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El que apuesta ¿gana?

Criptomonedas: en busca de un sistema monetario.

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Del oro al bitcoin, del investigador financiero Nik Bhatia, hace un recorrido histórico del sentido que ha tenido y tiene el dinero desde los orígenes, auges y depresiones de diferentes monedas y formas de transacción hasta la actualidad. | P.T.

El dinero es una herramienta de nuestra especie que nos permitió progresar a partir del mero altruismo recíproco, en el que los animales intercambian favores, como cuando los monos se limpian o expurgan entre sí.

Algunos prefieren considerar el dinero como una ilusión compartida, aunque, en ese caso, la palabra ilusión implica que toda forma de dinero carece de fundamento en la práctica.

Es mejor decir que algunas formas de dinero son ilusiones compartidas, y que otras podrían resultar reales en un horizonte temporal lo bastante largo.

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Los seres humanos utilizaron conchas marinas, dientes de animales, joyas, ganado y herramientas de hierro como objetos de trueque durante decenas de miles de años, pero, al final, en los últimos milenios se decantaron por el oro y la plata como formas de moneda aceptadas a escala mundial. Había algo en estos dos elementos químicos que destilaba preciosidad, y los seres humanos los consagraron como la quintaesencia del dinero.

Esta unción fue la responsable de un enorme avance en la globalización de la humanidad ya que los metales preciosos proporcionaron mejores maneras de preservar la riqueza generacional y facilitar el comercio entre completos desconocidos en diferentes rincones del planeta.

No siempre fue fácil seleccionar qué iba a utilizarse como dinero. Puede que las conchas fueran perfectas para el comercio a miles de kilómetros del océano, pero para otros abundaban en la orilla del mar y, por tanto, no eran una gran herramienta para preservar valor entre generaciones y continentes. Las herramientas de hierro eran muy valiosas para la caza y como armamento, y podían conservar valor durante siglos, aunque no eran necesariamente el mejor medio circulante, porque, a diferencia de las conchas, no eran fácilmente transportables y divisibles.

Los metales preciosos funcionaban bien en ambos casos, y poco a poco fueron convirtiéndose en la mejor forma de dinero de aceptación generalizada.

El dinero no solo se utiliza como medio de intercambio y reserva de valor; funciona también como sistema de conteo. Es un modo de enumerar precios, computar ingresos, calcular beneficios y agrupar toda la gama de actividades económicas bajo una denominación contable. La raíz latina de la palabra denominación es ‘nomin’, o ‘nombre’. Las denominaciones religiosas son la manera que la gente tiene de nombrar sus creencias religiosas en particular, del mismo modo que las denominaciones contables lo son para nombrar sus ingresos, gastos y beneficios. Cuando la gente se pone de acuerdo en una denominación contable unificada, la fijación de precios de los bienes y servicios resulta más fácil, porque todo el mundo ha unificado criterios sobre qué se considera dinero. La actividad económica prospera en el momento en que todo el mundo puede poner un precio en los mismos términos.

Sin embargo, denominar simplemente en oro no era suficiente. Comerciar utilizando joyas, lingotes y pepitas de oro implicaba una constante medición del peso y la pureza del metal precioso, lo que acarreaba que una denominación de oro no especificada fuera poco útil (…)

 

