DEPORTES
river vencio a central

Cambiar los silbidos por aplausos, una cosa de chicos

Jugaba mal y su gente se lo hacía sentir, hasta que Federico Andrada, en su tercer partido en Primera, encontró una pelota suelta y marcó el gol del triunfo.

El momento indicado. Ocho ojos mirando lo mismo pero haciendo fuerza para distinto lado: Caranta quiere sacar la pelota, Andrada, Carbonero y Balanta, meterla. Ganaron los últimos.
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Federico Andrada es el goleador histórico de las divisiones inferiores de River, con 143 goles, tiene 19 años y su ídolo es Fernando Cavenaghi. Anoche, River no podía con Rosario Central hasta que apareció él con un cabezazo a los 34 minutos del segundo tiempo para darle la victoria a su equipo. Así, River, que venía de caer con Gimnasia, derrotó 1-0 a Rosario Central. 

¿Qué escribir de un primer tiempo en el que River y Rosario Central jugaron al tiro al blanco con los aviones que sobrevolaron el estadio Monumental? ¿Qué escribir de un primer tiempo en el que no hubo tres pases seguidos? ¿Qué escribir de esa batalla campal que entablaron en la mitad de la cancha? ¿De los forcejeos, de las patadas, de los pelotazos sin sentido, de los avances por yardas cual fútbol americano?

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¿Qué escribir de un River que no sabía qué hacer con la pelota, que la dividía por dividirla, que dejó solo contra al mundo al entusiasta Giovanni Simeone? ¿Qué escribir de la pasividad de Manuel Lanzini y del debutante Jonathan Fabbro? ¿Qué escribir de las escaladas sin sentido por la banda izquierda de esa dupla tautológica (Leonel Vangioni-Osmar Ferreyra) que puso Ramón Díaz en cancha? ¿Qué escribir de las dudas de Leonardo Ponzio, que jugó como único mediocampista central, cuando recibía la pelota en la mitad de la cancha? ¿Qué escribir de los avances tímidos por derecha del impreciso Carlos Carbonero?

¿Qué escribir, a la vez, de Rosario Central, que presionó arriba pero que no supo qué hacer con la pelota una vez que la recuperaba? ¿Qué escribir de la soledad de Carlos Luna, que forcejeó una y mil veces contra Eder Alvarez Balanta? Luna, al menos, lo intentó. Incluso sacó de la galera la única llegada presentable de Rosario Central (y del partido) en el primer tiempo, cuando asistió, a lo Xavi, a Diego Lagos, que no supo si definir él o tirar el centro, y no hizo ni la una ni la otra. Ya en el segundo, River reaccionó: al minuto, Fabbro asistió a Simeone, que remató con la marca encima y la pelota salió apenas desviada. También Rosario Central reaccionó: a los siete minutos, abrió la defensa de River con tres pases (¡sí, tres pases!), pero Marcelo Barovero atajó el remate de Hernán Encina.

Pero esa reacción era un espejismo, y volvió la lucha grecorromana en la mitad. Lanzini estaba pero no estaba. Fabbro no aparecía, y cuando apareció le pegó una patada grosera a Pol Fernández y fue expulsado. Central presionaba a Ponzio, y la salida por abajo de River era, ya, imposible. ¿Y Rosario Central? Bien, gracias. No consiguió nunca salir de contraataque y se limitó a tirarle ladrillos a Luna que, así y todo, los bajaba. Pero, lo escrito, estaba solo: debía bajar la pelota, aguantar a Alvarez Balanta, tirar el centro e ir a cabecearlo. Lógico: el equipo que entrena Miguel Angel Russo, conformista, quería el empate. River, no. Pero la intención es necesaria, mas no suficiente para ganar. Para ganar hay que jugar. O tener suerte. Y a Andrada.

 

Cruz Azul pide a Teo

Cruz Azul de México reclamó ayer que Teo Gutiérrez se reincorpore al plantel, debido a que River “no cubrió en tiempo y forma” el pago por el cincuenta por ciento del pase del jugador.

Desde la dirigencia de River le dijeron a DyN que se trata de “un problema administrativo” e incluso se mostraron confiados en que el delantero podrá debutar en la tercera fecha, ante Godoy Cruz en Mendoza.

El club mexicano reclama que Teo se presente el lunes a entrenarse. En River aseguran que ese día  se realizará el pago y que el pase no está en riesgo.

En tanto, el uruguayo Carlos Sánchez admitió ayer que no quedó conforme con su partida de River al Puebla de México, para liberar el cupo de extranjeros que se completó con su compatriota Rodrigo Mora.

“Me voy con angustia, porque Ramón Díaz me había dicho que me tenía en sus planes”, sostuvo Sánchez, que viajará el martes.