En la historia de Lionel Messi –una historia llena de proezas deportivas, pero pocas retóricas o gestuales– sólo hay dos situaciones en las que tomó una posición a favor de la independencia de Cataluña: la primera fue en 2010, cuando en los festejos por el vigésimo título de Liga, tomó el micrófono en el medio del Camp Nou y soltó un discurso en catalán, corto pero contundente: “¡Visca (viva) el Barça, visca Catalunya! ¡Y aguante Argentina, la concha de su madre!”. La segunda fue más sutil y más reciente: en su casamiento, el 30 de junio de este año, dispuso que en la entrada del Hotel City Center de Rosario flamearan dos banderas: la senyera de Cataluña, y la celeste y blanca de su país.
Esa imagen, que para los argentinos era apenas un detalle, para muchos medios españoles fue una de las principales noticias del evento. Sin hablar, Messi hablaba. Y aunque asegura que no le interesa la política, el mensaje tenía la potencia de un discurso: había elegido el símbolo catalán por sobre el español.
Sin embargo, en estos días de marchas y contramarchas, cuando a la Generalitat y a muchos de sus compañeros y amigos del Barça les hubiese gustado que Messi apoyara el referéndum de hoy, el argentino permaneció callado. Incluso, en España aseguran que se mostró fastidiado por la carta que emitió el club apoyando la iniciativa independentista. “El Barça, fiel a su compromiso histórico con la defensa del país, de la democracia, de la libertad de expresión y el derecho a decidir. Continuará apoyando la voluntad de la mayoría del pueblo de Cataluña”, publicó el club blaugrana, que tiene una historia que homologa esa postura: desde su nacimiento busca la secesión de Cataluña. En ese camino, le asesinaron un presidente (Josep Sunyol), atentaron contra su sede social y hasta censuraron su escudo.
“Lo importante es que haya calma, parece que hay mucho ruido pero todos esperamos que haya respeto para todo el mundo”, dijo ayer el entrenador del Barça, Ernesto Valverde, quien trató de dosificar la polémica que genera el proyecto independentista, considerado ilegal por el gobierno español de Mariano Rajoy. Dentro del plantel, el único que hizo pública su opinión fue Gerard Piqué, que con un tuit de 140 caracteres alborotó redes sociales: “Cantemos bien alto y fuerte. #Votarem”. Al defensor, como a tantos otros, lo que pase hoy le importa más que el partido que su equipo tiene contra Las Palmas por la Liga.