Un renacimiento del dinero

Cuarenta y seis días después de la caída de Lehman Brothers en 2008, y cuando el mundo se estaba dando cuenta de la precaria posición del sistema del dólar, alguien envió un libro blanco proféticamente visionario a una pequeña comunidad online llamada Cryptography Mailing List. El documento iba dirigido a programadores interesados en criptografía, aunque no en el sistema monetario, por lo que ni siquiera se consideró algo relevante para el dinero en aquel momento. Sin embargo, al volver la vista atrás, debemos insertar la entrada del día 31 de octubre de 2008 y la creación de Bitcoin en el registro oficial de la evolución monetaria. Esta fecha no solo es trascendental porque el documento propusiera una alternativa a nuestra actual infraestructura financiera, sino también por lo que sucedió después. Bitcoin, un novedoso instrumento monetario, es ahora propiedad de por lo menos el 1% de la población mundial, es decir, de unos cien millones de personas. La vehemente crítica de políticos, banqueros y medios de comunicación financieros al ascenso de Bitcoin se ha producido junto con un aumento exponencial de su base de usuarios y de su valor de mercado. La llegada, el crecimiento y la resistencia de Bitcoin justifican ahora una visión honesta, bien documentada e integral de esta nueva tecnología monetaria. En lugar de desestimar Bitcoin como un sistema de divisa no regulada y sin respaldo, debemos tratar de entender por qué exactamente ha acumulado semejante grado de atención y valor de mercado. En solo 12 años, ya ha captado cerca del 6% del valor total de mercado del oro, a pesar de que este le lleva una ventaja de miles de años.

En el ámbito de la ciencia monetaria, Bitcoin es un invasor alienígena. No se parece a nada de lo que había antes porque se basa en gran medida en las innovaciones tecnológicas del último medio siglo. Un área de la informática llamada criptografía aplicada pilló desprevenido y sorprendió al sistema financiero. La invasión sigue reverberando con cada año que pasa, y la notoriedad de Bitcoin sigue en aumento. Cuando volvemos la vista atrás y observamos el origen de Bitcoin desde la perspectiva en capas de este libro, podemos ver que se ha inventado una nueva divisa de primera capa y que la ciencia monetaria y la criptografía se han fusionado. Solo en la actualidad, una docena de años después de la creación de Bitcoin, comienza a aceptarse esta unificación como disciplina monetaria. Antes de especular acerca de cómo resultará, debemos entender el origen de Bitcoin, sus primeros años de vida y la evolución de su propia pirámide monetaria. 

Satoshi Nakamoto y el libro blanco de Bitcoin

El documento publicado el 31 de octubre de 2008 y que cambió el mundo del dinero para siempre fue escrito por Satoshi Nakamoto. El anonimato y el misterio rodean la figura de Satoshi y sus escritos (ya sea hombre, mujer o grupo de personas). Todavía hoy no se sabe quién hay detrás, algo que refuerza la neutralidad de Bitcoin, ya que no existe ningún líder que ejerza demasiada influencia, que pueda ser coaccionado o chantajeado o que intente cambiar las reglas de Bitcoin. Puede que la importancia de la identidad del artífice sea irrelevante en estos momentos, pero eso no hace menos intrigante la cuestión del anonimato; la última comunicación conocida de Satoshi es de abril de 2011, después de lo cual desapareció de internet para siempre. Algún día se hará una fascinante película sobre el mito y la leyenda de Satoshi, pero el software que diseñó cambió para siempre el propio concepto de dinero. La primera frase del documento de Satoshi Nakamoto «Bitcoin: a peer-to-peer electronic cash system» decía: Una forma de dinero electrónico en efectivo completamente peerto­peer (P2P) permitiría enviar pagos online de forma directa entre las partes sin pasar por ninguna institución financiera.

Una forma de dinero transferible online sin instituciones financieras entrañaba cierta coordinación, pero ¿cómo y mediante qué reglas? La única clase de dinero globalmente aceptado y neutral que no depende de una institución financiera es el oro. El componente más interesante del diseño de Bitcoin de Satoshi fue su intención de imitar al oro como dinero de primera capa y sin contraparte, lo cual significaba una oferta que no tuviera su origen en un balance. El documento de Satoshi se basa en bloques criptográficos fundacionales y de gran aceptación entre algunos miembros de la Cryptography Mailing List que legitimaron su idea. 

Definición de bitcoin

La palabra bitcoin se refiere oficialmente a dos cosas: 1) al protocolo de software de Bitcoin, y 2) a la unidad monetaria dentro de ese software. En este libro, nos referiremos a la unidad monetaria como BTC (bitcoin) para distinguirla del propio software.

