Al final, el abrupto final de Miguel Angel Russo en Boca Juniors no fue demasiado diferente al de Daniel Passarella en River Plate hace un mes. Las desprolijidades abundaron en la salida del técnico xeneize y ensuciaron la imagen de club ordenado que se había popularizado en los últimos años.
Tampoco el "ruego" a Ramón Díaz de parte de José María Aguilar fue distinto al de su nuevo colega boquense Pedro Pompilio a Carlos Bianchi. Las dos conducciones incurrieron en las mismas cuestiones.
En River ya a fines de octubre habían hablado con Diego Simeone, que tenía contrato con Estudiantes de La Plata, y al concretarse el traspaso, la "condena pública" a la dirigencia riverplatense por "falta de ética" fue inmediata.
Ahora a Boca llega Carlos Ischia, que según los dichos de Diego Maradona " no es más que Russo" si se tiene en cuenta que viene de dirigir a Rosario Central, último en el Apertura y amenazado con el descenso.
Hace una semana, con la derrota a cuestas ante el Milan en la final del Mundial de Clubes, Boca sondeaba a Guillermo Barros Schelotto para hacerse cargo de la dirección técnica. Simultáneamente otro ídolo como Juan Román Riquelme vetaba al Mellizo. Y Maradona hacía lo propio con Carlos Bianchi.
Al mismo tiempo el último ídolo riverplatense, Enzo Francescoli, no se mostraba entusiasmado con la llegada de Diego Simeone. "No tiene historia en River", dijo el uruguayo.
Hace seis años Aguilar impulsó el "Foro Social", conformado por un núcleo de dirigentes de fútbol con intenciones de formar un espacio de poder en la AFA. Para esa época Mauricio Macri, impulsor del gerenciamiento, también se diferenciaba de Julio Grondona.
Ahora Aguilar es representante de la AFA en la FIFA y Pompilio fue el principal orador en un encuentro gastronómico cumplido hace 100 días para respaldar a Grondona en su séptima reelección. Pocas contradicciones y muchos parecidos.
Fuente: Télam