Aunque el porcentaje de delincuentes en una cancha de fútbol sea menor en referencia a los hinchas genuinos, la violencia en las tribunas es un negocio inconcebible del que participan diferentes actores. Políticos, sindicalistas, dirigentes y policías alimentan a los barras de lunes a viernes para que ellos puedan mostrar ese poder los fines de semana. El dividendo de las hinchadas es directamente proporcional al ingreso de los clubes, razón por la cual las cinco barras de los denominados clubes grandes manejan cifras desmedidas. Si bien las de Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo están compuestas por doscientas o trescientas personas que se agrupan por barrios o zonas de influencia bajo una estructura piramidal, todos se encolumnan detrás de los líderes. ¿Quiénes son, de qué viven y a quiénes responden los jefes de las barras de los cinco equipos grandes?
El nuevo José Barrita. Cristian “Fido” Debaux, que hasta marzo de 2013 ocupaba el tercer escalón en la barra de Boca, se encontró de la noche a la mañana con el liderazgo de una de las hinchadas con mayores ingresos del mundo. Es que, tras las detenciones de Mauro Martín y Maximiliano Mazzaro por la muerte de Ernesto Cirino, un vecino de Liniers, los destinos de La Doce pasaron a ser manejados por un hombre de Ciudad Jardín, a quien Mauro Martín le había avisado antes de mudarse al penal de Devoto que ante cualquier inconveniente fuera a ver a Juan Carlos Crespi, dirigente de Boca y hombre importante en la AFA.
En una causa en la que el juez de instrucción Manuel de Campos investiga la supuesta existencia de una asociación ilícita entre la barra de Boca y la dirigencia del club, se desprenden algunas escuchas en las que Martín le dice a Fido: “De ahora en más, el único que va a estar al lado mío vas a ser vos. ¿Y el Pelado (por Mazzaro, segundo en la tribuna) sabés dónde va a volar?, a la cancha de Quilmes, va a ir a ver a Almirante Brown, él y los negros esos de Los Pinos, te lo puedo garantizar”.
Teniendo en cuenta que Debaux no es una persona fuerte en lo que respecta a la tribuna de Casa Amarilla, un grupo vinculado a Rafael Di Zeo, líder histórico de La Doce, y a Marcelo Aravena, jefe de la hinchada de Los Andes, en julio del año pasado intentó sacarle el mando en un amistoso con San Lorenzo, que se suspendió por una batalla campal que terminó con dos muertos. Por otra parte, hace algunos meses a Fido le prendieron fuego el auto y le quisieron secuestrar a la hija en un confuso episodio que, aunque aún no se pudo comprobar, se vinculó a una interna de la barra xeneize.
Si bien con el correr de los días Debaux, junto a Luis Arrieta, también jefe de la barra de Estudiantes de Caseros, le fueron encontrando sabor a la empresa ilegal que hay detrás de las sombrillas y los bombos azules y amarillos, las absoluciones de Martín y Mazzaro, quienes están peleados a muerte, le pusieron un signo de interrogación al futuro inmediato de la barra.
De mendigo a millonario. Martín Araujo es el actual líder de la facción oficial de la barra de River. No obstante, el mando en la tribuna millonaria desde la época de Alan y William Schlenker, Adrián Rousseau y compañía se encuentra compartido. Tanto es así que a Martín de Ramos, como se lo conoce en el seno de la popular Sívori, lo acompañan en cada decisión Héctor Guillermo “Caverna” Godoy y Matías Goñi. Entre los tres, reparten los negocios paralelos que arroja el club de Núñez.
Con antecedentes muy violentos, como “La batalla de los quinchos” o el asesinato de Gonzalo Acro, Los Borrachos del Tablón se caracterizaron a lo largo de los últimos años por vivir en permanente estado de conflicto. De hecho, hoy existe una barra disidente conformada por hinchas que eligieron alejarse del grupo oficial y pretenden quedarse con el negocio del paraavalanchas tras una tarea fina desde la popular Centenario Alta.
Araujo, que hasta hace unos años daba clases de boxeo en un club de Villa Sarmiento con miembros de la barra de Boca y que ahora, por seguridad, cambia de auto dos o tres veces en el trayecto desde el Monumental hasta su domicilio, es la cara visible de una facción con serios vínculos con el gobierno nacional. No es casualidad que en un superclásico haya exhibido una bandera con la leyenda “Clarín miente”, tras haber negociado una cifra cercana a los quinientos mil pesos.
Matías Goñi, tercero en la escala jerárquica, reconoció su relación con algunos dirigentes políticos, entre ellos funcionarios nacionales, para los cuales trabajaba, que le aseguraron que no iba a tener problemas con la Justicia ni con la Policía. En una de las conversaciones telefónicas interceptadas por el fiscal José María Campagnoli, Goñi aseguró ser empleado de Guillermo Moreno, ex secretario de Comercio, y tener protección en la Casa Rosada mientras la “Jefa” continuara en el poder.
El barra de Moyano. Pablo “Bebote” Alvarez, en la actualidad el barra más famoso del país, retornó a ser el jefe de la hinchada de Independiente después de una tragicómica renuncia por haberse quedado sin la reventa de entradas a gran escala, el manejo del merchandising ilegal y los puestos de venta de comidas adentro de la cancha durante la gestión de Javier Cantero.
“Contale a tu gente la plata que te llevabas en la época de Comparada: 42 mil dólares en septiembre, 32 mil en octubre. Te lo voy a demostrar en la Justicia. Sos un mentiroso y un ladrón”, le dijo Cantero cara a cara al barra, que decidió volver al paraavalanchas tras sus vacaciones en Ibiza y no tuvo mejor idea que llevarle siete micros repletos de delincuentes con camisetas rojas a la puerta de su casa. Fue así que, a través de contactos políticos y sindicales, logró desplazar a César “Loquillo” Rodríguez, a quien él mismo le había otorgado en su ausencia el mando de Los Diablos Rojos.
