Mi nombre es Chiara Sacchi. Tengo 18 años y estoy cursando la carrera Ciencias Ambientales, en la Universidad de Buenos Aires. Me presento porque siento que así estamos un poquito más cerca, aunque nunca hayamos estado tan lejos.
Nos vamos a encontrar para hablar de activismo ambiental y juvenil, y como todo puede resultar un poco confuso al principio (y mucho más ahora) les presento mi Guía Introductoria al Activismo Ambiental (y como no morir en el intento):
1. La militancia ambiental debe ser popular, y con una mirada anti-racial.
2. También debe tener perspectiva de género. Sabemos que la crisis climática va a llegar a todos eventualmente, pero más agresivamente va a afectar a quienes no cuenten con los recursos para afrontarla. El porcentaje de mujeres dentro del índice de pobreza es mucho mayor al de los hombres, porque SI, las mujeres ganamos el 24% menos que un varón bajo las mismas condiciones de trabajo.
3. La militancia ambiental debe exigir un cambio sistemático y apoyar la reforma agraria integral. ¿Sabías que en 2019 Monsanto (una multinacional siniestra y gran contaminante en nuestro país) compró Bayer (Si, de “Bayer es bueno”)? Ellos te enferman y también te dan una cantidad rabiosa de medicamentos, palmándote la espalda y haciéndonos creer que todo está bien.
4. Me pregunto... ¿el compost y las botellas de amor nos van a salvar de esta lluvia furiosa de números y datos? Probablemente no. Y este es el momento donde les comparto mi miedo más grande: me estoy quedando sin tiempo. Traducido en un ecoidioma: El momento de las acciones individuales ya pasó. Nos perdimos ese tren hace mucho tiempo. Perdimos la carrera y eso puede resultar incluso más abrumador. Entonces, según la RAE (ahre) las acciones individuales son: medidas que tomo yo solita, desde casa, cuando y como se me da la gana. De esta manera, desafortunadamente, no llegamos a ningún lado. OJO. Sé que esto puede llegar a herir algún que otro ego. No quisiera despojarlos de cualquier responsabilidad individual, porque si, tenemos que empezar a usar una bolsa de tela para hacer las compras, y si, si dejas de usar sorbete es un golazo. Pero de nada nos va a servir que el 0,2% de la población tome su café Starbucks sin sorbete. Llegó el momento de armarnos de valor y de exigir las políticas públicas que nos merecemos.
Hace siete meses, denuncié a mi país por emisiones de gases de efecto invernadero, por inacción ante la crisis ambiental y climática. Escuché a un funcionario decir que nosotros en Argentina “no contaminamos tanto”. TANTO.
5. No nos dejemos distraer, no nos permitamos olvidar. Somos la primera generación en sufrir los efectos del cambio climático. Sin embargo, también somos la última que puede hacer algo al respecto. Si me hubiesen pedido que escriba esto hace 120 días hubiese cerrado con “Nos vemos en las calles”. Hoy no puedo, hoy no podemos, pero no dejemos de dar batalla. El primer espacio de resistencia es nuestra casa, pero la salida es colectiva. Abrazo.