Bitcoin, el protocolo de software, es un conjunto de normas. Utiliza un algoritmo de encriptación de nivel militar llamado Secure Hash Algorithm 2 (SHA-2), publicado por primera vez por la comunidad de inteligencia de Estados Unidos en 2001.

El uso de SHA-2 se considera tan seguro que, de hecho, está obligado por ley en áreas del gobierno que manejan información sensible. El diseño de Bitcoin combina SHA-2 con reglas inteligentes tan elegantes que es capaz de plasmar las propiedades monetarias del oro en el mundo digital. En resumidas cuentas, la criptografía utilizada por Satoshi estaba comprobada y era segura. Estas ingeniosas reglas articulaban un mecanismo de coordinación al que denominó «cadena de bloques» («chain of blocks»), pero que el mundo llegaría a conocer como la blockchain de Bitcoin. (…)

Criptomonedas alternativas

Era inevitable que surgieran imitadores de Bitcoin. Este software es libre y de código abierto, lo que significa que es de libre descarga y está abierto a la vista de cualquiera. Bitcoin se ha resistido en numerosas ocasiones a que los desarrolladores emprendieran cambios fundamentales en su reglamento que no fueran consensuados por la mayoría de los usuarios de Bitcoin. Han surgido versiones de criptomonedas alternativas a Bitcoin, copiadas directamente, retocadas o recreadas. Si existieran ideas mejores que Bitcoin, el capital gravitaría hacia estas y se apartaría de Bitcoin. Sin embargo, hasta la fecha, ninguna criptomoneda ha desafiado a BTC durante un período sostenido, medido tanto en valor de mercado como en tasa de hash. Las criptodivisas alternativas existen en una capa inferior dentro de la pirámide monetaria del BTC debido a una relación de precios, del mismo modo que las monedas nacionales existían en una capa por debajo del dólar después del acuerdo de Bretton Woods de 1944.

Al igual que el dólar actúa como precio base para las monedas de todo el mundo, el BTC actúa como precio base para todas las monedas digitales. (…)

Una segunda capa de rápido crecimiento dentro de la pirámide monetaria del Bitcoin es un nuevo tipo de activo digital llamado stablecoins, o criptomonedas estables. Las stablecoins son pasivos emitidos en forma de tokens digitales por empresas del sector privado. Se supone que cotizan a un valor «estable» en relación con el dólar, por ejemplo. El apelativo de «estable» es una especie un oxímoron en este caso, porque, como hemos aprendido, los instrumentos monetarios de las capas inferiores del dinero rara vez cuentan con estabilidad duradera. Así, las stablecoins serían monedas digitales que son estables hasta que dejan de serlo.

Las stablecoins se inventaron porque las casas de cambio necesitaban una forma más sencilla y rápida de que los clientes intercambiaran BTC y USD. En lo esencial, las casas de cambio crean sus propias criptodivisas que representan USD en una cuenta bancaria, pero que se negocian con claves y direcciones privadas al igual que Bitcoin.

La stablecoin más famosa es una que aún no se ha lanzado: Diem, de Facebook (llamada originalmente Libra). Su intención es estar respaldada por Letras del Tesoro de Estados Unidos y otros instrumentos monetarios denominados en dólares. Se lance o no Diem, el anuncio de una stablecoin de Facebook en 2019 fue un hito importante para el dinero digital. El momento en que Facebook intentó meterse en el mundo del dinero fue el momento en que los bancos centrales supieron que necesitaban dar una respuesta oficial a la fusión del dinero y la criptografía. Los bancos del sector privado también intentan capitalizar la demanda de tokens digitales basados en un libro mayor contable y vinculados al dólar: en 2020, J. P. Morgan lanzó su propia stablecoin, llamada JPM Coin.

