Si no sufre, no es Independiente. Debería ser una nueva máxima del fútbol. Porque con el Rojo no hay paz cuando va ganando, ni cuando controla el partido, ni cuando merece ganar. Lo de ayer en Avellaneda entra en el terreno de lo impredecible: ganaba, se lo empata Tigre con un penal de VAR y se termina quedando con los tres puntos gracias a un gol en tiempo de descuento también obervado por el VAR. En Independiente las cosas no fluyen, no son naturales, a todo hay que sumarle un condimento de tensión. Por eso el desahogo de los hinchas en el gol de la victoria que convirtió Cauteruccio. Se gritó dos veces, y con la misma intensidad: cuando lo convirtió y cuando el árbitro Nazareno Arasa lo convalidó tres minutos después de escuchar las indicaciones del VAR.
Con este triunfo el equipo de Ricardo Zielinski toma un poco de aire y se despega de las posiciones de riesgo.
El partido. A los 5 minutos Nicolás Vallejo aprovechó que los volantes del Rojo apretaron la salida para recuperar la pelota, que Sarrafiore juntó tres defensores al borde del área y lo habilitó, y el pibe no perdonó: le rompió el arco a Gonzalo Marinelli. Un golazo oportuno, de arranque, como para controlar los nervios y el partido.
Pero en Independiente las cosas no suelen salir como están planeadas. Lo que debía ser un primer tiempo sin sobresaltos terminó con un empate después de un penal que Arasa convalidó tras mirar las mil repeticiones en el monitor del VAR. Hubo mano de Barreto, el cierto, pero le pegó de rebote, sin intención, y antes había una posición adelantada. En ese cóctel confuso, el árbitro miró la pantalla y le dio el penal a Tigre. Esta vez Rodrigo Rey no se convirtió en héroe y los de Victoria cerraron la primera etapa con el 1-1.
Independiente fue siempre más ambicioso, a pesar de sus limitaciones buscó por todos los caminos posibles un triunfo que necesitaba.
Hasta que llegó la jugada del suspenso en tiempo de descuento y el gol definitivo del veterano Cauteruccio. No es necesario que la gente del Rojo esté expuesta a semejante sufrimiento fecha tras fecha, pero este equipo camina todo el tiempo entre la incertidumbre.
Este triunfo tal vez traiga la calma necesaria. Desde que llegó Zielinski, el equipo perdió solo uno de los cinco partidos que disputó. Ahora viene Arsenal, un rival accesible. Estará frente a la posibilidad de sumar dos triunfos seguidos por primera vez en el torneo.
Por lo pronto, el Rojo se despegó del fondo de la tabla, algo que debería generar cierto alivio.