DOMINGO
Lohana Berkins

Guardiana de los secretos travas

default
default | CEDOC

No son muchas las personas cuya vida invite a ser contada sin requerir justificación alguna. Lohana Berkins fue una de ellas, una heroína en el sentido exacto que da a esta palabra la filósofa alemana Hannah Arendt cuando se refiere a la empresa troyana. Indiscutiblemente, una persona cuya connotación de valor residió en la voluntad de actuar y de hablar, en el coraje de insertar su propio yo en un mundo desmesuradamente hostil y así volverse sujeto de su propia historia. Una heroína que reveló, politizó e hizo pública la situación del colectivo travesti, recluido hasta entonces al peor de los exilios, el de aquellos y aquellas cuya voz no es escuchada.

Algunos años antes de morir me pidió que escribiera su biografía. El orgullo que me produjo haber sido elegida no compensó el terror que me causó su propuesta. La había acompañado muchas veces en la redacción de una nota periodística, un discurso para algún foro mundial o un espacio académico, hasta incluso algún trabajo para la escuela. Muchas veces también esa cooperación se había vuelto tortuosa.

No estás entendiendo lo que te digo, prestame más atención. No es eso lo que quiero decir. ¡No me estás escuchando, marica, no me estás escuchando! Yo conocía perfectamente sus estándares, sus recelos y sus ansias y sabía que la aventura no sería plácida. Apenas me lanzó el convite, saqué de mi biblioteca algunas biografías y se las di a leer con el ánimo de establecer un primer acuerdo sobre cómo quería contar su historia y evitar conflictos. Hasta no verte Jesús mío, le pareció muy triste; Frida Kahlo, sufriente; Tina Modotti, aburrida; Virginia Woolf, excéntrica. Las descalificó todas, una a una.

Optamos entonces por una estrategia menos acotada: entablar diálogos sobre los temas que ella quería que estuvieran en su libro y registrarlos con un grabador. Luego veríamos la mejor manera de escribirlos. No llegamos a hacerlo juntas, su muerte truncó esas largas conversaciones a las que me conminaba con un vamos a biografar, y truncó también la escritura última de lo que de otro modo habría acabado por ser, qué duda queda, su autobiografía.

Con un prendé el grabador, quiero darle la voz a la Pocha y a la Perica, quiero que se sepa de Katiluz y de la cacería policial, quiero que aparezca mi agradecimiento a Patricio por darme el primer trabajo y se conozca también nuestro mundo amoroso y que esté el feminismo, que me abrió la cabeza…, la voz de Lohana saca del destierro al travestismo y construye un relato no solo del “estar travesti” en el mundo, sino también uno sobre las historias vitales de quienes tuvimos el privilegio de tenerla cerca.

La Berkins. Una combatiente de frontera recoge, tan textualmente como me fue posible, esas conversaciones sostenidas hasta aquel desdichado 5 de febrero de 2016, cuando nos dejó. Quedan fuera de este libro varios otros aspectos importantes de su vida que ella no quiso o no tuvo tiempo de desgranar en nuestros diálogos grabados, a los que deliberadamente me restrinjo.

Sí, Lohana fue una heroína, una persona de la que se puede contar una historia o muchas y muy diferentes, según quien la cuente. La mía es solo una de esas tantas. Espero que quienes escuchen su voz a través de estas pláticas puedan imaginar a la Berk, verla gesticular y revivirla en cada escena.

Eso me pasó a mí mientras escribía y, por un tiempo, su evocación cotidiana se comió un pedacito, minúsculo, de la incurable tristeza de su partida. (…)

Lohana fue la guardiana inclaudicable de los secretos travas más inenarrables, muchos de los cuales se llevó consigo, pese a haber sido ella quien primero urdió y luego me exigió la escritura de este testimonio tan fragmentariamente autobiográfico.

La única alfabetizada en casa de la Pocha usó sus letras como blasón para contrapesar la hostilidad que su juventud provocaba entre las pares. Alejada del clos y de la conchita que otras exhibían en su afán de ser más mujer mujer, no robó los maridos de sus compañeras y los llamó don, no por pusilánime, sino para acotar el cerco que la ponía a resguardo de cualquier posible zarpazo. Se mantuvo callada cuando la cana la buscaba de cómplice en noches de redada, y no se rio de Marcela la macho y de su pelea por erradicar los rastros de una masculinidad que no podía torcer. Inquebrantable en su activismo, Lohana refrendaba el ethos trava a veces hasta el punto de la necedad, pero también, consciente o inconscientemente, lo franqueaba sin cesar. Como cuando exponía sus sentimientos y los estampaba sin tapujos cada vez que su sed de ser amada le hacía trizas la coraza y la ponía a remar en las aguas inciertas de abordar la proximidad del otro sin escamotearse y sin recurrir a la violencia. Anhelaba que las travas pudieran llegar a hacer lo mismo, incluso aquellas para las que el afecto era una debilidad que las ponía claramente en peligro. Lohana las provocaba, las empujaba a hablar de los males de amor, de los sufrimientos, a descubrir su derecho a tener un lugar en el mundo. (…) Supo adquirir destrezas que esgrimió como escudos entre sus pares y terminar siendo amada por ellas. Alentó a sus compañeras a buscar nuevas armas, a aprender a reconocer al adversario, a no desperdiciar balas peleando territorios entre ellas haciéndole el campo orégano al enemigo, a mofarse del estereotipo que las definía frente a los ojos de los otros como monstruosas. Resistió a su propio exilio y se empeñó en evitar que el estigma de la exclusión acabara siendo internalizado de tal manera que hiciera de ellas mismas sus propias extranjeras, que el adversario se les metiera tan adentro que ya no pudieran distinguirlo.

Para las travestis argentinas de entonces, mudas, sordas y condenadas a una identidad abyecta que se debía erradicar, Lohana fue, acaso pese a sí misma, la otra entre sus nosotras, un formidable unicornio socorrista de ese mundo trava del que, inexorablemente, tantas cosas la iban alienando, pero del que nunca firmó la partida definitiva. (…)

*Autora de La Berkins. Una combatiente de frontera. 

Editorial Sudamericana (Fragmento).