Llegó con el aura de ídolo que le sirvió para provocar una revolución en Floresta. Sintió que era su última chance de poder redimirse de tantos reveses en River pero una vez más tropezó con la misma piedra: su adicción al alcohol. All Boys le firmó un contrato de un año y medio y lo convirtió en el jugador mejor pago de la historia de la institución, pero aún así el jujeño no logra enderezar su rumbo.