En que se considera una medida inédita dentro del fútbol, el ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanián, determinó anoche que no enviará policías al encuentro entre Racing y Boca, lo que terminó por forzar la suspensión del clásico, que iba a jugarse en el Cilindro de Avellaneda.
En desacuerdo con la decisión del juez Raúl Calvente -que permitó el ingreso del jefe de la barra brava de Boca, Rafael Di Zeo junto a otros catorce fanáticos xeneizes-, Arslanián manifestó que su decisión tiene que ver con el deseo de que el fútbol “sea decente”.
Asimismo, el funcionario bonaerense declaró estar seguro de la medida adoptada y añadió: “Creo que hay que ser muy firme en esto, quiero desterrar el patoterismo. Pienso que hay que decir basta en algún momento y considero que este es el momento”.
La Asociación del Fútbol Argentino confirmó la suspensión del clásico entre Racing Club y Boca Juniors tras recibir una notificación del Comité de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires (COPROSEDE) que no se iba a prestar el operativo policial.
Además, se informó que no hay una nueva fecha para la realización del partido.
La novela sobre si Rafael Di Zeo y la barra brava de Boca podría entrar o no al estadio de Racing se dio a partir del anuncio de Blanquiceleste -que gerencia el club de Avellaneda- de que aplicaría el derecho de adminisión tanto para "la 12" como para la hinchada de la "Academia".
Di Zeo fue a la justicia y consiguió que un juez (ver aparte) dicte una medida cautelar autorizándolo a ingresar al estadio, además de determinar que los barras debían ir a la platea, con custodia policial y todos los gastos pagos.
Para frenarlo, Arslanian hizo una jugada que no tiene ante antecedentes: decidió sacar la seguridad para que el partido terminara por suspenderse. Así, Di Zeo y la barra brava de Boca no irán a la cancha. El resto del público tampoco. "En algún momento había que decir basta", justificó Arslanian.