“Somos las nietas de todas las brujas que no pudieron enjaular” dice el lema de esta iniciativa feminista que nació en pleno auge del movimiento Ni Una Menos, a mediados de 2018, a raíz de un grupo de mujeres que no se sentían cómodas en los tradicionales Clubes de Observadores de Aves que funcionan en el país. Con el nombre de Colectiva de Observadoras de Aves Feminista, este espacio busca reivindicar la información de las especies hembras, “que siempre quedan relegadas” en las guías de aves y organizar salidas de avistaje de aves para mujeres e identidades disidentes
En el Día Internacional de la Mujer, PERFIL entrevistó a Mercedes Fino, integrante de la Colectiva de Observadoras de Aves Feminista. Ella es politóloga, docente universitaria y estudiante de especialización de biología de la conservación de la Universidad Nacional de Misiones.
¿Cómo es que surge la iniciativa?
Somos un grupo de personas que venimos de diferentes ámbitos. Pero la primera convocatoria fue de 3 o 4 chicas que vieron la experiencia del “Feminist bird club” de Molly Adams en Estados Unidos y a nivel local, en pleno auge del Ni Una Menos, a mediados de 2018, atravesadas por cuestionar todas las lógicas patraircales, surgió la idea de hacer un espacio sororo. Acá en Argentina existen los COA (Club de Observadores de Aves) donde se organizan salidas a la naturaleza y varias de nosotras participamos en estos espacios, pero sentimos que necesitábamos construir un espacio propio, donde podamos poner en tensión otras cuestiones que exceden la observación de aves en si misma y donde los debates de genero sean centrales
¿Cuáles son los planteos que las distancian de los Clubes de observadores de Aves tradicionales?
Nosotras planteamos que todo acto es político y reconocemos que necesitamos repensar nuestros vínculos entre nosotres y el ambiente, en un espacio donde se de lugar y voz especialmente a mujeres y disidencias, por eso en nuestras salidas no convocamos a varones cis. También, a diferencia de los COAs, no estamos vinculdas a un territorio concreto, sino que circulamos y recorremos distintos territorios uniendo actividades de conservación con las luchas feministas
¿Y cómo fue que se unieron para armar la Colectiva?
Se hizo la convocatoria y así fuimos uniéndonos mujeres. Hicimos un encuentro un sábado que duró varias horas. Tomamos la sigla y le pusimos Colectiva de Observadoras de Aves Feminista y como estos espacios suelen tener un ave emblema, elegimos la Garza Bruja, haciendo un juego de palabras y le pusimos el slogan “somos las nietas de las brujas que no pudimos enjaular”. Fue así que hicimos recorrido en un espacio cuidado, donde se pueda compartir una jornada con bases de respeto, que en los COA no sucedía.
¿Y a qué se refieren con “politizar el ambiente”?
Que el concepto de ambiente incluye a las personas y asumir que el ambiente es un territorio en conflicto, donde conviven intereses y desde ese espacio entendemos que la perspectiva de género afecta a la diversidad según la forma en la que nos relacionamos. Entonces empezamos a juntarnos bajo esa lógica. La ultima fue en Santa Catalina y no es sólo sacar los binoculares y observar aves, nos contactamos con las personas del lugar para conocer sus reclamos, además de aprender sobre flora y fauna.
Ustedes además plantean la visibilización de las hembras
Si, parte de lo que nos propusimos fue que necesitamos que la perspectiva de género atraviese las guías de aves. Primero, se suele mostrar el macho con ilustraciones y a la hembra siempre se presenta en segundo lugar y no por identidad propia, sino como diferencia del macho y nunca contas con ilustraciones. Entonces, empezamos a tomar a las hembras y mostrarlas en primer lugar, creamos una sección que se llama #ViernesOrnitoFeministas , una sección de divulgación con fotos. Muchas veces le cambiamos el nombre. Por ejemplo, “cardenala amarilla”. Es medio disruptivo como hablar en lenguaje inclusivo. Pero es un gesto con el que abrimos al debate, y muchos COAS empezaron a adoptarlo.
¿Cómo te das cuenta cuando son hembras?
Cuando las especies tienen dimorfismo sexual, es decir, biológicamente distintos, te das cuenta por la conducta o por su plumaje. En muchas especies, las hembras son más grandes o menos llamativas. Algunas van a estar en el nido, camufladas, escondidas, protegiendo a las crías. Pero depende las familias. En otros casos, son los machos los que están en nido. Por ejemplo, en las aves del paraíso (que se hicieron bastante populares por una serie en Netflix) el macho hace bailes de cortejo y tiene plumaje muy llamativo con el fin de atraer a las hembras, con el fin de reproducirse.
¿Cuáles son las aves más comunes en la Ciudad de Buenos Aires y alrededores?
En Buenos Aires, las aves más comunes suelen ser zorzal colorado, bienteveo, hornero, chimango, carancho, que se ven mucho. También hay carpinteros, tordo musico, gorrión, chingolo, cotorra, paloma.
¿Y la Garza bruja?
Vi el otro día dos en Parque Centerario. Están asociadas a espacio de agua. Es grande su tamaño y suelen estar en parques abiertos. Observar aves te cambia porque empezás a entender su comportamiento.
La Colectiva de Observadoras de Aves Feminista es autogestiva y realizaron avistajes mensuales, abiertos al público, con inscripción previa en sus redes sociales.