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El boicot de los hinchas

hinchas francia paris AFP
No cabe un alfiler en las calles de París tras la consagración de la selección francesa de fútbol | AFP

Al Fenerbahçe lo habían sentenciado a descender en el torneo local, a quedar eliminado de todas las copas europeas que estaba jugando y que iba a jugar, y al escarnio público en bares, calles y estudios de televisión. El club era culpable de arreglar partidos, sobornar a árbitros, formar parte de una organización criminal y un montón de otros delitos que supuestamente había pergeñado su presidente, Aziz Yildirim, un ingeniero y empresario que se oponía a Recep Tayyip Erdoan, en ese entonces primer ministro, y desde 2014 presidente del país. 

La Federación Turca y la Super Lig querían que uno de los dos clubes más populares de Turquía –un monstruo de 30 millones de fanáticos– bajara a la segunda por lo que había hecho un dirigente, pero los hinchas del Fenerbahçe consideraron que eso no era justo: que todos no podían pagar por uno. 

Lo primero que se les ocurrió fue protestar. Y el 10 de julio de 2011, alrededor de cien mil personas marcharon por la calle Bagdat hacia el Puente del Bósforo –el que une la parte asiática con la parte europea en Estambul– para pedir que suspendan la sanción. La respuesta fue una lluvia de gases lacrimógenos lanzados por la policía. 

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Pero como las marchas no funcionaban, poco a poco, mensaje a mensaje, se armó algo menos visual, pero mucho más poderoso. Como la Super Lig sostenía la medida contra el club, los hinchas del Fenerbahçe se juntaron para boicotear todos los productos oficiales del torneo. Empezaron y se focalizaron en el “pack fútbol” turco: la plataforma Digiturk y canal Lig Tv (hoy de Al Jazeera). Llamaron a darse de baja del servicio hasta que los organizadores del torneo revisaran la medida.

Y no sólo fueron por la TV. La telefónica Vodafone, uno de los patrocinadores principales, también sufrió el boicot. De repente, miles de hinchas del Fenerbahçe llamaban para pedir la baja de sus líneas y pasarse a otra compañía. Y después, pidieron que ningún hincha tomara Cola Turka, la gaseosa local que compite con Coca Cola y que también era uno de los patrocinadores. Por unos días, el consumo de esa bebida cayó.

La liga no tardó mucho en levantar la sanción y en anunciar que todo el escándalo por arreglos de partidos y sobornos podía resolverse con la quita de algunos puntos. Fue ahí que los hinchas del Fenerbahçe se dieron cuenta de que ser muchos no solo sirve para llenar estadios.