Los ojos del deporte mundial estarán puestos del 8 al 24 de agosto en Beijing. Hasta allí se trasladarán alrededor de 10.500 atletas de las 206 federaciones nacionales que conforman el Comité Olímpico Internacional (COI) para disputar un nuevo Juego Olímpico.
Para muchos deportistas será una oportunidad única para darse a conocer o pegar el salto de calidad a nivel mundial. Sobre todo teniendo en cuenta que se espera una audiencia televisiva de mil millón de personas durante el certamen, convirtiendo a Beijing 2008 en el evento más televisado de toda la historia.
La necesidad de creer que uno no está a la altura de las circunstancias o el pensar que una “ayuda externa” sería beneficiosa, puede llevar a los atletas al fracaso absoluto. La inoperancia o falta de profesionalismo de la gente que rodea al atleta, también puede ser perjudicial.
El dopaje es un mal que existe desde hace mucho tiempo en el deporte, y desde 1968 en los Juegos Olímpicos. En ese año el sueco Hans-Gunnar Liljenwall, que competía en pentatlón moderno en México, se convirtió en el primer deportista en dar positivo en una olimpiada.
De acuerdo al COI, el “dóping es la administración o uso por parte de un atleta de cualquier sustancia ajena al organismo o cualquier sustancia fisiológica tomada en cantidad anormal o por una vía anormal con la sola intención de aumentar en un modo artificial y deshonesto su performance en la competición”.
Hace unas semanas, la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, en inglés) publicó una estadística basada en los resultados obtenidos por los laboratorios habilitados durante cinco años (2003-2007). De este trabajo se pudo desprender que de los casos analizados entre 2006 y 2007 la cantidad de resultados positivos en lo que concierne a deportes olímpicos ha aumentado un 15,8 por ciento.
Entre las disciplinas más importantes para los argentinos, imprevistamente el fútbol con el 1,23 por ciento del total de análisis realizados es el que menos casos positivos obtuvo durante todo el 2007. Seguido por el hockey (1,67%), el tenis (1,87 %) y el básquet (2,47%). La diferencia radica en la cantidad de análisis hechos. Para el fútbol se hicieron más de 28 mil controles, mientras que para los otros deportes se realizaron entre 1.600 y 8.700.
En cuanto a lo que concierne al resto de los deportes, el ciclismo (3,91%) fue la disciplina que más controles positivos arrojó en el 2007, con 16,462 análisis realizados. Luego aparecieron el levantamiento de pesas, el béisbol y el triatlón.
Consultados por Perfil.com, desde WADA aseguraron que “ningún deporte es inmune al dopaje. Cada delegación deben mantener la responsabilidad de que los atletas estén limpios”. Asimismo explicaron que trabajan en cooperación con los gobiernos “para asegurar que se implementen leyes domésticas que limiten la disponibilidad de sustancias que puedan llegar a dar positivo”.
Dependiendo de la especialidad, también difiere el tipo de sustancia ingerida por el atleta para sacar un mayor beneficio a la hora de la competencia.
Según explicó a este portal la doctora Mónica Nápoli, de Preveción de Doping de la Secretaría de Deporte de la Nación, "los anabólicos y los estimulantes son las sustancias más consumidas por los atletas".
También existen aquellos medicamentos que aún no fueron prohibidos pero que sin embargo ayudan a mejorar el rendimiento. La médica toxicóloga contó que "los complejos vitamínicos y los aminoácidos de marcas reconocidas son claros ejemplos de este tipo de sustancias".
Los anabólicos, que sirven para mejorar el rendimiento, son los más ingeridos por aquellos que practican atletismo, levantamiento de pesas o disciplinas específicamente relacionadas con el físico.
En segundo lugar aparecen los estimulantes como la epinefrina, la efedrina, y la norepinefrina. Estos se utilizan en deportes de alto rendimiento como ciclismo, carreras largas, natación y box y pueden llegar a ser muy peligrosos.
Los estimulantes incrementan el ritmo cardíaco, la presión arterial, la tensión muscular y los impulsos nerviosos, lo que ocasiona que los atletas puedan estar más atentos y resistan al sueño y la fatiga, lo que lleva al organismo a realizar esfuerzos que pueden ser fatales.
(*) Redactor de Perfil.com