaghi.
Los que se quedan afuera del trascendental partido en Avellaneda son el defensor Jonatan Maidana (sufrió una distensión en el isquiotibial izquierdo que le demandará tres semanas de recuperación), Carlos Sánchez, Leonardo Ponzio, Ariel Rojas, Leonardo Pisculichi y Teófilo Gutiérrez, que tendrán descanso para la revancha con Boca el jueves próximo.
El respiro que les dio Gallardo a estos jugadores se debe al desgaste que vienen haciendo por jugar en forma paralela el campeonato y la Sudamericana. En el caso del colombiano Teófilo Gutiérrez y del uruguayo Carlos Sánchez, hasta vienen de viajar por jugar en sus selecciones.
Es probable que Cavenaghi reaparezca mañana en el banco de suplentes. El último partido oficial del goleador en Primera fue ante San Lorenzo, el 24 de mayo, por la Superfinal disputada en San Luis y que ganó River. En agosto se tuvo que someter a una operación. Y la semana pasada sumó fútbol en el encuentro de reserva en el que River le ganó 1-0 a Olimpo de Bahía Blanca.
El delantero uruguayo Rodrigo Mora preocupó a Gallardo con una inflamación intestinal que sufrió esta semana. El goleador, que empezó una dieta blanda, estuvo ayer en el club y a la tarde lo vio un cirujano. Si los médicos definen que no se tiene que operar habría alguna posibilidad de que vaya al banco en la revancha contra Boca.