Rodolfo Arruabarrena no había cumplido ni cien días; tenía, exactamente, 91. En ese momento Alfio Basile asumía como entrenador de Chacarita; estaba a punto de cumplir 32 años. Coco daba órdenes a sus dirigidos; Vasco no tenía edad ni para entender las de sus padres.
El fútbol argentino zanjó el tiempo y los etiquetó iguales: los dos, ahora, comparten cartel de entrenadores. Sin embargo, la historia no los absolvió de ser extremos. Con su reciente llegada a Racing, Basile, de 68 años, es el entrenador más viejo de los que dirigen en Primera. Todavía con edad de futbolista, Arruabarrena es el benjamín del rubro: tiene 36 años y apenas uno de experiencia. En el arranque de su liliputiense carrera como entrenador, le concedía a PERFIL: “Me gusta escuchar al jugador. En la actualidad necesitan más mimos que antes”. Guiños de generación. O empatía. Tigre asumió el desafío de unir los puentes del cuerpo técnico con sus futbolistas con distancias cortas. Al revés que Racing, donde volvió Coco. Volvió un símbolo. ¿Será el mismo? ¿Parecido al de antes? ¿Podrá él, el de la generación del café, acomodarse a los jugadores de la PlayStation? No hay teorías ni recetas ni fórmulas que se vinculen directamente con los DNI.