En enero de 2021, el Tesoro estadounidense emitió una guía definitiva sobre la legalidad de las criptomonedas y las stablecoins en un informe de la Oficina del Contralor de la Moneda (Office of the Comptroller of the Currency, OCC). La guía nombra tanto las criptomonedas como las redes de verificación de nodos independientes (Independent Node Verification Networks, INVN), define oficialmente la palabra stablecoin de igual forma a como lo hemos hecho en esta sección y aprueba el uso de ambas por parte de los bancos para realizar transacciones digitales de valor siempre que se cumplan las leyes bancarias.

Libertad de denominación de la moneda

Desde la creación del Banco de Ámsterdam en el siglo XVII, los instrumentos monetarios y los gobiernos han estado vinculados entre sí. Pero en la era digital el dinero y el Estado ya no tienen por qué mezclarse necesariamente. Para muchos, todo el concepto de dinero gubernamental se está volviendo obsoleto, mientras que el auge de Bitcoin pide paso en contraposición. Dado que Bitcoin es software y matemáticas y que conlleva una declaración, debe considerarse un derecho humano. Bitcoin encarna la libertad de denominación de la moneda porque ofrece a la población la capacidad de denominar sus ganancias y ahorros lejos de la asociación del gobierno. Tanto si las personas cambian de unidad de cuenta y pasan de sus monedas locales a BTC como manifestación de ideales políticos, como protesta pacífica o porque creen que la tecnología permite una novedosa forma de dinero, dichas personas están dotadas por naturaleza de la libertad de elegir cómo se miden los frutos de su trabajo. Bitcoin proporciona a personas del mundo entero la primera verdadera alternativa a sus monedas nacionales, tendencia imposible de revertir ahora que más de cien millones de personas la poseen en todo el mundo.

Una visión de futuro

He aquí un esbozo de cómo podría desarrollarse nuestro futuro monetario en el contexto del dinero en capas. En la actualidad, los bancos centrales emplean mesas de operaciones para comprar y vender su moneda en el mercado de divisas con la esperanza de mantener la estabilidad del tipo de cambio. En un futuro próximo añadirán funciones de negociación de BTC a sus operaciones de mercado abierto con la esperanza de controlar el tipo de cambio de su moneda digital en términos de BTC.

Bitcoin ha originado un cambio radical en el equilibrio de poder monetario que se aleja de los gobiernos, a pesar de que las monedas digitales de los bancos centrales estén esperando entre bastidores. China tiene en preparación su moneda digital de banco central (MDBC), que pondrá en marcha para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022. El Banco Central Europeo, la Reserva Federal y otros grandes bancos centrales estarán poniendo a prueba sus MDBC para seguir al país asiático con el lanzamiento de las suyas.

Los bancos emitirán stablecoins que ofrezcan ventajas a la tenencia de MDBC, como tipos de interés más altos o beneficios de afiliación en efectivo. Si la fricción es mínima al comerciar entre una moneda digital y otra gracias a los atomic swaps, el universo de las stablecoins crecerá como fuente de elasticidad crediticia o de préstamos. Los bancos emitirán préstamos que registrarán como activos en sus balances, y emitirán stablecoins en lugar de depósitos como pasivos. Los bancos pueden aumentar radicalmente la transparencia y renovar la confianza en ellos mediante el uso de tecnología de registro distribuido (DLT) y la transición a un balance dinámico que permita al público inversor ver las ratios de capital en vivo en lugar de informes trimestrales estáticos y muy maquillados. Para unirse al orden monetario del futuro, los bancos deben emitir stablecoins que sean atómicamente intercambiables con otras stablecoins, MDBC y BTC. Los bancos se convertirán en maestros de los atomic swaps, creando mercados entre monedas digitales para buscar el arbitraje y generar beneficios. Con los atomic swaps y la liquidación instantánea entre monedas digitales, existe un camino a seguir para la transición a un sistema monetario anclado en Bitcoin.

