Había clima de fiesta. Y de clásico. Y de partido que podía ser una suerte de condecoración. Porque podía acercarse a la cima y quedar a tres puntos de Boca, y porque podía quedar casi adentro de la Copa Libertadores 2019. Godoy Cruz vivió una noche especial por todo eso, pero sobre todo porque lo que estaba en juego lo ganó. Y lo ganó como viene ganando en esta Superliga: con autoridad, con cierta holgura, y con algunos jugadores que demostraron que no son una casualidad, sino la consecuencia de una propuesta.
El triunfo fue de principio a fin. Ya a los 13 minutos, el conjunto mendocino se puso en ventaja por un cabezazo de Victorio Ramis tras un córner. Un minuto antes, un tiro desde afuera de Abecasis y un buen despeje de Ardente había originado ese córner. Fue Ardente, después, uno de los responsables del gol local: el arquero no cuidó el área chica y Ramis cabeceó ahí, a unos pasos de la línea.
La hinchada mendocino estaba festejando el gol, cantando por estar a sólo tres puntos de Boca, cuando el autor del 1-0 se lesionó y pidió el cambio. Fue el primero de los dos lesionados que iba a tener Godoy Cruz en la etapa inicial: el otro fue Elías.
En desventaja, con el estadio en contra, San Martín de San Juan se las ingenió para inquietar al arquero Burián. Carabajal en el primer tiempo, y Spinelli en el segundo estuvieron cerca, pero no pudieron alcanzar la igualdad. Y fue ahí, cuando el partido tenía un horizonte incierto, que apareció el Morro García, el superhéroe del Tomba, para poner un cabezazo que selló el 2-0 definitivo. Fue ni bien empezó el segundo tiempo. Después de eso, sólo quedó tiempo para lujos y para ilusiones. Una ilusión que cada fin de semana tiene más sustento. Sobre todo por el rendimiento del equipo de Diego Dabove.