Todos los equipos tienen sus cábalas. Y los planteles de la Selección que se consagraron campeones de América en Chile ’91 y Ecuador ’93 también tenían las suyas. Los muchachos de Alfio Basile siempre pedían que hubiera toallas celestes en el vestuario, pero además el Coco tenía una “costumbre” que cumplía religiosamente: en los viajes al estadio antes de algún partido, sonaba una y otra vez en el micro el tema La bilirrubina, de Juan Luis Guerra. También Quisiera ser un pez. Ambas canciones en un cassette que se escuchaba hasta el hartazgo…