Tras conseguir la medalla de plata en los 800 metros libres y emocionar a todo el mundo por el festejo que incluyó el recuerdo de su abuela fallecida previo a la competencia, la nadadora argentina Delfina Pignatiello volvió a subirse al podio ayer tras culminar en la segunda posición, detrás de la húngara Ajna Kesely, en la final de 400 metros libres, al registrar un tiempo de 4:10:40. De esta manera, la joven de 18 años oriunda de la localidad bonaerense de San Isidro consiguió la novena presea para Argentina, y la segunda de plata de su cosecha personal en lo que va de los Juegos Olímpicos de la Juventud.
Tras la carrera, la abanderada de la delegación albiceleste se refirió a la exigente preparación a la que tuvo que someterse durante el último año. “Fue un año muy duro, se entrenó muchísimo para esto. Por otra parte, mi abuela falleció la semana anterior al comienzo de los Juegos, así que tanto la carrera anterior como ésta son totalmente para ella porque sé que está conmigo. No esperaba que viniera tanta gente, se sintió mucho el apoyo, acepto que hubo mucha presión. Traté de disfrutarlo y lo voy a seguir disfrutando. La villa es tremenda, se siente todo súper lindo, no fue lo que esperaba sino mucho mejor. Mi tiempo no fue el que quería, se entrenó para mucho menos, pero voy a seguir disfrutándolo y estoy súper contenta con los resultados”.
Por último, resumió: “Por más que el tiempo no fue el que se quería estoy súper contenta, porque pasaron muchas cosas duras este año. Tengo que aprovechar y disfrutar cada momento”, dijo, con el rostro cansado y al borde de las lágrimas.
Cabe recordar que en 2017, Delfina Pignatiello se había convertido en una de las máximas promesas del deporte argentino, tras haber obtenido el bicampeonato mundial, al imponerse en las competencias de 1.500 y 800 metros, respectivamente, mientras que en los 400 metros libres logró la segunda posición.