agencias
Las paradas de producción siguen desafiando el empleo en una semana donde las grandes centrales sindicales –incluido el oficialista Antonio Caló– volvieron a poner el acento sobre el impacto del impuesto a las ganancias y la pérdida de poder adquisitivo.
Ayer, la siderúrgica Acindar informó que paró la acería de Villa Constitución por una semana, y por doce días el tren laminador número 2 hasta el próximo jueves 24, como consecuencia de la reducción del 20% en las ventas. Por este motivo, anticipó vacaciones al personal y efectivizó feriados compensatorios adeudados.
“Nos encontramos frente a un futuro incierto”, aseguraron los directivos de Acindar al portal PuntoBiz, y atribuyeron esas bajas, además, a la menor actividad de la construcción y la industria, en particular la automotriz y la de maquinaria agrícola.
A esto se suma la suspensión de 4 mil empleados de Volkswagen por una semana, desde ayer hasta el lunes 28 inclusive, en la planta de Pacheco, lo que implica la paralización total de la producción en la terminal durante diez días consecutivos.
Por su parte, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, recibirá el lunes al titular de la CGT oficialista, el metalúrgico Antonio Caló, que se sumó al reclamo de la CGT de Moyano y las dos CTA por el impuesto a las ganancias, aunque se estima que no dará lugar por ahora a una suba del piso de $ 15 mil a partir del que se paga este impuesto.
Para el lunes también la CTA de Hugo Yasky tiene previsto movilizarse al Congreso mientras la CGT de Moyano anticipó un paro para principios de agosto.
Por otra parte, el Ministerio de Trabajo intervino esta semana en uno de los conflictos más resonantes de las últimas semanas, el de la autopartista Lear, donde se despidió a 130 empleados. La cartera a cargo de Carlos Tomada ordenó la reincorporación esta semana de veinte de los despedidos y de dos trabajadoras que habían sido suspendidas y estaban embarazadas. Sin embargo, los delegados de Lear denunciaron ayer la connivencia entre Trabajo, la empresa y “una patota del Smata”, el sindicato de metalmecánicos que dirige Ricardo Pignanelli, en una “asamblea trucha” para destituir a los delegados.