ECONOMIA
EL CULTIVO CLAVE, EN US$ 450 LA TONELADA

Baja el precio de la soja y suma presión al dólar en pleno litigio con los holdouts

La cotización cayó 23% en el año y ya se perdieron US$ 1.500 millones en exportaciones, un monto similar al reclamo del fondo Elliott. Cómo impacta sobre la caja y las reservas.

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Por cada dólar que baja la cotización de la soja, Argentina pierde unos US$ 30 millones de ingresos por exportaciones. En las últimas dos semanas, debido al derrumbe de precios, el lucro cesante fue de unos US$ 1.500 millones, estimó Alistair B. Miller, trader de materias primas agrícolas que opera en el mercado de Chicago. Un monto similar al reclamo de los fondos buitre en Nueva York.

Después de llegar al récord de US$ 623 por tonelada en agosto de 2012, el precio se derrumbó a menos de US$ 450 para entrega en agosto, el nivel más bajo desde 2010. Concretamente, la soja perdió 6,48% en un mes y 23,10% en un año.

Mientras el Gobierno busca resolver el conflicto con los holdouts para poder conseguir dólares financieros en el mercado de capitales, la caída de precios enciende una alarma sobre el flujo de divisas que hasta ahora estaba seguro: las exportaciones del complejo sojero. Sólo en soja, este año se preveía una exportación de US$ 22.900 millones, con un precio del orden de los US$ 540 la tonelada, según había estimado el estudio Bein.
Para el Estado, la actual caída de ingresos por exportaciones representa también una disminución de retenciones del orden de los US$ 500 millones.

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La actual volatilidad de las commodities –que abarca también las otras materias primas agrícolas­– obedece a varias razones.
En primer lugar, las precipitaciones y temperaturas ideales de este año en el norte del continente ampliaron la superficie sembrada en Estados Unidos a 34,3 millones de hectáreas, con una producción total de porotos y aceite de unos 90 millones de toneladas, según la última estimación del Departamento de Agricultura norteamericano (USDA) publicada el viernes. Esa cifra revela un incremento del 10% y representa 30% del total mundial, que este año llegará a 283,8 toneladas, cifra récord según la agencia Bloomberg. El USDA, por demás, prevé una cosecha de 87,5 toneladas para Brasil y 54 millones en la Argentina.

Para la temporada 2014-2015, las perspectivas son más alarmantes, puesto que la campaña podría llegar a 100 millones en Estados Unidos, 91 millones en Brasil y permanecería sin cambios en la Argentina, con 54 millones. Michael Cordonnier, director de Soybean & Corn Advisor, calcula que la cosecha local será de 55 millones. En total, el mundo producirá 16 millones más que este año para llegar a un total de 300 millones.

El segundo motivo de la depresión del mercado reside en que este año los rendimientos por hectárea son “sensiblemente superiores a los de 2012-2013”, según Bill Nelson, de Doane Advisory Services.

Después de diez jornadas consecutivas de repliegue –el período más prolongado desde 1981–, los traders del mercado de Chicago no son optimistas con respecto al precio de la soja. Según publicó el viernes la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE) con sede en París: “Los precios agrícolas continuarán retrocediendo durante un año o dos”, debido a un “aumento de producción más rápido que la demanda”, aseguró el secretario general Angel Gurría.

Doble efecto. La caída de precios podría en poco tiempo empezar a cambiar los pronósticos sobre las reservas que podría tener el país en 2015, cuando llegue otro gobierno. Pero en el corto plazo, la caída en la cotización está anticipando liquidación de divisas que el Banco Central aprovecha para acumular dólares. Desde que comenzó la saga con losbuitres tras el no de la Corte Suprema, compró cerca de US$ 1.000 millones. “Están liquidando más y aprovechamos”, afirman en la entidad monetaria.

Si bien buena parte de la soja ya se cosechó, aún resta vender unos 30 millones de toneladas, es decir más de la mitad de la producción. La tendencia no sólo afectará a los sojeros, sino que pone en duda un modelo económico basado en buena medida en un cultivo. Si bien los precios promedio siguen siendo mayores en comparación con los de los 90, alertan sobre la sostenibilidad de una gestión con fuerte dependencia de divisas para la industria y el gasto público.