Es algo que trasciende las fronteras. Ya cada vez más países se acoplan al evento social-deportivo más importante del año en los Estados Unidos. Por eso siempre que se habla del Super Bowl se habla de muchos temas que rodean al deporte por excelencia de los norteamericanos. Hoy a las 20.30, en la edición 50 del gran partido de la temporada de la NFL que enfrenta a Carolina Panthers con los Denver Broncos, se volverá a paralizar un país que se moviliza para vivir su propio Super Bowl.
Comerciales. El spot publicitario de treinta segundos en televisión cuesta 5 millones de dólares, por lo que se sumará un total de 400 millones en publicidad durante ese día. Sólo los Oscar superan al Super Bowl en la televisión estadounidense en términos de presupuesto de publicidad. Se estima que el 41% de las personas que vea el partido volverá a ver los anuncios por internet.
Faltazo. Lo que se dice un compromiso total con la causa. Todos los años es una costumbre, y éste no deja de ser lo mismo: se espera que 1,5 millones de estadounidenses se tomarán un día libre por enfermedad el lunes después del Super Bowl. El 6% de los estadounidenses se reporta enfermo en el trabajo. También aumenta la venta de antiácidos y medicinas para el estómago en 20%.
Comida. El consumo de alitas de pollo es extremo durante este día. Según el Consejo Nacional del Pollo (National Chicken Council) más de 1,3 billones de alas de pollo serán parte del festín antes y durante el juego. También se prevé que cerca de 4 millones de kilos de guacamole hacen parte de la comilona. Aproximadamente 18.500 toneladas de papas y palomitas son consumidas el domingo del Super Bowl. Las pizzerías también esperan el ansiado día: Domino’s vende 1,2 millones, en lo que es su mejor día del año, y Papa’s John incrementa sus ventas en 50%.
De lujo. En el primer Super Bowl (1967) una entrada costaba en promedio 12 dólares; para el de este año el promedio supera los 6 mil dólares. Las entradas más caras vendidas hasta el momento fueron dos billetes por 20.500 dólares que adquirió un residente de la ciudad de San José, próxima a Santa Clara, informó CNN.
Imperdible. Según una encuesta, el 20% de los norteamericanos está dispuesto a perderse la boda de un amigo o un miembro de la familia si cae el mismo día del Super Bowl y tiene tickets para ir al estadio. Igualmente no hay mucho por perderse porque es el día que menos parejas dan el sí en el año.
Mala imagen. Generalmente, la NFL denomina la edición del Super Bowl en números romanos. ¿Por qué ahora, en su histórica dorada, usa números arábigos? Porque deberían usar la L y el año pasado, cuando la usaron por primera vez en el Super Bowl 49 (XLIV) notaron que hubo una connotación negativa debido a que en muchos países se utiliza dicha letra para retratar a un perdedor (“loser”). Por eso esta vez se usará el “50”.
No manejar. El domingo del Super Bowl es el día con más accidentes de tránsito relacionados con el alcohol en todo el año. Es que el primer domingo de febrero, fecha en que juega el Super Bowl desde 2007, es el séptimo día con más venta de cerveza en Estados Unidos, sólo detrás del Memorial Day (Día de los Caídos), 4 de julio, Día del Trabajo, Navidad, Pascuas y Acción de Gracias.
Pipí. Según el estudio del blog Pat’s Papers, las personas van al baño al mismo tiempo durante el Super Bowl. Los momentos seleccionados son el final del primer cuarto, el entretiempo (el pico más alto) y la entrega de trofeos. De hecho, el entretiempo es el momento del año en el que más chances hay en Estados Unidos de que colapsen las cañerías.
De compras. Es el fin de semana donde más televisores nuevos se venden en los EE.UU. Tiene su lógica, ya que nueve de los programas más vistos en la historia de la TV estadounidense son Super Bowl. Solamente el final de M.A.S.H., en 1983, pudo superar los 100 millones de espectadores.
Celeste y blanco. En 2002, el pateador bonaerense Martín Gramática se convirtió en el único argentino en jugar y ganar el partido más importante de la NFL. Anotó 12 puntos cuando los Tampa Bay Buccaneers derrotaron a los Oakland Raiders 48 a 21 en el Super Bowl XXXVII.