En apenas 14 fechas quedó un tendal: de los 30 entrenadores que arrancaron a fines de agosto, 20 no llegaron a Navidad. Son 20 técnicos que fueron reemplazado por otros, que en breve serán reemplazados por otros, que en breve serán reemplazados por otros, y así, de manera indefinida hasta el fin de los tiempos. La guillotina no descansa. El fútbol argentino expulsa técnicos como si en esos cambios encontraran una solución. Así, con ligereza, como si se tratara de un cambio de vestuario de Juliana Awada.
Que hayan volado a 20 entrenadores en 14 fechas profundiza una tendencia. En el torneo pasado se quedaron sin trabajo 12 detés, y en el anterior, 16. Pero en 30 fechas. En lo que va de esta temporada ya se superó esa cifra con menos de la mitad de fechas disputadas. La aplanadora no tiene freno y voltea técnicos al primer tropiezo.
Victorio Nicolás Cocco es el secretario general de la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino (ATFA). Está preocupado, por supuesto. Dice que es una locura que haya tantos entrenadores que se queden sin trabajo y que es imposible que un técnico haga funcionar un equipo en apenas cinco partidos, pero como titular del gremio no puede interceder en las decisiones de los dirigentes. “Actuamos cuando los despiden. Les aseguramos que cobren hasta el último centavo del contrato que firmaron, los asesoramos legalmente”, explica.
Para el líder del gremio, esta inestabilidad laboral se contradice con la capacidad de los técnicos argentinos: “En la Copa América que se jugó en Chile, las cuatro selecciones que llegaron a semifinales tenían entrenadores argentinos: Martino, Ramón Díaz, Sampaoli y Gareca. En las mejores ligas del mundo hay técnicos de acá. En la escuela, por ejemplo, tenemos 150 estudiantes, y la mitad son extranjeros. El nivel es extraordinario”.
—¿Por qué ocurre, entonces, que tantos técnicos sean descartados?
—No hay un solo motivo. La presión que se vive en el fútbol argentino es feroz. Todos los hinchas creen que sus equipos deberían salir campeones, los barras presionan a todo el mundo y los dirigentes no sostienen los contratos que firman.
Papelones. Este gran delirio de los despidos a repetición provoca situaciones insólitas. De los doce equipos que jugarán las copas Libertadores y Sudamericana el año que viene, sólo cuatro mantienen a los técnicos que los clasificaron: River, Lanús, Estudiantes y Gimnasia. Los ocho restantes están out a pesar de que lograron objetivos. El caso de Racing es el más extremo: entró a la Sudamericana de la mano de Facundo Sava, después pasaron dos entrenadores más, Claudio Ubeda y Ricardo Zielinski, y cuando debute en el torneo continental el que estará sentado en el banco de suplentes será Diego Cocca.
Otro dato notable es que de los 19 técnicos que fueron desplazados sólo tres consiguieron equipo en este mismo torneo: Pablo Lavallén abandonó San Martín de San Juan y abrochó con Atlético Tucumán; Madelón dejó Unión y asumió en Belgrano, mientras que Azconzábal llegó a Huracán después de dejar Atlético de Tucumán.
Quejas. Nery Pumpido es uno de los entrenadores que reaccionó ante la ola de despidos masivos. “Hay que revertir algo, no puede ser que siempre los técnicos sean los que paguen las consecuencias de los malos resultados”, se quejó el ex arquero campeón en México 86, y cuestionó a la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino: “No se hace escuchar, no interviene. Deberían cambiar la reglamentación para sostener a los entrenadores”.
No es tan sencillo, argumenta Cocco: “La Asociación defiende los contratos que los clubes y los técnicos firman en AFA. No podemos interferir en las decisiones de las partes. Si a un técnico lo echan y por algún motivo elige no cobrar, no podemos hacer nada. Y si el club paga todo lo que corresponde por ley, tampoco podemos hacer nada. Es parte del régimen laboral”.
Se sabe que en un ámbito enfermo de presión y decisiones apresuradas, los técnicos son los fusibles. El tema es que cada vez son más los que saltan.