Con influencias en la Comisaría 1ª de Avellaneda y en la propia Municipalidad, Alvarez fue una de las cabezas de Hinchadas Unidas Argentinas, una ONG que reunió a barras de diferentes clubes que se convocaron a través de Marcelo Mallo, dirigente kirchnerista de Quilmes, para viajar al Mundial 2010.
Peleado con el periodismo, Bebote comunica las decisiones de la barra de Independiente mediante su cuenta de Facebook, la que ha superado los 5 mil seguidores, razón por la cual tuvo que anexar otra. Además, es el único barra del país con una web propia, en la que cuelga información para la gente de los distintos barrios.
Alvarez fue deportado del Mundial en Brasilia en medio de un enorme operativo en conjunto entre las fuerzas locales y la Policía Federal Argentina, tras haber ingresado de manera ilegal a diferentes partidos de Argentina disfrazado, por ejemplo, de hincha suizo.
En la actualidad, el hombre, que se comió una entrada del Mundial para que nadie supiera quién se la había otorgado, lidera la barra de Independiente. Entre otros beneficios, organiza recitales en la sede de avenida Mitre y campeonatos de fútbol en el predio de Wilde. Y como alguna vez se mostró a la par de Baldomero “Cacho” Alvarez, ex intendente de Avellaneda, hoy acompaña la gestión de Hugo Moyano, secretario general de la CGT y titular del club, quien no le volvió a poner el derecho de admisión que le había sacado el ex presidente Claudio Keblaitis 48 horas antes de dejar el cargo.
El discípulo de Néstor. Raúl Guillermo Escobar Barrios, “Huevo”, es el referente de la barra de Racing desde 2002, producto de la detención de Fabián “Jaimito” Heredia, acusado del asesinato de Gustavo Rivero, hincha de Independiente, en la previa del clásico de Avellaneda del 17 de febrero de 2002.
La Guardia Imperial es famosa por tener las banderas más grandes del fútbol argentino, pero sobre todo por haber exhibido trapos vinculados a Néstor Kirchner, reconocido hincha del primer equipo argentino campeón del mundo.
Escobar, que hasta hace un tiempo intentó mantener un bajo perfil, saltó a la fama por apoyarle un revólver en la rodilla al colombiano Giovanni Moreno en pleno centro de Avellaneda, y por partirle un vaso en la cabeza a un turista a bordo del Costa Serena, un crucero que navegó por Brasil y Uruguay que costó 1.600 dólares por persona y al que se subió durante una semana junto a otros diez barras.
En la previa del último partido ante Vélez disputado en el estadio Presidente Perón, los familiares y amigos de Nicolás Pacheco, hincha de Racing asesinado en la sede de Villa del Parque, se juntaron en el playón de ingreso para exigir justicia, a pocos metros del sector elegido por Escobar para reunir a su grupo con el fin de ingresar todos juntos a la tribuna. “Que nos cuente la receta para pasar de tener un humilde lavadero a dos departamentos en Puerto Madero”, comentó con cierta ironía un hincha que pagó su entrada de su propio bolsillo.
El jefe de la barra de Racing, ya lejos de ese bajo perfil que dejó olvidado en alguna cortada de Dock Sud, fue deportado de San Pablo en el partido Argentina-Holanda tras haber presenciado cinco encuentros del equipo de Alejandro Sabella. Y como si fuera poco, anduvo en una lujosa limusina por Las Vegas en la previa del combate del Chino Maidana con Floyd Mayweather.
Carnaval de violencia. En una extraña asamblea con aroma a parrilla de barrio llevada a cabo en diciembre de 2010 en la esquina de Viel y Cobo, Cristian Evangelista recibió de Daniel Regueiro, “el Gordo Ito”, las llaves de la barra de San Lorenzo. Y aunque todos los presentes aceptaron el nuevo mandato, su respeto en la tribuna azulgrana tardó dos años en llegar: fue cuando irrumpió en una práctica a puertas cerradas para tomar a golpes de puño a Jonathan Bottinelli, ex defensor de aquel equipo de Ricardo Caruso Lombardi.
Evangelista, más conocido como Sandokán, en honor al Tigre de la Malasia, fundó en 1998, junto a su pareja, Vanina Tarelli, Los Chiflados de Boedo, una murga con categoría de asociación civil que se juntaba a ensayar los sábados en Parque Chacabuco. Fue así como, gracias a los trajes de lentejuelas y música de febrero, el líder de La Butteler logró sentarse en la misma mesa que Cristina Fernández de Kirchner, que hasta se animó a probarse su extrovertido sombrero de flecos con el escudo justicialista. De hecho, el jefe de la hinchada del Ciclón, muy ligado a La Cámpora y a diferentes sindicatos, fue pieza clave en la gestión para la restauración de los feriados de Carnaval, movida por la que mantuvo reuniones con el legislador kirchnerista Francisco Nenna y con Silvina Pedreira, una museóloga peronista vinculada al sindicato de los trabajadores de edificios.
Hace unos meses, Sandokán tuvo la desgracia de ser identificado en los videos de vigilancia del Comité de Seguridad como uno de los agresores a dirigentes y jugadores de River en un palco del estadio Pedro Bidegain, hecho por el cual fue clausurado un sector de la Platea Norte. No obstante, como la dirigencia encabezada por Matías Lammens y Marcelo Tinelli prefirió no hacer uso del derecho de admisión, el murguero más famoso del barrio de Boedo, al partido siguiente, frente a Godoy Cruz, retornó al paraavalanchas como si nada hubiera sucedido.