Punto de No Retorno, el documental del actual viceministro de Ambiente de la Nación, Sergio Federovisky, estrenado hace diez días, ya fue visto por miles de personas, de más de 15 países. En una entrevista exclusiva con PERFIL, Federovisky habla de la importancia de generar material sobre cambio climático, y responde sobre el estado del acuerdo porcino con China, qué sucede con la pendiente ley de humedales, la ley de bosques, los récords de deforestación y el plan minero argentino.
El documental, que terminó de ser rodado en plena pandemia, incluye testimonios de científicos e investigadores del CONICET, científicos de la NASA.
Gracias! Más de diez mil personas accedieron a ver "Punto de no retorno" el fin de semana del estreno! pic.twitter.com/xKqaiwaClJ
— Sergio Federovisky (@sfederovisky) June 8, 2021
¿Cómo fue que surgió la idea de del documental “Punto de no retorno”?
En realidad, la parte más real pero casera del documental es que fue una idea de mi hijo mayor, que un día me dijo ¿por qué no hacés un documental? Y la verdad, me sembró la semilla y me quedó la idea de que faltaba o falta algún registro de orden un poco más de permanencia, menos perecedero, pero al mismo tiempo audiovisual, no un libro, que pudiera mostrar la necesidad de entender cuáles son las consecuencias del cambio climático en Argentina. Y la recepción que ha tenido confirma que ese nicho estaba vacante.
Se nota que vos comenzaste a filmar pre- pandemia, ¿por qué lanzarlo en este momento?
Si, la idea era tener todo terminado y estrenarlo a mediados del 2020, hace un año. La pandemia no nos permitió… Igual el retraso tuvo su costado positivo, que fue el hecho de que pudimos integrar la pandemia… Yo creo que este documental sin la pandemia hoy estaría desactualizado. Porque la pandemia es la otra cara de la misma moneda del cambio climático. Es una expresión de la anomalía de la relación entre la sociedad y la naturaleza. La pandemia para mí es antes que un problema sanitario, un problema ambiental. Deviene en un problema sanitario.
Además la pandemia es como que genera esta especie de pausa también, ¿no? Como este punto de no retorno, entonces ¿cómo seguimos de acá hacia adelante?
Yo creo que más que una pausa, la pandemia lo que impone es una erupción, una detención tan grande de todas nuestras actividades que, si no nos da lugar a la reflexión, de por qué se produjo la pandemia, cuáles son sus orígenes, qué cosas pone en juego, qué cosas pone en jaque, nos va a ser muy poco útil. Y una vez terminado, porque en algún momento va a terminar, no simplemente hacer el esfuerzo de ver cómo volvemos al día anterior del inicio de la pandemia. Eso sería muy poco sabio de parte de nosotros, porque demostraría que no entendimos nada.
¿No crees que hay una contradicción en tu rol como funcionario en la toma de decisiones y como documentalista que denuncia?
A mí no me parece que sea un problema mi situación hoy como funcionario público en relación al documental por varios motivos: el primero es que claramente cuando yo hice el documental no era funcionario público, así está expresado, está manifestado y además no hay ningún tipo de participación del Ministerio ni de nada que tenga que ver con el gobierno en la realización de ese documental. Por lo tanto, el mensaje es mío, me hago cargo de ese mensaje. Pero por supuesto no soy necio y no puedo negar que hoy sí soy el viceministro de ambiente de la nación y que en ese rol es que se presenta el documental. Pero yo creo que ahí hice el esfuerzo, modestamente creo haberlo logrado medianamente, de primero garantizar que mi mensaje es el mismo, yo pienso lo mismo que cuando no era funcionario. Y por otra parte, yo digo que uno no deja de ser lo que es aún siendo funcionario, al contrario tiene que tratar de potenciarlo.
Manifestaciones en todo el país contra la megaminería en Chubut
Bien se habla en el documental de cómo los efectos del calentamiento global tienen la causa en los sistemas de producción, la falta de protección de los espacios verdes. En Argentina, tenemos el avance de la megaminería frente a los glaciares y espacios protegidos, más la presentación del plan minero argentino en Catamarca, San Juan, Chubut, ¿no ves acá una contradicción entre la idea de defensa del ambiente y el sistema de producción que se plantea?
Por supuesto que sí, por supuesto que hay una contradicción, por supuesto que hay una tensión, pero yo creo que hay que mirarlo en perspectiva y hay que entender que estamos metidos en un proceso de transición. Nosotros somos protagonistas y actores de una transición aún más allá de nuestra voluntad, entre un sistema claramente insustentable, que estaba basado en la idea de de que el progreso y el crecimiento económico se obtenían a costa de la naturaleza, que es el modelo del siglo XX, modelo de la posguerra. Está escrito, hay cientos de teorizadores que han fundamentado que el costo del desarrollo era destruir la naturaleza. Entonces, estamos en una transición entre ese siglo XX y un siglo XXI, cuyos valores éticos, culturales, y además la necesidad de revertir el deterioro ambiental, o al menos detenerlo, imponen una cultura completamente distinta. Y en esa transición estamos, hacia un modelo más sustentable, que no ponga en riesgo necesariamente la productividad o el bienestar económico de la población. En este tránsito, hay contradicciones, hay idas y vueltas, hay opiniones distintas, hay tensiones, hay peleas, hay discusiones y a mí me parece que eso es sano.
¿Y cómo se logra una transición sin seguir destruyendo ecosistemas?