Los gobiernos y las empresas de todo el mundo comprarán BTC y los conservarán como reserva de efectivo porque reducen la dependencia del actual sistema del dólar, lo que indica que la era de la denominación mundial del dólar se está erosionando a favor de la criptodivisa, en lugar de a favor de cualquier otra moneda gubernamental, como el renminbi o el euro. El oro seguirá sirviendo como dinero de confianza neutral, pero no tiene capacidad realista para servir de raíles para un sistema financiero digital. Esto no quiere decir que haya que descartar el oro como la mejor clase de dinero sin contraparte que el mundo ha conocido: Bitcoin «solo» ha captado el 6% del valor total del mercado mundial del oro. Además, el papel monetario internacional del oro ha regresado con ganas desde 2007; los bancos centrales de todo el mundo han aumentado de forma drástica sus activos de oro como cobertura ante la inestabilidad y fragilidad del sistema del dólar. El oro se considera un seguro contra el desorden y el caos monetario, que suele funcionar mejor cuando se producen terremotos en la pirámide del dólar. Pero el carácter físico del oro se queda corto en un mundo digital en el que Bitcoin prospera. Con el tiempo, es probable que Bitcoin sustituya al oro como el dinero neutral más deseado y lo supere en valor total de mercado.

Para el público, todo el dinero serán tokens digitales que se guardarán en monederos digitales. La gente tendrá a la vez una variedad de monedas: BTC para preservar la neutralidad; MDBC para pagar impuestos y recibir beneficios, y stablecoins para devengar intereses. Muchas personas dependerán de las MDBC de segunda capa y prescindirán por completo de los depósitos bancarios de tercera capa. Un número cada vez mayor de personas sobrevivirá solo con criptodivisas no gubernamentales como BTC y no se someterá nunca al riesgo de contraparte.

Dinero de elección

Nuestro mundo multipolar está buscando un renacimiento monetario, y Bitcoin ofrece exactamente eso. Los países se resistirán, y algunos banqueros centrales y políticos lograrán mantener a Bitcoin fuera de sus países porque amenaza su poder. Pero la libertad de denominación de moneda acabará imponiéndose, ya sea desde paraísos bancarios de Europa, centros monetarios offshore del Caribe o los propios Estados Unidos de América. Atrás quedarán los días en los que un individuo solo utilice la moneda del país en el que resida. Ninguna moneda del ámbito digital podrá demostrar jamás ser tan resistente a la corrupción como el BTC, en el que las transacciones, una vez confirmadas, son imposibles de anular, lo que convierte a Bitcoin en la herramienta definitiva de libertad financiera en cualquier parte del mundo.

Bitcoin es el lugar en el que internet colisiona con el dinero para provocar el cambio de la misma manera transformadora que lo hizo con la comunicación y el comercio.

Si miramos el origen de Bitcoin desde una perspectiva de capas, podemos ver que se ha inventado un nuevo tipo de dinero de primera capa. Era algo que el mundo necesitaba desesperadamente, y apenas estamos empezando a comprender su impacto.

En el futuro, la moneda que uses no reflejará simplemente tu lugar de nacimiento o tu país de residencia, sino tus preferencias.

Utiliza este mapa de dinero en capas para emanciparte de los límites del mundo de las finanzas tradicional y explorar uno de monedas sin confinamientos geográficos. Consulta el diseño del dinero en capas para ver dónde exactamente se encuentra tu dinero en el panorama monetario y poder alcanzar la libertad de denominación de moneda dirigiéndote hacia la forma de dinero de tu elección.

 

☛ Título: Del oro al bitcoin

☛ Autor: Nik Bhatia

☛ Editorial: Paidós

☛ Primera edición: 2023
 

Datos del autor

Nik Bhatia es investigador financiero. Tiene un máster en Finanzas de la IE Business School (Madrid). Tiene una certificación del CFA Institute y es profesor adjunto de Finance and Business Economics en la University of Southern California Marshall School of Business.

Trabajó en negociación de bonos de la Tesorería de Estados Unidos para un gran administrador de activos institucionales. Tiene una amplia experiencia comercial en mercados monetarios y futuros de tasas de interés.