En el último estudio realizado por la NASA se analizó la aminoración del agua dulce a través de datos proporcionados por los satélites Gravity Recovery and Climate Experiment (GRACE) o Experimento sobre recuperación de la gravedad y clima. Por medio del que se alertó sobre la drástica caída de las reservas globales.
Los elementos espaciales permiten medir las variaciones en la masa de agua sobre y debajo de la superficie terrestre, proveyendo datos precisos sobre la cantidad de agua almacenada en los ecosistemas.
Según un informe reciente publicado en la revista Surveys in Geophysics, la cantidad total ha disminuido de forma abrupta desde el 2014. El fenómeno podría ser indicativo de una nueva fase de sequedad persistente que podría amenazar tanto a los ecosistemas, como a las sociedades humanas.
En relación con ello, el hidrólogo y autor del estudio e hidrólogo del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, Matthew Rodell, precisó que “13 de las 30 sequías más intensas del mundo observadas por GRACE ocurrieron desde enero de 2015”.
A medida que los acuíferos se vacían, las comunidades se ven obligadas a extraer más agua, creando un ciclo peligroso de sobreexplotación. Dicho proceso, no solo agrava la escasez de agua, sino que también puede llevar a la desertificación de tierras fértiles y la pérdida de cultivos esenciales.
Cambio climático: el negacionismo avanza
El meteorólogo del Centro Goddard de la NASA, Michael Bosilovich, explicó que “el aumento de las temperaturas acrecienta tanto la evaporación del agua de la superficie a la atmósfera, como la capacidad de retención de agua de la atmósfera. Por lo que, se intensifican la frecuencia e intensidad de las condiciones de sequía”.
La escasez de agua tiene un impacto directo en la salud pública. La falta de acceso a agua limpia y potable, aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, como el cólera y la diarrea, que pueden convertirse en epidemias mortales en regiones con infraestructura hídrica débil.
A nivel global, este escenario de “estrés hídrico” puede generar tensiones sociales y políticas, ya que la competencia por el agua puede derivar en conflictos y migraciones forzadas.
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El informe también destaca que la disminución de agua dulce comenzó a intensificarse con la sequía en Brasil, y rápidamente se extendió a otras regiones como Sudamérica, Europa y África. Los científicos no sólo sospechan que el cambio climático está contribuyendo a la crisis del agua, sino que también subrayan que las políticas de gestión del agua no han sido lo suficientemente eficaces para mitigar este fenómeno.
PM cp