Racing empeora partido a partido. Pasa de una derrota a casi una humillación. De caer en Paraguay por la Copa Sudamericana, a caer en Tucumán por la Superliga. Se podrá decir que en Tucumán jugó con algunos suplentes, pero la excusa quedará corta: su juego viene en declive desde hace rato.
Su rival de ayer, justamente, está en situación inversa: Atlético Tucumán ganó por la Copa Argentina y ahora volvió a ganar por el torneo local. Y ganó con holgura, en un partido que empezó para una goleada histórica y luego se emparejó.
El primer tiempo de Racing fue una pesadilla. Para Diego Cocca, para los once jugadores suplentes y titulares que corrían y veían cómo sus rivales los pasaban parados, y para los hinchas que lo miraban por la televisión paga o lo escuchaban por radio (porque la radio, ahora, vuelve a tener sentido). A los 21 minutos, Atlético Tucumán ganaba 3 a 0. El primero por un rebote dado por el arquero Musso, el segundo por una perfecta entrada por derecha de Acosta y el tercero por un blopper de Barbieri, que sólo en el área metió la pelota en su arco. Lautaro Martínez hizo un gol, apenas un consuelo, en el último segundo del primer tiempo.
La cara de Cocca era bastante ilustrativa de lo que ofrecía su equipo. Del otro lado, encima, como para intensificar el morbo, estaba Ricardo Zielinski, su predecesor en el banco de Racing, el hombre que salió eyectado acusado de defensivo pero ahora, en esa Tucumán agobiante, estaba de fiesta.
En el segundo tiempo, la fiesta fue más mesurado. Porque Racing mejoró su juego (quizás porque peor no podía jugar), y también porque Atlético reguló y el partido entró en una meseta. Pudo haber hecho el segundo, es cierto, por Pillud, que avanzó y se encontró dos veces con la posibilidad de marcar: uno de sus tiros salió apenas desviado, y el otro pegó en la cara de García, que estaba sobre la línea. Después, el mismo García tocó la pelota con la mano, pero el árbitro Echenique no la vio. Era la segunda mano que no había visto. Aunque ningún hincha de Racing podrá echarle la culpa de la derrota al árbitro. Antes de eso, habrá que analizar el juego que preocupa. Cada día un poco más.