DEPORTES

Higuaín, el que hacía 100 goles por torneo

Cómo se formó el goleador del Mundial que anota de derecha, zurda y cabeza. Galería

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| Diario Perfil

Por Federico Bassahun (*)

Impaciente, Gonzalo Higuaín se desesperaba los sábados por conseguir la revista Fulbito , que editaba la Federación Amistad Fútbol Infantil (FAFI). No bien lo hacía, la abría e iba, sin escalas, hasta la tabla de goleadores. Entonces, suspiraba (siempre y cuando su nombre encabezara la lista, lo que sucedía las más de las veces: fue el goleador de la Liga infantil durante cinco años consecutivos, con un promedio de 100 goles por temporada). “Los otros chicos no le prestábamos demasiada atención a la revista, pero Gonzalo se volvía loco”, le cuenta a PERFIL un amigo y ex compañero de Higuaín de la categoría 87 del Club Palermo, César Goldes. Ejemplifica: “A veces, íbamos caminando y en una esquina, me desafiaba: 'Te juego una carrera'. Era muy competitivo”.

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Hoy, Higuaín es un atacante letal, que sobresale en la Selección que dirige Diego Maradona (es, sin ir muy lejos, el goleador del Mundial) y en el Real Madrid, pero su historia futbolística comenzó en el Club Palermo, a mediados de la década del 90.

Aprender a jugar. “A Gonzalito lo trajo el papá, porque en el club ya jugaban sus hermanos mayores, Nicolás y Federico”, recuerda su primer entrenador, Alberto “Cacho” Tarzia. “Gonzalo –describe –era un delantero bravo, que ya desde pibe siempre sabía dónde estaba el arco. Quizá no tenía la habilidad de otros chicos, pero era un goleador tremendo, que le pegaba sin problemas con las dos piernas.” Aptitud fácil de constatar hoy: en la última temporada con el Real Madrid, marcó 13 goles de derecha, 12 de zurda y dos de cabeza.

César Muñoz, que también lo dirigió en el Club Palermo, sostiene: “No me sorprende que haga goles de zurda, porque de pibe se quedaba después de los entrenamientos a practicar”. La infalibilidad de Higuaín para definir tampoco llama su atención: “Con Gonzalito practicábamos la definición. Le poníamos carteles con números, del 1 al 4, en los ángulos, le tirábamos la pelota y cuando estaba a punto de patear, le gritábamos '1' y, ping, la tiraba ahí.”

Sin embargo, a Goldes le extraña cómo Higuaín, de apenas 22 años, perfeccionó su cabezazo, “porque de pibe, era de madera”. No por nada, de última, el atacante anotó el jueves dos goles de cabeza ante Corea del Sur. Tarzia se enorgullece: “Cuando llegué el jueves al club, les comenté a los chicos: 'Pensar que a Gonzalito le tiré, durante años, 200 mil pelotas por día para que cabeceara'.”.

Tarzia prosigue con el análisis: “Hoy, Gonzalito aguanta muy bien la pelota de espalda. Lo debió aprender sí o sí, porque, de pibe, era físicamente más chico que los otros. Además, debió aprender a patear de primera, porque el fútbol infantil se juega en cancha de seis y una jugada de ataque consiste en sacar los laterales y pegarle de una” (Higuaín lo intentó una vez, sin éxito, ante Corea del Sur).

Pero a la par que letal, Higuaín tiene una fortaleza mental indestructible. En el Real Madrid, por caso, se impuso desde las sombras a celebridades como Raúl, Karim Benzema, Ruud van Nistelrooy, Robinho y Antonio Cassano. Tarzia explica: “El papá de Gonzalito, Jorge, le aconsejaba todo el tiempo que no se debía caer anímicamente si alguna vez era suplente, sino que debía demostrarle al entrenador que él era mejor que el titular”. Goldes complementa: “Es consciente que más temprano que tarde va a hacer un gol. Por eso no se vino abajo después de los goles que erró contra Nigeria en el primer partido. Confía en él. Nunca fue de desesperarse”.

Salvo, ya se sabe, cuando salía la revista Fulbito .

(*) Publicada en la edición impresa del Diario Perfil.