Entre los tres suman más socios que la población de muchos municipios del conurbano bonaerense, o incluso de provincias como Santa Cruz o Tierra del Fuego. Quizás por esa razón –y porque ser presidente de un club se convirtió en una plataforma codiciada desde que Mauricio Macri amasó su poder en La Bombonera– estos días son particularmente intensos en Núñez y Avellaneda. La rosca por las elecciones se dirime en distintos espacios de poder –algunos impensables– y lo que parecía una campaña tranquila en los tres clubes, se convirtió de repente en una telaraña de acusaciones, litigios judiciales y hasta dirigentes presos.
El escenario recalentado tuvo su síntesis la semana pasada, cuando los comicios en River se pospusieron por una denuncia de irregularidades en el padrón, y cuando el actual vice de Independiente, Noray Nakis, y el Polaco Petrov, mano derecha de Hugo Moyano, quedaron detenidos acusados de formar una asociación ilícita con la barra. La Justicia, en Argentina, también juega al fútbol. Bien lo sabe Claudio Bonadio, que antes de multiplicar su exposición por el pedido de desafuero y prisión preventiva a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ordenó postergar las elecciones en el Monumental.
Lo cierto es que ahora, en siete días, tres de los cinco grandes del fútbol argentino elegirán nuevas autoridades: mañana será Racing y el 17, River e Independiente. Políticos, sindicalistas y empresarios se encuentran o se enfrentan en las listas que aspiran a gobernar esos clubes. Son elecciones que generan una cruza de ADN, una rara avis ideológica (o, más bien, posideológica): allí, el macrismo y el kirchnerismo se funden en un deseo por el fútbol y por encontrar atajos para acumular poder.
En esa lógica, River es, sin dudas, el camino más buscado. A uno de los dos clubes más populares del país se lo disputan cuatro candidatos: el actual presidente, Rodolfo D’Onofrio, que busca su reelección, más las listas encabezadas por Antonio Caselli, Leonardo Barujel y Carlos Trillo.
Desde hace varias semanas, la “guerra fría” que D’Onofrio mantiene con el presidente de Boca, Daniel Angelici, se convirtió en una guerra tibia. Su mala relación, atizada por la disputa por la AFA pero principalmente por la noche del gas pimienta en la Libertadores 2015, hizo que el Tano moviera algunos de sus contactos para potenciar al principal opositor, Caselli, ex embajador en Argentina de la Soberana Orden de Malta. Según reconstruyó este diario, la denuncia por irregularidades en el padrón y la posterior suspensión tuvo en las sombras a Angelici, que nunca le perdonó a D’Onofrio su ingreso a La Bombonera aquella noche de Copa Libertadores. En privado, Caselli se jacta de ser amigo del Tano desde hace tiempo. “No tiene mucho sentido arriesgarse en una elección que parece resuelta”, le contó a PERFIL un hombre que se junta con Angelici todas las semanas.
El sigilo, además, tiene que ver con que un sector del macrismo cerró filas con el oficialismo riverplatense. La prueba está en la lista que lidera D’Onofrio, en la que aparecen Darío Santilli, el hermano del vicejefe de Gobierno porteño, y el secretario del Ministerio de Seguridad, Eugenio Burzaco, hermano de Alejandro, el ex CEO de Torneos y Competencias acorralado por el Fifagate, que solía frecuentar las principales oficinas del Monumental antes de su detención.
Ceocracia futbolera. Si gana, el trinomio que encabeza D’Onofrio tendrá un solo cambio con respecto al actual: la vicepresidencia segunda, a cargo de Matías Patanian, la ocupará Guillermo Cascio. Patanian, CEO de Aeropuertos Argentina 2000, se despidió con una carta y dijo que se abocará a sus compromisos profesionales. La familia Eurnekian, que tiene la concesión de ese aeropuerto y de los otros 32 más importantes del país, aparece también en el escenario político de Racing, que renovará autoridades mañana. Es que Matías Gainza Eurnekian, el sobrino de Eduardo, es el candidato que aspira a ganarle a Víctor Blanco. El otro, con menos prensa y menos billetera, es Leandro Hevia.
Sus laderos y rivales le asignan a Blanco una virtud: siempre cae bien parado. Sabe acomodarse a los diferentes contextos. Es lo que hizo desde que asumió en el club, en 2013, en medio de una fuerte crisis institucional. “Fue el primer kirchnerista, y después el primer macrista”, lo definió hace poco el presidente de un club importante.
Blanco, que en octubre aceptó alquilar el estadio para el cierre de campaña de Cristina Fernández de Kirchner, relativiza esa cuestión. “Hay mucho de fantasía con todo eso, ni el kirchnerismo ni el macrismo nunca nos dio nada”, repite todo el tiempo, mientras logra cautivar a los que antes eran sus rivales: el abogado Mariano Cúneo Libarona, su principal opositor hace tres años, ahora es parte del oficialismo. El pragmatismo se pagará con cuatro cargos en la comisión directiva.
“En Racing, antes estaba La Cámpora. Ahora hay funcionarios de Larreta”, dice Gainza Eurnekian. Pero si Angelici se cuida en no mostrar un apoyo explícito a Caselli en River, el apoyo de Horacio Rodríguez Larreta al presidente de Racing se tornó indisimulable. Esta semana, el jefe de Gobierno porteño envió a todos los socios un mail con un subject sin eufemismos: “Este domingo vamos todos con Víctor”.
Parte de la explicación de ese mail tiene nombre y apellido: Roby Martínez, el novio de la hermana de Larreta, fue uno de los jefes de la campaña de Blanco, que también se amigó con el intendente Jorge Ferraresi. El 17 de octubre de Cristina en el Cilindro fue la homologación de ese pacto por conveniencia.
Ferraresi también hace equilibrio en su vínculo con los Moyano. Porque si en River y en Racing predominan políticos y empresarios, en Independiente, el escenario es eminentemente sindical. Porque no estará sólo Hugo Moyano como candidato a permanecer en la presidencia: el vice de su lista es su hijo Pablo, quien en los últimos años gobernó el club sin papeles. Un sector del oficialismo no quería que Pablo tuviera un cargo formal, y especuló con una salida que incluía la candidatura del ex ministro de Salud de Daniel Scioli, Alejandro Collia. Pero eso finalmente no ocurrió: los candidatos que buscarán sacar a los Moyano del club serán Alejandro Di Constanzo (Lista Roja) y Fernando Montenegro (Puro Sentimiento Rojo). Mientras tanto, para potenciar el carácter gremial del oficialismo, en la lista también figura Sergio Palazzo, el líder del gremio bancario y uno de los que motorizó las últimas marchas por la reforma laboral que intenta promover el Gobierno. Fueron pocos los que lo advirtieron, pero Palazzo ocuparía el lugar que hoy tiene el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, relegado a la Asamblea de Socios.
Moyano pidió una reunión con Ritondo en octubre, luego de una feroz represión a la hinchada de Independiente. Pero la relación entre ellos se tensó más tras el operativo por el que quedó detenido Nakis, el Polaco Roberto Petrov, histórico guardaespaldas de Moyano, Bebote Alvarez y varios barras más. “Se trata de una típica asociación ilícita. Dimos un paso más en la lucha contra las mafias”, declaró la ministra Patricia Bullrich ante las cámaras. A su lado estaba Ritondo, que podría haber dicho, por qué no, que combatió a la mafia desde adentro.