La selección suiza está condenada a encontrar súbitamente una fórmula mágica si quiere que el camino por la Eurocopa, que se jugará tanto en Austria como en su país a partir del sábado, no sea lo escarpado y difícil que parece antes de que el balón eche a rodar.
La etapa previa del equipo dirigido por Jakob "Koebi" Kuhn no sólo no fogoneó la ilusión de los helvéticos, sino que generó el efecto contrario, dejando en el olvido las expectativas generadas tras la interesante actuación en el Mundial de Alemania, donde perdieron por penales frente a Ucrania en octavos de final.
A pesar de no estar encuadrados en el grupo con ninguna de las potencias clásicas del continente, el país entero desconfía profundamente de lo que pueden deparar los enfrentamientos contra República Checa, Portugal y Turquía.
Los jugadores intentan levantar el ánimo de los aficionados apelando a que cuando estén los puntos de por medio, las prestaciones mejorarán y alcanzarán el mínimo impuesto, que es superar la fase inicial.
"En la Euro nos presentaremos de una manera diferente", señaló Tranquillo Barnetta, una de las figuras del equipo y del Bayer Leverkusen gracias a su atildado juego en la mitad de la cancha.
Justamente en la última competencia oficial, el sistema defensivo que ahora genera dolores de cabeza a su entrenador estaba en plenitud de rendimiento y permitía muy pocas opciones al rival de acercarse con peligro a la valla propia, que estará defendida por Diego Benaglio, portero del Wolfsburgo.
Liderada por el central del Arsenal, Philippe Senderos, y con un baluarte ofensivo como Ludovic Magnin en el lateral izquierdo, la última línea perdió fuelle en los últimos tiempos.
No es una buena noticia para Kuhn que Johan Djourou, el marfileño nacionalizado suizo que es usualmente primer zaguero, no haya tenido prácticamente minutos en la segunda mitad del año, cuando regresó al Arsenal después de su cesión al Birmingham.
No es el único que llega con poco rodaje. Un mediocampista clave como Xavier Margairaz ha jugado menos de lo que deseaba en su temporada debut en el Osasuna y el delantero estrella, Alexander Frei, sólo pudo competir en el último tercio de la Bundesliga con el Borussia Dortmund tras haberse operado de la cadera y sufrir sucesivas lesiones.
Amén del aporte de Valon Behrami en la creación y de Fabio Celestini en la destrucción, Suiza juega una carta a una de las últimas apariciones de su fútbol: el joven de origen turco Eren Derdiyok, que cumplirá 20 años durante la competición.
Eren, como reza su camiseta, es un atacante potente y de gran envergadura. Su temporada en la Liga local defendiendo los colores del Basilea fue tan consagratorio como su gol en Wembley este año el día de su debut como internacional, pese a que Inglaterra venció por 2-1.
La expectativa a su alrededor ilusiona al ambiente, pero no alcanza para tapar los miedos y la creencia general de que más que un técnico se necesita un druida para que el andar de Suiza por su torneo sea diáfano.