Claramente, pretender que ese modelo se prolongue indefinidamente creo que puede llegar a ser suicida. Claramente, desde lo ambiental y por ende desde lo social. Porque como también dice el Papa, retomando otra frase de un pensador argentino que se llama Tomas Maldonado: “no hay una crisis social y una crisis ambiental, hay una crisis socio-ambiental, que son las dos caras de la misma moneda”. Es decir, la dificultad interna de la sociedad, la desigualdad, la inequidad, etc, termina en esa barbarie que cometemos contra la naturaleza. Por lo tanto, esos dos aspectos de nuestras crisis están indisolublemente unidos: no podemos pensar “vamos a resolver el problema económico, el problema social y después nos ocupamos del medio ambiente”. Esa secuencialidad no existe, está demostrado que no existe.
En pandemia, hubo record de deforestación y tenemos una ley de bosques. ¿Cómo puede ser que suceda esto?
Es que la ley de bosques es la demostración más palpable de que cuando hay un modelo que va en determinada dirección, una ley que diga lo opuesto es como pretender parar el viento con la mano. El modelo productivo agropecuario argentino está muy dirigido, muy direccionado hacia garantizar el monocultivo, garantizar la exportación de comodities como la base principal de su sustentación. La ley de bosques contradice eso, porque la única manera que tiene el modelo sojero de crecer a lo largo del tiempo es incorporando nuevas tierras en zonas cada vez más marginales y esos se llaman bosques nativos. El avance la frontera agropecuaria es la contracara del modelo sojero y es justamente aquello que la ley de bosques quiere detener. Allí hay una contradicción muy muy potente, que una ley no alcanza a resolver. La ley es uno de los dispositivos que tiene el Estado para disponer una política pública que vaya en la misma dirección. Si el Estado argentino , que yo creo que lo tiene, y además el presidente Alberto Fernández lo ha dicho claramente, presenta una vocación de detener la deforestación masiva de los bosques nativos , entonces además de la ley de bosques tiene que incorporar una serie de dispositivos que van desde alicientes , estímulos, desestímulos a ciertas actividades, impuestos, desgravaciones, toda una batería de instrumentos que vayan en esa dirección justamente para detener esos desmontes. Por lo tanto, al mismo tiempo, estimular a quien planta soja y pretender que se frene el desmonte es una contradicción muy difícil de resolver.
¿Qué está pasando con la ley de humedales? ¿Por qué aún no se sancionó?
Eso lo deberían responder diputados y senadores, yo no soy quien para responderlo, no me corresponde, pero además de eso, ojo. No fetichisemos la ley de humedales, porque de lo contrario pasa como en otros aspectos de la cultura ambiental que no hacemos nada porque no tenemos ley. Entonces, nos rasgamos las vestiduras porque no tenemos la ley. Se hizo lo mismo que la ley de bosques. La ley de bosques no fue la solución definitiva del problema. Resolvió como aligeró en medida el problema, pero no lo resolvió. Entonces, en cuanto depositamos todo en una norma con la idea de que mágicamente el día que esa ley se promulga la realidad cambió nos estamos equivocando. Estamos subestimando la capacidad política de la gestión. Nosotros tenemos instrumentos para accionar, aún cuando no tengamos la ley de humedales, tenemos instrumentos para evitar, por ejemplo, a través de la creación de áreas protegidas, a través de la conformación de reservas de distintos tipo de uso.
Claro, se plantea la ley como una necesidad de limite ante el avance de la frontera agropecuaria, ante el avance de ciertos negocios inmobiliarios.
Tenemos que ser lo suficientemente inteligentes como para evitar dar un mensaje maximalista que lo único que va a ser es abroquelar a aquellos que por supuesto tienen sus intereses completamente desatados, pero también aquellos que tienen dudas, que creen que uno va a ir en contra de la actividad productiva. Nosotros tenemos la responsabilidad, quienes creemos en el ambiente y quienes nos consideramos ambientalistas, ecologistas o el nombre que se le quiera dar, tenemos la obligación que es la de desmontar esta idea de que estamos a favor de volver a las cavernas. Nada más alejado de mi pensamiento. Yo soy partidario de que haya un desarrollo productivo, que se defienda el bienestar y el acceso a los bienes de parte de la población, pero sin que eso sea destruir a la naturaleza para siempre. Porque del mismo modo que no quiero volver a las cavernas, pido a quien quiere garantizar productividad y desarrollo económico entienda que lo único que está haciendo es destruir su base de sustentación. El capitalismo se ha deglutido su base material en 200 años, pero la base material es su capital natural y se lo ha tragado en 200 años y no hay nada más insustentable que eso.
Documental sobre megagranjas porcinas muestra cómo será el futuro de Argentina
La gente está preocupada por el tema del acuerdo porcino con China y las granjas porcinas. ¿En qué estado está este tema?
La verdad, en serio, a este ministerio no ha llegado el tema. Sinceramente, desde el punto de vista formal, no ha llegado. Hasta donde sabemos y lo explico nuestro propio canciller Felipe Solá, hubo algunas conversaciones, incluso en el gobierno anterior, esas conversaciones se retomaron, durante los primeros meses de este último gobierno y luego también entiendo por lo que dijo el canciller esas conversaciones quedaron relativamente suspendidas, o en pausa, y nunca llegó formalmente a este ministerio ningún proyecto concreto en relación a eso. Por lo tanto, sólo podemos hablar de hipótesis, pero está claro que aun siendo una hipótesis, si este ministerio tiene que intervenir como corresponde, que va a intervenir, en cuestiones de esta características, lo va a hacer con la normativa en la mano y con todo lo que dice la ley, respecto a los estudios de impacto ambiental, los procesos de participación. Acabamos de ser firmantes como país del Tratado de Escazú y este ministerio está completa y absolutamente predispuesto a responder y a respetar cada una de esas exigencias porque así lo creemos.