Los dirigentes de Boca ya no saben qué hacer para salir de la ciénaga en la que se están hundiendo. Apenas 24 horas más tarde de que el presidente Amor Ameal dijera en conferencia de prensa que Abel Alves iba a seguir en el banco de Boca hasta el fin del campeonato, esta noche trascendió que los mismos dirigentes resolvieron luego de la derrota en Santa Fe dar por terminado el ciclo de Alves al frente del primer equipo xeneize.
Anoche, al pasar a unos metros de los periodistas, Alves atinó a saludar respetuosamente con la mano, un gesto que incluyó una especie de disculpas por no hablar. Alves, no solo venía de perder un nuevo partido, venía de ver un equipo sin patrón de juego, casi sin fuerzas para revertir de los peores momentos de la historia del club.
El técnico también dejó un vestuario que se le presentó negro desde el vamos, por tener que soportar la reacción del arquero Javier García cuando supo que perdía la titularidad a manos de su compañero Josué Ayala. Lo de Garcia revela el nivel de resistencia que generaba Alves entre los jugadores, porque el arquero no sólo fue el responsable de la derrota ante Central, con un error infantil en el segundo gol, sino que no tiene una trayectoria o un rendimiento que puedan hacerlo sentirse "dueño" del arco de Boca.
Cuatro días mantuvo el técnico la incertidumbre sobre el arquero titular y el momento, una hora antes del partido, pareció ser contraproducente. Salió del vestuario junto al presidente Jorge Amor Ameal y el vice José Beraldi, dirigentes que también rindieron culto al hermetismo.
En ese trencito de salida también estuvo Martín Palermo, quien aseguró que ni el técnico ni dirigentes dijeron nada al respecto y pidió tirar para "adelante todos juntos".
